Dimensión humana

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Héctor decidió llevarme a cenar fuera. Le negué muchas veces pero al final tuve que aceptar. Él no era fácil de convencer o quizás yo era demasiado fácil de convencer.

El sitio era muy rústico y se veía desde lejos que era caro. Él me dijo que me sentara en una mesa y que ahora venía él y eso hice.

Observé el lugar. Había muchas personas, bueno, muchas familias. Me gustaba que este sitio estubiera hecho de madera, de alguna forma me recordaba a la cabaña.

Sonreí.

Héctor vino y se sentó en frente mío.

-He pedido tu comida y la mía. Espero que no te moleste, he pensado que te podría gustar -Respondió con una sonrisa.

-Bueno, no tiene importancia. Siempre soy muy indecisa así que quizás lo que hiciste fuera mejor -Respondí y me reí.

El camarero vino y trajo unas copas junto con una botella de vino.

Llenó los vasos y se fue, no sin antes decir que disfrutásemos de la noche.

-Deberíamos brindar ¿No te parece? -Preguntó mientras alzaba la copa.

-De acuerdo -Respondí e imité su acción.

-Por que hayan más días como este -Respondió y juntó su copa con la mía dando un golpecito y bebimos.

Jamás había probado el vino, esta era mi primera vez. Creía que iba a estar demasiado fuerte tal y como se refleja en algunas películas pero la verdad es que este estaba muy suave -O quizás es que en las películas exageraban-.

...

Y como en todo el día, la noche no fue una excepción. Héctor se comportó muy atento conmigo.

Cuando llegamos a su casa él me dejó un cuarto para pasar la noche y me tumbé en aquella cama, demasiado cómoda, tan cómoda que nada mas cerrar los ojos, me quedé dormida.

A la mañana siguiente me desperté y me asusté al no recordar el cuarto, pero poco a poco se me vinieron los recuerdos de ayer y ya me sentí mejor.

Llamaron a mi puerta y avisé que pasara, abrieron ésta y una mujer vestida de blanco con un delantal pasó dentro.

-Hola señorita, ¿Qué le gustaría desayunar? -Me preguntó parada en frente de mí, observándome y esperando por mi respuesta.

¿Cómo sabía que me desperté?

-Hmm... Un café y una tostada estarían bien, gra-gracias -Respondí un poco desconcertada.

La mujer dijo que los iba a preparar y se despidió.

Debo irme pronto de aquí. Esto no... No debería de estar pasando.

Bajé y aquella mujer ya tenía mi desayuno preparado, le agradecí y le dije que me iba a duchar.

En cuanto me duche salgo de aquí.

Héctor se había comportado tan bien conmigo... ¿Tanta pena doy? No quiero ser una molestia para nadie, por eso es mejor irme sin avisar a nadie.

Una vez que terminé agarré mis cosas y me fui de allí, pero al abrir la puerta aquella mujer me preguntó que dónde iba y yo le dije que iba a comprar unos zapatos nuevos.

-Si quieres voy yo, usted puede quedarse aquí -Respondió.

-No, lo siento, pero es que yo quiero unos zapatos que no se venden en cualquier lugar y no se si usted sabrá cuáles son -Me excusé y salí rápidamente mientras escuchaba las voces de aquella mujer quejándose.

Encapuchado『Hoodie』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora