Incluso en los peores días es posible la alegría

Capítulo 3

Los amigos continuan en el bar, Sarah está sentada en las piernas de Alex; éste de repente detiene a su amiga, ahora borracha.

- Esto no está bien Sarah. Somos compañeros de trabajo.

- Pero a mí me apetece mucho, vamos Alex. Nadie lo sabrá.- Alex deja a su amiga en el sillón y se levanta.

- Lo sabré yo y no podría con eso. Perdóname.- Sarah le mira aturdida, apenas se da cuenta de lo que está pasando. Alex la coge del brazo y la saca del bar.

- Será mejor que te lleve a casa.- Alex pide un taxi, Sarah vomita nada más salir. Al abrir Alex enciende la luz y camina hacia la habitación.

- No...déjame...- Sarah ya ha empezado a hablar en sueños, Alex la tumba en la cama y le prepara una pastilla y un vaso de agua.

- Buenas noches Sarah.- Alex se marcha del apartamento de su amiga, todavía no sabe cómo se ha contenido; el ver a su compañera en ese estado le ha ayudado bastante.

Al día siguiente amanece soleado y caluroso; Alex pone la radio mientras se da una ducha. Cada vez que se mete en el agua caliente recuerda una conversación que su madre tuvo con él cuando era pequeño.

-¿Mami, qué es eso que tienes ahí?- Kate y Alex están en la bañera, Alex señala el pecho de su madre.

-¿Esto cielo?- El pequeño asiente.- Es una cicatriz.

-¿Y te duele mami?

- Ahora no, ¿quieres saber cómo se hizo esta cicatriz?

- Si mami.- Kate está acosumbrada a contar esa historia pero Alexander todavía es pequeño.

- Digamos cielo, que una persona muy mala quiso hacerme daño. Me disparó.

-¡¿En serio?! Le pegaré a esa persona. Nadie le hace daño a mi mami.- Beckett le besa en la frente, Castle y Cosmo están abajo leyendo pero Alex es diferente.

- Estuve a punto de morir Alex. Pero hubo una persona especial que me salvó.

- ¿Quién mami?

- Tu papi cielo, él me salvó la vida. Será mejor que salgamos ya.

Alex cierra el grifo, su madre le ha contado todo desde que empezó como inspectora hasta llegar a ser capitán; por eso no puede salir con Sarah, no quiere meter a su madre en un compromiso.

El olor a café le llena de vida, no hay día que no vaya con una taza en la mano; termina de arreglarse y sale dispuesto a trabajar. Consigue aparcar en la puerta de la comisaría, no ve el coche de su compañera.

- ¡Buenos días!- Alex saluda a sus compañeros, las becarias siempre le miran pero él las ignora. Deja sus cosas en su mesa y toca la puerta del despacho del capitán.

- Adelante.- Alex mira a su madre firmando algunos papeles, cuando levanta la vista se levanta y abraza a su hijo.

- Te he traído un café. ¿Estás muy liada?

- Siempre estoy disponible para ti.- Alex se sienta en el sofá, Kate se sienta a su lado.

-¿Ocurre algo Alexander?- Éste mira su café, debería contárselo, no llegó a pasar nada grave.

- Verás mamá, anoche Sarah y yo estuvimos tomando algo en el bar de papá y bueno...-

-¿Y bueno...?

- Terminamos besándonos.- Beckett no dice nada, cierra la puerta de su despacho y baja las persianas.

-¡¿En qué pensabas?! ¡Sabes que eso va en contra de las normas Alexander Castle!

- Mamá por favor déjame terminar. De repente supe que lo que estaba haciendo estaba mal y la llevé a su casa.

-¿ De verdad?- Kate se echa el pelo hacia atrás, confía en su hijo.

- Bueno, sabes que tu padre y yo salimos juntos cuando yo era detective.

- Lo sé mamá y Gates hizo la vista gorda porque papá no trabajaba aquí, oficialmente. Pero Sarah y yo somos compañeros, no puedo permitirme meterte en un lío.

- Cielo, por mí no te preocupes. ¿Sarah te gusta?- Es la primera vez que madre e hijo tienen esa conversación y los dos lo están llevando muy bien.

- Me gusta mucho mamá. Pero yo no sé si le gusto. No quiero perder lo que tenemos.

- ¿Pero no me acabas de decir que os besasteis?

- Habíamos bebido mamá.

- Bueno, pues habla con ella. Y si empezais algo hazmelo saber, ¿de acuerdo?

- Eres la mejor.- Alex abraza a Kate, el teléfono les interrumpe.

- Es hora de volver al trabajo.- Alex sale del despacho, se encuentra con Sarah. Ninguno dice nada, el nuevo caso es bastante extraño.