Capítulo 22: El Cráter Valencia

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El movimiento de las olas acunó a Blake en las profundidades del mar

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El movimiento de las olas acunó a Blake en las profundidades del mar. Una luz rojiza brillaba en el cielo a razón de la explosión que habían causado los proyectiles hace algunos minutos. El chico tenía una contusión en la cabeza que lo había logrado incapacitar. Un ruido parecido a un pitido era seguido de los gritos y llantos de alguien a lo lejos.

Y entonces lo recordó.

«Milah» pensó el muchacho, despejando sus pensamientos y nadando hacia la superficie. Tomó una larga bocanada de aire antes de continuar observando a sus dos amigas Juliette y Mei sosteniéndose de su equipaje como si la vida dependiera de ello. Jun acababa de sumergirse de regreso al agua y en lo que respectaba a su quinto miembro, no había rastro de ella.

—¡Sidekick! —exclamó el australiano con una verdadera preocupación en su voz— ¡Anderson contesta!

El joven regresó de vuelta al océano, sin poder ver a través de las olas por ser algo de noche. El agua salada ardía a través de sus ojos, No podía distinguir una silueta como ella así que comenzó a inundarse de terror.

Minutos antes de la explosión, todos habían tomado sus paracaídas y aventado las maletas con el propósito de escapar. Los últimos en el jet habían sido Milah y Blake quienes tardaron en saltar porque la chica a su lado seguía con su gran temor al agua. El de ojos azules recordaba haber tomado la mano de la otra antes de brincar, soltándose en el momento que una pieza del jet golpeó contra él.

Ni siquiera recordaba dónde cayó.

La manzana podrida no pudo aguantar más la respiración, salió a la superficie encontrándose con la dama rodeada por los brazos de Jun. Aunque quisiera ocultarlo, un suspiro escapó de sus labios mientras relajaba los hombros y se aproximaba a nadar junto a ellos. No sabía lo que habría sucedido si no lograba encontrarla.

—Oye linda —le llamó el asiático a la americana dedicándole una sonrisa juguetona— ¿Crees que la herida en mi tobillo atraiga tiburones?

—¡¿Qué?!

La morena empujó los brazos de su amigo, tambaleándose al soltarse y ocasionando sumergirse nuevamente en el agua. Sus compañeras se rieron, contemplando la escena de lejos y viendo como los hombres en vez de ayudarle, se mofaban de ella.

—¡Jun!— exclamó su líder sujetando a la estadounidense de la cintura pero riendo por lo bajo— No hagas eso.

El pelicastaño puso los ojos en blanco y después volteó a ver a su amiga.

—No hablaba en serio Sidekick, él solo basa sus teorías en películas como Jaws.

—¿Disculpa? ¿Viste la mandíbula de ese tiburón? —preguntó el de cabello azabache mientras tocaba su pecho en un gesto ofendido.

Nadaron un largo rato hasta llegar a Valencia, en una playa donde debido a la hora se encontraba vacía. Los cinco cayeron rendidos en la arena; estaban cansados, sedientos y con ganas de comer por no haber ingerido algo en horas. Se escondieron detrás de un callejón vacío entre un local de botes y una tienda de deportes. Ahí los cinco revisaron lo que se había salvado de su equipaje.

Cráter [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora