Capítulo 13

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Las nubes se agrupaban sobre la cabeza del chico que estaba volviendo locos a sus padres. Marshall caminaba desesperadamente sin rumbo alguno pero con la mente puesta en escapar cuanto antes de allí. Ya se había alejado bastante de la casa pero no le bastó hasta llegar al final el bosque, en donde no conocía ni un árbol. Se sentía libre al ver las hojas moverse con el viento y no sentir el frío de su habitación. Los árboles eran tan altos, las ramas parecían brazos que se abrazaban unas a otras. 

La luz del sol, opacada por las nubes oscuras se colaba con dificultad por entre los árboles llegando a alumbrar sus pies. El tiempo parecía indicar que llovería en un rato. Lo sabía por las horas sentado frente a la pequeña ventana y también recordaba haber escuchado a Lucile decir que el pronóstico anunciaba tormentas para toda la semana. Marshall se enfocaba en idear dónde dormiría si eso era cierto. Pero antes había pensado en caminar todo el día y toda la noche hasta encontrar un lugar seguro, pero no podía hacerlo si tenía la lluvia acechándolo. Así que pensó que lo mejor era esperar hasta ver algo confiable y que por supuesto no lo delatara. Pero nada bastó para que grandes gotas comenzaran a caer golpeando el suelo y alertándolo haciéndolo correr. 

 

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Beatrice y Nicholas estaban sentados frente a Elton Jobs, el psicólogo de su hijo. Habían estado en silencio por más de diez minutos a pesar de que la mujer había estado desesperada momentos antes. Al ver el rostro del doctor, pudo tranquilizarse. 

Nicholas tosió rompiendo el silencio y dirigiéndose a Elton dijo- Necesitamos su ayuda.

El casi peliblanco lo miró sin entender a que habían ido- Dígame-. Cruzó sus manos sobre la mesa de madera oscura que resaltaba en toda la sala.

- Marshall escapó anoche, no sabemos a dónde fue, necesitamos que nos ayude, que nos de indicios de a dónde pudo haber ido- explicó lo poco que sabía de todo lo que estaba pasando, pero más allá de todo, lo más importante.

Su hijo psicópata había desaparecido. El niño que mató animales, que dañaba a las personas, que jugaba con fuego, su propio hijo que necesitaba estar con sí mismo, escapó. Aunque no lo reflejara, Nicholas estaba preocupado por él.

Elton se sorprendió al escucharlo, pensó que se trataba de una equivocación, que tal vez estaría escondido en su casa, esperando a quedarse solo o querer preocupar a sus padres. Pero pronto se dio cuenta de que no era así, Beatrice demostraba sincerida, desespero por la situación. Quiso hablar y tranquilizarlos de algún modo, sus palabras eran como una caricia en ese momento.

- Es muy normal que a la edad de su hijo quieran tener un tiempo a solas, y los distintos jóvenes lo manifiestan de diferentes maneras, puede ser escapando, como fue el caso de Marshall; Alejándose en sentido emocional, es decir, dejando se relacionarse con sus seres queridos o incluso las personas más cercanas a ellos. Yo entiendo que estén muy preocupados por él, pero no se desesperen en este momento, tal vez regrese, muchos vuelven a su hogar y a su vida normal luego de que consiguen meditar y estar solos.- habló con serenidad Elton. Parecía que había logrado que entiendan algo de lo que quería transmitir.

Nicholas asintió, sabía a lo que se refería. Beatrice estaba muda y perdida en sí misma.

- ¿Usted me está diciendo que Marshall, un chico con problemas mentales, escapó porque quería estar solo?- preguntó frunciendo el ceño.- Mi hijo está solo todo el día, doctor. Él está solo en su habitación, encerrado, sin siquiera dirigirnos la palabra cuando le hablamos. Yo no se como serán esos otros jóvenes que usted dice, chicos que normalmente se aíslan para tener tiempo con sí mismos. Sé que ha tratado con esos jovencitos, que le han contado de sus vidas, que se abren y cuentan sus problemas, y que por eso diga que nuestro hijo está pasando por lo mismo que ellos. Pero entienda una cosa doctor, ¡mi hijo no es como ellos, mi hijo no es normal!- exclamó Beatrice haciéndose entender.

Elton no hizo ninguna mueca, ni se inmutó cuando la mujer hacía ademanes a la vez que elevaba el tono de voz. Estaba acostumbrado a cosas peores. Pero nunca, en toda su carrera, había tenido un paciente que decidiera irse de su hogar, escapar. 

- La entiendo Sra Derricks- contestó el doctor-, sé que está muy angustiada, y sé que su hijo es especial, pero no puedo hacer nada desde mi puesto como psicólogo. Yo... Sólo di mi punto de vista- se quitó lo anteojos y se dirigió a Nicholas-. Y con respecto a lo que me ha planteado Nicholas, no está en mi poder dar indicios de cosas que Marshall me ha confiado, soy un hombre muy serio en relación con mis pacientes y no quisiera fallarles y perder la confianza que ellos mismos han creado.- corrió hacia atrás la silla haciendo un ruido casi sordo al hacer rose con el suelo de madera y se puso de pie- Lo siento mucho, y quiero decirles que me complazco si les ayudé de alguna u otra forma.

Elton dio por terminada la conversación, sin embargo los padres de Marshall seguían sin comprender porqué su hijo estaba en esta situación. Entendían cuál era el motivo por el cual el doctor no les pasaba información de las terapias con su hijo. Pero ellos al igual que Elton sabían que en algún momento volverían a acudir a él.

Lejos de los árboles, lejos del bosque y empapado por la incesante lluvia, se encontraba el pelirrojo

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Lejos de los árboles, lejos del bosque y empapado por la incesante lluvia, se encontraba el pelirrojo. Elton debe estar decepcionado, pensó, si es que se ha enterado. 

Luego recordó la histeria de su madre por llamar al médico para cualquier ocasión y se encogió. Si sus padres eran calmados como solían aparentar con él, entonces no habría escándalos. De todos modos, les había hecho un gran favor al escapar. Él era un niño loco. 

El viento era cada vez más intenso, los postes se balanceaban y parecía que caerían si la tormenta empeoraba. ¿Qué estaría haciendo ahora si estuviera en su casa? Seguramente acostado contando las manchas en el techo de su habitación o quizá sentado frente a la ventana viendo una vez más la lluvia y la casa a la que admiraba por su simpleza. 

De repente su vista se aclaró y vio, en la tierra llana, con pastos bien alineados y un hermoso aura alrededor, lo que había estado esperando.


MarshallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora