Capítulo 49- Final.

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Antes que nada, quiero decir que esto es necesario.
La preparatoria es más difícil de lo que pensé, me dejan cantidades ridículas de tarea, y ya no tengo tiempo para escribir, pero no se sentía correcto dejarlas sin un final... Gracias por haberme acompañado en esta historia ❤️

––Shhh... –– susurraba JiMin mientras acariciaba el cabello de YoonGi, que estaba apoyado en su pecho, con lágrimas secas en las mejillas y los ojos inflamados de tanto llorar.

El pelinegro estaba intentando dormir, había tenido un momento a solas con cada una de las personas que habían ido a verlo, y por fin era el momento de JiMin.
Amaba a sus amigos y a sus padres con locura, claro que lo hacía, pero en esos momentos, sentía que sólo el menor podría calmarlo.

––¿JiMin?

––¿Sí?

––¿Podrías cantar para mí?

JiMin se quedó en silencio unos segundos antes de empezar a cantar.
Sin duda, la voz del pelinegro era el sonido más dulce que Min había escuchado jamás.
En poco tiempo, YoonGi se quedó dormido, recostado en el pecho de JiMin.
Estaban ambos acostados en la cama de hospital, por lo que tenían el movimiento un tanto limitado, pero no les importaba, no era como que quisieran alejarse el uno del otro.

Park contempló el rostro de YoonGi mientras dormía, y después de muchas horas de aguantarselo, por fin se permitió llorar.
¿Por qué las peores cosas tenían que pasarle a las mejores personas?
¿Por qué al chico que amaba el básquetbol?
¿Por qué al chico más dulce del mundo?
¿Por qué a él?
JiMin intentaba controlar sus sollozos, pues no quería despertar a su novio que ahora se veía como un niño pequeño, abrazándolo por la cintura con fuerza, como si temiera que el pelinegro se iría. Por supuesto que él no haría eso.
Comenzó a acariciar su cabello mientras contemplaba su rostro, pensando en lo lindo que Min se veía al dormir.

"Eres un chico fuerte, claro que lo eres, y vas a superar esto, vas a estar bien, vas a luchar, porque eso es lo que tú haces Min YoonGi, tú luchas, porque eres demasiado terco como para rendirte cuando quieres algo, y vas a querer volver a jugar básquetbol, vas a querer librarte de esta última cicatriz que aquel cabrón te dejó... Sí, definitivamente, vas a superar esto."

Pensaba JiMin mientras lo veía dormir.
Se escuchó la puerta abrirse, pero JiMin no se inmutó, cualquier cosa o persona que estuviese entrando por esa puerta no era más bonita que el rostro de YoonGi.

––Oh, lo siento JiMinnie, sólo vine a ver si quieres algo de comer. –– se disculpó la señora Min bajando el tono de su voz al darse cuenta de que su hijo estaba dormido.

––No, muchas gracias señora Min. –– respondió con gentileza el pelinegro.

La señora Min se quedó en silencio, contemplando a su hijo.
JiMin podía ver muchas cosas en sus ojos.
Podía ver furia; porque aquel hombre le había quitado la felicidad a sus dos hijos, tristeza; porque ahora su hijo no podía hacer lo que más amaba en el mundo, melancolía; un sin fin de emociones que debían estar atormentando el corazón de aquella pobre mujer, y JiMin no sabía que decir para consolarla, pues él estaba sintiendo lo mismo.

––¿Quieres quedarte esta noche? Puedes quedarte siempre y cuando esté un familiar con ustedes, y hoy el padre de YoonGi tendrá que ir a hablar con su jefe para que le dé días libres y así pueda cuidar de Yoonie, pero desde que trabaja en el turno de noche, no hay otro horario en el que pueda ir a hablar.

––Sí, me gustaría, muchas gracias. –– le sonrió a la mujer.

Ella le devolvió una sonrisa triste para después salir de la habitación.

...

YoonGi despertó en medio de la noche, aún acostado en el pecho de JiMin.
Se movió lentamente para no despertar al pelinegro, queriendo quitar su peso del brazo de Park, que ya debería estar más que entumecido.
Se apoyó sobre uno de sus codos y se quedó así, contemplando a JiMin.
Park era un hombre realmente guapo, de buen cuerpo, carismático y cariñoso, cualquiera querría tenerlo, y él podría tener a quien quiera que el quisiese, y él, Min YoonGi, estaba a punto de amarrar a un hombre tan magnífico como él a su lado, a una relación llena de complicaciones. JiMin no merecía eso.

Lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras se mordía el labio con fuerza para no sollozar.
Cerró los ojos, tratando de calmarse al controlar su respiración, cuando de pronto sintió paz.
Fue cómo encender un foco, así de rápido, dejó de llorar y sintió algo cálido dentro de si.
Lo que pasó a continuación, YoonGi nunca podría explicarlo, fue demasiado irreal, y si lo hubiese escuchado de otra voz, jamás lo hubiese creído, pero comenzó a escuchar la voz de su hermano dentro de su cabeza, no fueron más que dos rápidas palabras, pero fueron suficientes, más que suficientes para calmarlo.

Estarás bien.

Min se quedó en shock por unos segundos para después sonreír con melancolía. Le hacía falta su hermano mayor.

Movió con delicadeza el brazo del pelinegro y ahora él lo abrazó.
JiMin se movió un poco, pero de inmediato enterró su cabeza en el cuello de YoonGi, este podía sentir su respiración en su cuello, haciéndole cosquillas, y sonrió.
Iba a estar bien.

...

Después de una semana de observación, a YoonGi se le permitió ir a casa.
En este periodo de tiempo, JiMin, sus padres y sus amigos habían estado siempre con él, apoyándolo y haciéndolo reír cuando más lo necesitaba.
El día que salió del hospital, JiMin y sus padres fueron a recogerlo para después llevarlo a su departamento.
Cambiarse en el hospital había sido un tanto incómodo, y no había podido evitar sentir frustración al no ser capaz de ponerse la camisa solo, pero Park bromeó y le sacó una sonrisa diciéndole "Al menos ahora tengo una excusa para verte sin camisa" lo cual había aligerado bastante el ambiente para ambos.

Cuando llegó a su departamento, sus padres dijeron que irían a comprar algo de comer para todos, y que mientras tanto, los jóvenes podrían limpiar un poco la casa.
Así pues, la pareja puso música a todo volumen y comenzaron a limpiar entre risas y bailes.

––Me veo ridículo bailando si me comparas contigo. –– se quejó Min mientras veía a JiMin bailar en la sala.

––Entonces no lo hagas. –– respondió el pelinegro en una risita.

YoonGi se acercó a él con una sonrisa y acunó sus mejillas en las palmas de sus manos, dedicándole una sonrisa.

––JiMinnie...

––¿Mmm?

––Vivamos juntos. –– el pelinegro abrió los ojos ante la sorpresa.

––¿En serio?

––Sí, bueno, si tú quieres, claro...

––¡Por supuesto que quiero!

JiMin esbozó una gran sonrisa para después abrazar la cintura del rubio y darle un beso.
Ambos sonrieron en medio del beso, sabiendo que ése era el comienzo de su vida juntos.
Porque eso era lo que querían, era con lo que secretamente habían soñado desde que se conocieron, ¿Cómo se verían al despertar? ¿Y recién bañados?
Querían conocer todo acerca del otro, y estaban felices de poder hacerlo.

Porque se amaban más que una herida.
Se amaban más que las peleas.
Se amaban más que los problemas.
Y ese día, se prometieron que así sería siempre.

El chico de Instagram. (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora