Capítulo 6

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Sarah no contesta y eso enfurece todavía más a Alex que ahora deja el móvil con brusquedad en su habitación del loft. Sus padres no han tocado, todo sigue igual; Alex se tumba en su cama y cierra los ojos.

-¿Alexander? ¿Puedo pasar?- Éste escucha la voz de su madre, su hijo no dice nada. Beckett se sienta en una orilla; ninguno de los dos dice nada.

- Alex cielo, has dejado preocupado a tu padre. ¿Qué ocurre? ¿Es por Sarah?- Su hijo no contesta, Kate no puede verle de esa forma.

- Mira Alexander, debo decirte algo que Jenny me dijo hace unos meses.- Alex se da la vuelta y mira a su madre, siempre está allí; le hubiese encantado conocerla cuando era detective.

- Sarah es una chica muy especial, ya te conté cómo fue su nacimiento. Fue lo mejor de aquel trágico incendio.- Alex no se cansa de escuchar esa historia, admira a su tío Kevin por construir esa radio.

- Cariño, Sarah es tímida y sensible; pero también fuerte y decidida. Si ella te mintió tendría razón para ello, ¿no crees?

- Mamá, ¿tú por qué le mentiste a papá? Él te dijo lo que sentía por ti y pasaste de él.- Beckett recuerda cada detalle de ese día, el funeral de Montgomery, Castle abalanzándose sobre ella; el hospital.

- Alex, yo quería a tu padre desde mucho antes de que se me declarase pero en ese momento mi vida era muy complicada. Tu padre sólo hizo que me diese cuenta de lo que tenía delante de mis narices.

- Se te declaró dos veces.

- Lo sé. Yo estaba intentando resolver el caso de mi madre.- Alex observa ahora a su madre, se sienta y le abraza.

- Volveré a llamar a Sarah y hablar con ella pero hoy no; ¿te apetece que vayamos a disparar un poco?

- No recuerdo la última vez que cogí mi arma pero vale; vamos a avisar a tu padre.

Tras unos disparos y unas risas entre madre e hijo, Kate y Alex se sientan en una terraza de un bar para tomar algo. 

- No puedo creerme que hayais  crecido tan rápido; hace nada tú y Johanna jugábais a espiar a Cosmo.

- Mamá, no te pongas así. Seguro que Cosmo pronto os dará nietos.

- Ojalá, pero cómo no se de prisa...- El camarero, trae dos cafés con vainilla; Alex mira a su madre, no aparenta para nada la edad que tiene.

- Mamá, ¿cuándo decidisteis papá y tú tener hijos?- Beckett le da un sorbo a su café recién hecho, mira como pasan las personas.

- ¿Decidimos? Alexander, hay algo que no sabeis.- Alex escucha atentamente todo lo que su madre le dice.

- ¡Vaya! Hubo un bebé antes que Cosmo y ahí te diste cuenta de que sí que te veías capaz de tener hijos.

- Más o menos, Alex, yo era muy distinta antes de que tu padre apareciese en mi vida. Sólo me dedicaba a mi trabajo, tu padre puso mi mundo patas arriba.

-¿Y eso es malo?

- Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, de verdad.

Al caer la noche Alex llega a su apartamento, cuando entra y enciende la luz se da cuenta de que hay alguien en su habitación.

- ¡¿Quién eres?! ¡Voy armado!- Sarah se acerca a la luz; tiene los ojos llorosos y no se atreve a mirar a su compañero.

-Sarah, ¿qué haces tú aquí? ¿Cómo has entrado?- La chica quiere hablar pero no sabe cómo decirle lo que le ha ocultado.

- Alex yo...yo...- Las lágrimas vuelven a salir, Alex abraza a su amiga; Sarah adora el perfume de su compañero, le va a echar tanto de menos.

- Sarah, ¿qué ocurre? ¿Estás bien?- Sarah se separa de Alex, tiene que decírselo ya.

- Alexander, me voy.- Alex no entiende nada.

-¡¿Cómo qué te vas? ¡¿A qué viene esto Sarah?!

- Me han ofrecido un trabajo en Washington y lo he aceptado.- Alex no quiere creerse lo que su amiga le está diciendo.

- ¡¿Pero... Cuándo...Te vas?- Sarah nota el enfado de Alex, sabía que esto iba a pasar.

- Me voy en dos días, no te lo dije antes porque tenía miedo.

-¡¿Miedo?! ¡¿De qué?!

-¡Pues de esto Alexander! ¡Me estás gritando!- Alex cierra los ojos y respira tres veces, la chica que le gusta desde hace años le está diciendo que se va; ¿qué se supone qué debe hacer?

- Lo siento Sarah, pero tenías que habérmelo dicho antes. No creo que pueda perdonarte.

- Alexander por favor, no me hagas esto. Eres mi mejor amigo.

- Ese es el problema.- Alex suspira y se toca el pelo, está a punto de estallar; su saco de boxeo lo tiene en su cuarto para hacer gimnasia.

- ¿A qué te refieres? Alexander, ¿qué pasa?

- Nada Sarah, será mejor que te vayas; no estoy para discutir.- los dos se miran sin decir nada, muchos sentimientos están en el aire; Sarah se seca las lágrimas y se marcha.

- Espero que puedas perdonarme, adiós. Alex.

Incluso en los peores días es posible la alegríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora