El matrimonio Derricks volvía a su casa luego de hablar con Elton Jobs.
Nicholas desviaba la mirada cada unos minutos para ver a su esposa, sus expresiones perdidas, como si esperara que hablara. Beatrice estaba tan pálida como desesperada. Era un vaso lleno, solo faltaba la gota para rebasarlo.
Todo era tan difícil de comprender para ellos. Marshall estaba en un lugar que ellos no conocían. Su hijo se había ido.
- Cariño...- rompió el silencio. Beatrice no dijo nada, pero hizo un gesto asintiendo.- Necesitas descansar un poco, yo me encargaré de hacer la denuncia y de comunicarlo a la policía. No quiero que te estés mal, haremos algo.- giró la mirada y allí estaba, su amada esposa echa pedazos.
- No puedo creer que se haya ido- comenzó-. Él era mi bebé. Lo destruí, hice lo posible para que no se comunicara con el mundo, y cuando vio la puerta abierta se fue. Se que no volverá y eso me rompe.- sollozó abrazándose a sí misma, queriendo contenerse.
Nicholas no dijo nada, solo conducía mirando la carretera empapada y las gotas que caían contra el vidrio parabrisas. Su corazón se hacía débil al ver a su mujer en esas condiciones.
- Él es mi niño, lo tuve en mi vientre, lo di a luz y ahora lo perdí por no ser comprensiva...- Beatrice sentía que esas palabras la estaban ahogando. Nicholas iba a responder pero ella continuó interrumpiéndole- Nunca me sentí tan culpable como ahora, siento pena por la madre que he sido, pero a la vez se que no pude dar más que eso, él estaba mal y yo solo terminé por empeorarlo. Nunca olvidaré su rostro cuando lo encerré por primera vez en su habitación y le dije que no podría salir de allí hasta que esos problemas en su pequeña pero brillante mente se resuelvan, sentí que estaba haciendo lo correcto- hizo una pausa y miró a su esposo que solo conducía y de vez en cuando la observaba de reojo- pero él nunca me va a perdonar por ello.
Se acercaban cada vez más a su hogar, donde ni siquiera estaba Lucile, ya que tenía el día libre. El matrimonio destrozado se resolvía a continuar con la guerra contra ellos mismos, sabían que su hijo estaba dolido y que no volvería a casa por su cuenta. Las vacaciones que ellos estaban planeando por tanto tiempo estaban en el pozo que ellos mismos cavaron, al igual que todos los sueños que propusieron para vivir en armonía, pensaban llevar a Marshall a dar un paseo a su lugar favorito de niño. Cada una de las cosas que habían planeado no existían, o mejor dicho estaban tapadas por la gran nube de tormenta que vieron venir pero que ignoraron.
- ¿Sábes acaso cómo se siente no ser una buena madre?- Nicholas la observó pasmado, pero Beatrice observaba a la carretera sin despegar los ojos de ella.
El pasto estaba crecido cerca de los alambrados y las cercas aunque en el centro se encontraba perfectamente podado, sin uno más largo que otro. La casa, rodeada de flores de llamativos colores y de distintas formas y tamaños, daba la impresión de que la gente que la habitaba tenía muy buen gusto. Y aunque la lluvia no cesaba y se acercaba una gran tormenta, la hermosa casa se mantenía rodeada de un aspecto alegre y soleado que parecía protegerla de todo mal.
EL joven pelirrojo miraba atentamente cada detalle, sin despegar los ojos de la casa que había estado observando a través de una pequeña ventana durante tanto tiempo. No podía olvidar todo lo que había pasado, y mucho menos ahora que todo se estaba saliendo de control. Él sabía que estaba haciendo lo correcto, lo que a él lo estaba curando de una enfermedad mental que todos decían que tenía, y no se arrepentía de la decisión que había tomado.
Dudaba en si golpear la puerta o solo admirar aquella fantasía. Su corazón se aceleró al dar un paso hacia adelante. Se acercó hacia el pequeño camino rodeado de flores que conducía hacia la entrada, a una puerta de madera blanca. Estaba tan cerca, sus sentimientos se encontraban mientras más pensaba en aquello. La lluvia estaba disipándose, el sol salió, todo pareció pasar tan rápido que por un momento no sabía si estaba soñando o de verdad estaba en aquella casa alejada de la suya.
De pronto sintió unos pasos, una niña salió corriendo de la parte trasera de la pequeña vivienda, por un jardín tan bello como ella. Marshall la siguió con la mirada cuando pasó por su lado como si no estuviera. Estaba tan maravillado con su belleza, verla de cerca y saber que no estaba soñando. Él de verdad había escapado de su casa, había atravesado el bosque y allí estaba. La ventana de su habitación jamás había existido para él, sus ideas de que jamás la conocería se habían disipado.
De repente, como si todo se hubiera puesto negro, Marshall cayó al suelo, estrellándose contra una de las piedras que allí estaban. Él estaba allí escuchando los pájaros cantando luego de una tormenta, pero a la vez estaba sumido en un oscuro precipicio.

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Marshall
Misteri / ThrillerMarshall Derricks, un chico con problemas mentales, decide rehacer su vida escapando de su casa y adentrándose en una peligrosa aventura con una pequeña niña de ocho años que pondrá su futuro en una terrible situación. "A veces puede parecer que el...