Capítulo 18

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Kate no ha tenido tiempo para hablar de lo que pasó en la comida; ya empezó a sospechar pero pensaba que eran imaginaciones suyas.

Rick está en su despacho jugando al ordenador; Beckett tiene que contárselo, a fin de cuentas, es un asunto de su hijo.

-¿Ya estás perdiendo el tiempo con eso?- Kate señala la pantalla del ordenador, Castle le da al botón de pausa.

- Vamos Kate, he jugado siempre. Cuando esperaba a que cierta persona me llamase porque había un cadáver.- Beckett se sienta en las piernas de su marido.

- Tengo que hablar contigo, ¿puedes escucharme?

- Claro capitán.- Rick le besa, a pesar de los años su inspectora sigue oliendo a cerezas.

- Es sobre Alex y... Sarah.

-¿Todavía están enfadados? Son críos Kate, ya se les pasará.

- No es eso Castle, todo lo contrario. Creo que están saliendo en secreto.

-¡¿En serio?! ¿Alex? ¿Nuestro Alex?

- Richard, que yo sepa sólo tenemos un Alexander; los vi en la comida. Bueno a ellos no, pero nuestro hijo tenía pintalabios.

- ¿Y por eso piensas que están saliendo?

- No lo pienso, lo creo. Y lo peor es que me lo está ocultando, a mí, que soy su madre.- Castle le mira y se ríe, a Kate no le hace gracia.

-¿De qué te ríes?

- Kate, ¿es qué no te suena todo esto? Tú eres el capitán de tu hijo, por eso te lo oculta.

- Pues no es necesario ya que Sarah ya no trabaja en la 12th. Es ridículo.

- Beckett, déjale, son jóvenes. Además, Sarah pronto volverá a Washington.

- Eso es lo que me preocupa. Que Alex va a sufrir.

Mientras tanto en el Old Haunt...

-¡No puede creerme que me lo hayas ocultado! ¡Tía, soy tu mejor amiga!- Sólo se escucha la voz de Rose en el bar, Sarah se temía esa reacción.

-¿Quieres no gritar? Haz el favor de calmarte, no llevamos ni un día saliendo.

- ¿Cómo ocurrió? Cuéntamelo con pelos y señales.- Sarah bebe un poco de coca cola y le cuenta a su amiga casi todo; omite lo del baño.

- Menos mal, por fin habeis abierto los ojos.

-¿Abrir los ojos? No te sigo.

- Sarah, todos nos fijábamos en como os mirábais; nose porqué habeis tardado tanto.- en ese momento un móvil se escucha.

- Es Alex.

- Anda ve, yo te espero aquí.- Sarah se levanta y se va a un sitio apartado, descuelga el teléfono.

-¡Hola! ¿Dónde estás?

- En mi apartamento, no creo que podamos hacer lo que te prometí; lo siento.

- Alex, ¿ocurre algo?- Sarah se teme lo peor.

- No voy a mentirte Sarah, no estoy solo. Aquí hay una chica.- Sarah no puede creerse lo que está escuchando.

-¡Hola Sarah! ¡Hoy duermo en casa de mi tito Alex!- Sarah relaja todo el cuerpo al escuchar la voz dulce de Katie.

- Hola preciosa, ¿puedes pasarme a tu tito?

- Lo siento Sarah. Es que esta mañana he llegado Dylan, el marido de Alexis y hoy querían estar solos.

- ¡Eres un capullo! ¡Casi me da algo!

- No es culpa mía que pienses cosas que no son. De todas formas, ¿quieres cenar con nosotros? A Katie le encantaría.- no es lo que Sarah tenía pensado pero adora a la niña.

- Estaré allí a las ocho. Hasta luego.- Sarah piensa en Alexis, debe de estar contentísima de ver a Dylan después de pasar tres meses fuera; se merecen un rato a solas.

Incluso en los peores días es posible la alegríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora