Capítulo 20- Hermanos.

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Después de los fuegos artificiales, SeokJin y NamJoon llevaron a los demás a sus respectivos departamentos.
JiMin iba de lo más feliz sentado al lado de Min YoonGi, escuchando las risas y bromas de sus amigos.

––Gracias por traerme, Jinnie, adiós chicos. –– se despidió el rubio cuando llegaron frente a su edificio.

––Adiós JiMinnie. –– murmuró YoonGi apretándole la mano al menor haciéndolo sonrojarse.

Park bajó del coche con una sonrisa tonta en el rostro, estaba muy feliz. El recuerdo de los delgados labios de su hyung sobre los suyos aún estaba fresco en su memoria, y lo hacía sentirse en el paraíso.
Había sentido calma y emoción al besar al pelinegro, y eso era algo que nunca había sentido.
Estaba acostumbrado a que las personas lo buscaran por sólo un revolcón, nunca querían una relación seria, querían algo fugaz que no los atara a nada ni nadie.
Pero tenía el sentimiento de que con Min sería diferente.
El pelinegro no sólo leía sus mensajes, lo entendía y lo ayudaba, le daba consejos y dejaba que le contara sus problemas así como JiMin dejaba que YoonGi se expresara con él.
Habían empezado como simples extraños que habían comenzado a hablar por una red social, pero con el tiempo, habían llegado a conocer hasta el más pequeño detalle el uno del otro.
Min sentía el impulso de contarle todo lo que había pasado a JiMin en su vida, el origen de las cicatrices de sus costillas y sus pesadillas, pero también sabía que antes de contárselo al pequeño de mejillas adorables, eran sus mejores amigos a los que les debía una explicación primero.
Ambos chicos le habían preguntado múltiples veces por sus ojeras, por sus ojos hinchados y rojos y por sus días de mal humor.
Lo habían soportado cuando les había gritado, cuando no había querido hablar y cuando había cancelado varias salidas que tenían planeadas.
Min YoonGi tenía los mejores amigos que jamás podría desear.

––¿Se quedan conmigo? Necesito hablar con ustedes. –– dijo el pelinegro cuando estaba por bajar del coche mirando a los menores.

––Sí, claro. –– respondió HoSeok un tanto extrañado debido a la repentina acción de Min.

Los tres muchachos bajaron despidiéndose de los demás con una sonrisa.
Subieron al departamento del mayor hablando acerca de cómo se habían llevado con los amigos del rubio, y para fortuna de todos, se habían llevado de maravilla.
Min abrió la puerta y dejó pasar a sus amigos para después entrar y cerrar la puerta tras él.

––¿Quieren café? –– preguntó al saber que les esperaba una plática larga.

––Sí, por favor. –– respondió NamJoon y al ver que el de cabello anaranjado no se negaba, el más pálido entró a su cocina para preparar 3 tazas de café.

Escuchó a sus amigos hablar mientras ponía azúcar a la bebida, y sus ganas de contarles todo lo que había sucedido aumentaron más y más con cada segundo que pasó.
Se las arregló para llevar las 3 tazas al salón donde sus amigos lo esperaban.
Le hicieron un hueco en el medio de los dos y tomaron un trago del líquido mientras YoonGi respiraba profundamente.

––Verán... Les debo una explicación.

––¿De qué? –– preguntó confundido Jung.

––De todo, de porqué soy tan idiota aveces, porqué siempre tengo sueño, porqué aveces llego a la universidad con los ojos rojos. –– Los ojos de NamJoon se llenaron de confusión y miedo a la vez.

––Oh Dios Min, no me digas que te estás drogando. –– el mayor no pudo evitar que una suave risita se le escapara de los labios al escuchar esas palabras.

––No, Nam, no me estoy drogando. –– respondió YoonGi con una sonrisa débil. ––Tengo pesadillas.

Los menores fruncieron el seño, el pelinegro no los culpaba por ello, era difícil e ilógico hasta para él.

––Hombre, todos las tenemos Min. –– respondió HoSeok confundido.

––Lo sé, pero las mías, son acerca de esa noche. –– respondió haciendo énfasis en la palabra "esa" ––Cuando las tengo, me quitan el sueño, despierto temblando, con sudor frío y una sensación horrible. –– explicó apretando su taza entre sus manos con la esperanza de que éstas recibieran un poco de calor, además de querer calmar los temblores.

––¿Por cuánto tiempo las haz estado teniendo? –– preguntó NamJoon.

––Desde que salí del hospital. –– respondió bajando la vista hacia el suelo.

––¿Por qué no nos lo habías dicho? –– HoSeok cuestionó con una mueca, no porque le doliera que Min no se los hubiese dicho antes, si no porque le dolía saber que su amigo había sufrido al tener que lidiar con eso solo.

––Porque no quería preocuparlos... Pero de lo que quiero hablarles es de otra cosa...

––¿De qué? –– YoonGi tomó aire antes de comenzar a contarles la historia que tanto le dolía y que le quemaba la garganta y el pecho.

––Esa noche yo había salido a tomar con algunos amigos, estábamos pasándolo bien cuando me llamaron. Salí para contestar y era el capullo que metieron a la cárcel... Él... –– respiró hondo antes de proseguir. –– secuestró a mi hyung porque yo me había negado a pelear con él.
Me pidió que fuera a un callejón para pegarme, pero se le salió de las manos la situación y uno de los chicos que iba con él le disparó en el riñón a mi hermano. Yo lo escuché todo, escuche los gritos y el disparo maldita sea. –– las lágrimas ya comenzaban a salir sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.
Sus amigos lo abrazaron y no lo forzaron a seguir, dejaron que llorara y cuando estuvo listo, continuó.

––Corrí hasta mi coche pero al cruzar la carretera me atropeyaron. El resto ustedes ya lo saben. –– sus amigos no tenían palabras.

Sabían que el hermano mayor de YoonGi estaba muerto.
Habían llorado junto a la familia Min en su velorio.
Él era un chico que siempre los había ayudado, que había sido su amigo y que había actuado como familia para ellos dos.
Les había dolido, no podían creer que se hubiese esfumado como humo en el aire.

––Y les debo una disculpa, porque sé que ustedes lo querían y admiraban, y merecían saber la razón de su muerte tan pronto como se enteraron de la misma, pero yo no estaba listo. No estaba listo para revivir ese infierno,  no podía. –– sollozó el mayor mientras sus amigos buscaban las palabras adecuadas.

¿Qué se dice en estos casos?

––No puedo decir que entiendo lo que sientes, YoonGi, pero sí puedo decirte que no necesitas disculparte, porque nunca estuvimos enfadados.
Entendemos que era doloroso para ti, y que lo sigue siendo, así que no pidas perdón. –– dijo el de hoyuelos sobándole la espalda.

––Además, sabes que estamos aquí para lo que sea que necesites, hyung, si quieres hablarnos, a cualquiera de los dos, o a los dos para hablar en medio de la noche por una de tus pesadillas, hazlo, siempre estaremos allí. –– continuó Jung haciendo lo mismo.

Los ojos de los 3 comenzaron a lagrimear y se permitieron un abrazo.
No era un simple abrazo, era uno que los hacía sentir acompañados, protegidos, cálidos y parte de algo.
A pesar de que no eran hermanos de sangre, siempre lo serían por elección.
Cuando aquellos tres chicos decidían algo, nada ni nadie podría cambiarlo.
Y ellos habían decidido ser hermanos.

El chico de Instagram. (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora