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Beep beep beep

La molesta alarma despertó a Guren, por lo que entre quejidos apartó su cuerpo de la cama.

Aún así, su esfuerzo solo lo logró cambiar de posición: Pasó de estar cómodamente acostado, a sin energías sentado.

Se quedó en esa posición unos minutos. Se levantó, y tuvo una perfecta vista de su Yuu durmiendo tranquilo. Le acarició un poco el cabello y se preparó para salir.

.

Los ruidos de él activo despertaron al a veces madrugador niño, quien se sintió abandonado en esa gran cama.

Una vez en la puerta, buscando que olvidaba, Guren corrió hacia el ruido de los pasitos. Y encontró a su hijo con los ojos muy abiertos, sin sueño.

_¿Te desperté? Ah, lo siento, Yuu. Me tengo que ir ya.

Yuu comprendía eso, pero aún así no quería que su padre se fuera tan pronto.

Guren entendió lo que pensaba y encendió el televisor, buscando entretener a su hijo.

Una vez logrado, se despidió y caminó con las llaves de la casa hacia la puerta.

A trabajar...

_¿Papá?

Guren se dio la vuelta sorprendido, descubriendo a su pequeño enano levantado buscándolo.

¡Se va a enfermar!

_Tengo que salir a trabajar, Yuu- le recordó tratando de mantener su genialidad, como padre Ichinose.

_No quiero.

Yo tampoco quiero, mocoso.

_Ya entonces, ¿que quieres que haga?- preguntó agachándose, sin dejar de tener en cuenta la hora en su reloj.

No quiero que te vayas.

Yuu sin pensar en la respuesta, respondió con su chillona voz infantil:
_Quiero que te quedes conmigo.

El cuerpo de Guren recibió una sobredosis de diabetes-Yuu, y consideró el faltar por unos pocos segundos.

Pensó unos segundos y se calmó.

_Yuu, toma.

Guren extendió su reloj y se lo entregó a Yuu.

_¿?

_Así siempre estaré contigo, voy a cuidarte aunque este lejos.

Yuu abrió sus ojos y corrió a su cuarto alegre.

Me abandonó tan rápido~

_Maldito mocoso-

_Ten.

Guren se agachó y vio que Yuu le estaba extendiendo su peluche de conejito, el peluche del que casi nunca se separaba.

_Yuu, Tú-

_Así siempre vas a pensar en mí- afirmó con voz tierna.

_Ah, sí. Así estaremos conectados, hijo.

YuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora