Capítulo 7

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Alex no puede pegar ojo, no después de cómo ha tratado a Sarah; ella le gusta mucho y por culpa de su enfado le ha dejado marchar. Son las tres de la mañana y él sigue tumbado mirando el techo; ¿cómo ha podido tratarla de esa forma? Su amiga no le dijo nada y eso le enfurece, eso demuestra que Sarah no tiene ningún interés en estar con él.

Al día siguiente...

El café no le ha servido de nada, Alex bosteza cada cinco minutos; está sentado en su mesa y de vez en cuando se queda dormido.

-¡Alex! ¿Estás bien?

- Hola Leo, he pasado una mala noche.- la becaria se sienta en una silla y mira al detective; se fija en sus ojeras y aún así le parece irresistible.

-¿Te has enterado? Sarah se va a Washington a trabajar.

- Lo sé, ¿puedes dejarme solo?- Leo no insiste más, vuelve a su mesa; Alex no puede trabajar en esas condiciones.

- Siento cómo te he hablado antes Leo.

- No pasa nada Alex. Sé que es porque estás cansado.

- ¿Puedes decirle al capitán que no me encuentro bien?- La chica se sorprende y asiente confundida. Alex pide un taxi y se marcha a su apartamento, deja las cosas y se echa en el sofá.

Tras pasar unos minutos alguien llama a la puerta de su apartamento; a Alex no le queda otra que abrir.

-¡Papá! ¿Qué estás haciendo aquí?

- Yo también me alegro de verte hijo.- Alex se disculpa e invita a su padre a entrar. Le ofrece una cerveza pero Rick pide una coca cola; el escritor bebe un sorbo y deja el bote.

- Alex, tu madre me ha llamado. Kevin me contó lo de Sarah, ¿estás bien?- Su hijo no dice nada.

- Alexander, sé cómo te sientes. Créeme. Yo llegué a pensar que mi mundo se acababa cuando tu madre me dijo que había aceptado su trabajo en Washington.

-¿Mamá trabajó en Washington?

- Pues sí, pero le echaron por hacer lo correcto. El caso Alex, es que yo estaba dispuesto a dejar la ciudad para irme a vivir con ella.

- Papá yo no puedo hacer eso. Mi vida está aquí, el trabajo, la familia...- Castle sonríe, le recuerda tanto a él.

- Alex, ¿sabes qué hice para no perder a tu madre?- Éste niega con la cabeza.

- Le propuse matrimonio pero no para que se quedase. Simplemente no podía vivir con la idea de que iba a perderla.

- Y funcionó. Yo no puedo pedirle eso a Sarah, ni siquiera hemos salido.

- Pero puedes decirle lo que sientes antes de que se marche; vamos Alex.

Sólo falta una hora para que el avión salga para Washington; Alex marca el número de su amiga. No contesta, éste vuelve a intentarlo pero obtiene el mismo resultado.

- No contesta papá. Tal vez deba rendirme y dejarla ir. Después de lo que le dije no creo que quiera hablar conmigo.- Rick coge su móvil y marca el número de Sarah, después de dos pitidos el móvil se descuelga.

-¿Tío? ¿Va todo bien?

- Hola Sarah, todo genial. No cuelgues por favor.- Castle le pasa el móvil a su hijo; éste nervioso intenta hablar.

- Sarah, soy Alex.- un breve silencio se interpone entre los compañeros.

- ¿Alex qué quieres? Ya me lo dejaste todo muy claro.

- Quiero disculparme Sarah, entiende mi comportamiento.

- Pues no, no lo entiendo. Me hiciste daño Alexander, mi vuelo está a punto de despegar.- Alex escucha la voz de una mujer que sale desde un megáfono.

- Sarah, perdóname, de verdad que lo siento.

- Creo que llegas un poco tarde, avisaré a mis padres en cuanto llegue allí. Tengo que irme.

- Sarah yo...yo...- la voz de la mujer vuelve a sonar, es la última llamada a los pasajeros para el vuelo con destino Washington.

- Tengo que apagar el móvil Alex. Nos veremos en vacaciones.- su amiga corta la llamada.

- Te quiero.- Alex mira su móvil , lentamente la rabia invade su cuerpo; Castle, que lo ha presenciado todo no sabe qué hacer.

- Se terminó papá. La he perdido.

Incluso en los peores días es posible la alegríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora