Todas las noches que pasaron por tus ojos
se juntan en el cielo.
Una enredadera de estrellas
atrapa a la luna.
Tu mirada contempla la tierra
desde donde no puede
haber mirada alguna.
Repartida en todos los astros estás,
cubierta de todos los astros.
Tu cuerpo es una constelación que todavía no tiene nombre.
Tu nombre es una constelación que todavía no tiene cuerpo.
Te vas alejando,
pero yo también estoy lejos.
Nos encontraremos donde nunca estaremos,
como los ríos que no pueden unirse sin convertirse en un mar.
Nos abrazaremos con los brazos que nos presten los cometas.
Estaremos tan unidos que seremos
una sola persona que muere de soledad.
Tu nombre te traerá a mí otra vez y para siempre,
y el cielo se astillará con nuestros latidos
para que se multipliquen
todas las estrellas.
Seremos tantas galaxias
que Dios tendrá que contar todos los astros nuevamente.