Día 5

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No sabían el gozo que daban, caminando tomados de las manos. Los dedos entrelazados, el pulgar de Magnus acariciaba la fina palma de Alec. Se pararon enfrente de una tienda de ropa, el ojiazul entusiasmado entró y su chico lo siguió.

Magnus no tenía problema con el tiempo, podía pasarse un día entero viendo ropa, pero ya no le interesaba demasiado. Era Alec quién lo acompañaba antes, el que lo esperaba hasta decidir que ropa le quedaría. Sonrío, su chico había cambiado estos años, pero a decir verdad extrañaba verle con su ropa de antes.

No sintió cuando fue arrestado a los vestidores por su chico.

Solo tomó asiento y esperó a que él saliera.

-Y ¿Qué tal? Es sencillo, no es así? - Alec ya había salido del vestidor, unos pantalones negros, y una camisa azul, que hacía resaltar más sus ojos.

-Estás guapo con cualquier cosa.

-No seas tonto…

-No lo soy, solo digo la verdad.-lo atrajo hacia él, tomándolo por las caderas.

Alec rió y Magnus le besó el cuello.

-Antes...no te gustaba mostrarte cariñoso conmigo…-la expresión de Alec entristeció.- Es más...no querías admitir que estábamos juntos…

Magnus lo miró desde su altura, sentado en el banco de la tienda, delante de los vestidores.

-Era...por Camille...y lo sé, fue algo estúpido...era un…¿enano? No sabía ni lo que quería…-tomó una de las manos de Alec entrelazandola con la suya, besó su mano y luego sus dedos. A Alec se le erizó la piel por el contacto tan cálido de los labios de Magnus.- ahora me da igual lo que piensen. Solo quiero disfrutar contigo al máximo el tiempo que pasemos juntos, sin preocuparme de Camille, de sus amigos...de nadie. Quiero que el mundo se entere que estoy enamorado de la persona más hermosa de esta jodida vida.

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Alec volvió a sonreír. Magnus la agachó para volver a besarlo, pero alguien tocó su hombro.

Alec alzó la vista, y se puso serio al instante, Magnus se giró.

-Hola, pareja. - sonrió Camille.

-¿Qué quieres? -dijo Alec, si las miradas mataran ella estaría ya bajo tierra.

-Vaya, Alec. Que buen saludo.

-Tú no te mereces ni eso.

-Alec…-murmuró Magnus, presintiendo que si no paraba aquello, terminarían mal todos. El ojiazul se mordió la lengua para no discutir más con Camille.- Hola…-dijo Magnus sonriéndole, mientras se paraba del banquillo.

Camille fue y le dió dos besos en la mejilla. Alec hizo morros, y miró hacia otra parte. Magnus no pudo evitar reír, ignorando a Camille.

-¿Ves? Así también te ves guapo.

Ahora fue Camille quién los miró mal, viendo cómo se sonreían y como se miraban.

-¿Algo nuevo? -preguntó Magnus, esperando que Camille dijera porque estaba ahí.

-ah…mm...solo quería pedirte disculpas, ya sabes Mags, por lo del otro día.-se acercó a Magnus y colocó una de sus manos en su pecho.- sabes bien que no soy así, solo que se me fue la cabeza y…

-¿Qué se te fue la cabeza? Yo creo que ya naciste así…- Alec le dedicó una sonrisa totalmente falsa a Camille.

-Oye, querido…-camille rió maliciosa- es mejor que vayas bajando esos humitos que traes , que el hecho de que Magnus te tenga lástima y compasión de que estés a un paso de la muerte, no significa que puedes venir de creído, que yo pena por ti, para nada. Que cuando estés allá abajo él se olvidará de ti y regresará a mi. -camille pudo notar el dolor en los ojos del ojiazul.

Y aquí va de nuevo, Alec ya tenía bastante con estar pensando, casi la mayor parte del día sobre que pasaría con Magnus. El por qué estaban juntos de nuevo. Alec, aparentaba ser seguro delante de los demás, pero en realidad era un chico demasiado inseguro.

Se levantó del banco, tomó su mochila y se fue de ahí, no quería saber nada, ni de Camille, ni de Magnus. Tenía bastante cosas en la cabeza.

-¡Mi vida!- lo llamó Magnus, saliendo de la cafetería- ¡Alec!

Él no se giró y siguió caminando a paso firme. Lo alcanzó corriendo y lo tomó del brazo.

-¡Suéltame! -dijo haciendo un gesto brusco- ve con Camille...tiene razón, ella es mejor, ella no se muere dentro de 11 jodidos días.

Magnus la apretó contra él y lo abrazó fuerte. Tenía rabia por dentro, Alec inseguro Lightwood, le hubiese gustado darle una bofetada para callarlo, pero en más de eso, lo hizo con un beso.

-Cállate, por favor. No sabes lo que dices...no lo sabes, Alexander.

Alec empezó a llorar. Lo que diría a continuación sería lo más duro que ha hecho y seguro sería un error.

-Magnus, es mejor parar con todo esto…-inclinó la cabeza- no quiero hacerte daño...no quiero…

-¿Qué terminemos con qué, Alec? - lo miró acariciando sus brazos, la piel de alec se puso de gallina.-¿No entiendes que no puedo vivir sin ti? -lo rodeó por la cintura y lo acercó más a él- siento no ser el novio perfecto, pero intento aprovechar el tiempo contigo. Por que ahora me estoy dando cuenta de todo lo que hemos desperdiciado, y sí algún día llegas a faltarme, me arrepentiré de no haber  hecho tantas cosas…-intentó sonreír pero sólo logró que le saliera una mueca amarga.- Pero ¿sabes que? Ese día aún está por venir, quedan meses, años.

Las lágrimas de Alec le recorrieron la mejilla y ahí estaban algunas personas viendo ese momento.

-Quiero estar a tu lado, para lo bueno y para lo malo, ¿Entiendes? - dijo Magnus besándole la cabeza.-  voy a despertar, día a día, viendo el amanecer a tu lado, desayunando junto a ti...y otros días soportando a las molestias de nuestros hijos...Alec, no es que quiera, es que sé que voy a envejecer a tu lado…-lo miró directamente a los ojos.- Si no, a lado de ¿Quién lo haría? No hay nadie más...y nunca lo habrá.

16 Días con él .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora