Unum

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Había estado arreglándome para salir esta tarde con Jimin. Me puse un vestido amarillo de tirantes y zapatos no tan altos. Me maquillé poco para que se viera natural y dejé mi cabello suelto.

—te ves hermosa, Dae—dijo sin dejar de mirarme recargado en el marco de la puerta.

—tú también, Jimin. Te ves guapo

Rodeó mi cintura y ambos salimos de la habitación. Fuimos a caminar a una pequeña plaza, Jimin era un chico que le gustaba caminar todo un día junto a mí tomando mi mano y hablando de cosas irrelevantes.

—te ves más delgada, amor—lo que decía era verdad. Había bajado de peso estos días y no había sido mi intención. No había cambiado mi dieta y no hacia demasiado ejercicio. Sin embargo Jimin sonaba preocupado.

—¿me veo mal?

—no, claro que no. Como sea te ves increíble—me pegó más a él y besó mi mejilla.

Comenzamos a tener hambre y fuimos a un pequeño restaurante de la zona.
Ahí pedimos nuestra comida y la trajeron bastante rápido. Se veía muy rico.
Comencé a comer de mi plato, pero notaba que Jimin no dejaba de ver mis brazos con algo de preocupación.

—¿eso es nuevo?—señaló uno de mis brazos con sus palillos.

Miré mi brazo. Tenía tres pequeños moretones entre el antebrazo y el codo. Miré mi otro brazo. Ahí había dos moretones en el antebrazo. Miré a Jimin.

—no es nada, amor. No te preocupes

—¿que te pasó? Yo no te dejé eso, ¿verdad?

—no, no es nada

—¿te golpeaste?

—probablemente, no te preocupes. Solo es un moretón—intenté tranquilizarle.

—Dae, en total son cinco, no es solo un moretón

—Jimin, estaré bien. No pasa nada

Jimin dejó de hablar, se relajó más y siguió con su comida. Aún así, yo me sentía un poco incómoda, la gente me volteaba a ver y veía mis brazos. Después veían a Jimin con algo de odio en sus ojos, de seguro pensando en que él había hecho esos moretones. Algunos lo miraban con un poco de asco pensando que las manchas en mi cuerpo eran otra cosa.

«tápate, niña» fue lo que dijo una anciana antes de salir por la puerta de entrada del restaurante. Bajé mi cabeza con vergüenza.

—¿Jimin, podemos irnos?—pedí en voz baja. Apenada.

—¿no te gustó la comida?

—no, no es eso. Es solo que...estoy un poco cansada.

—está bien, lo que quiera mi princesa. ¡Camarero!—llamó al joven de uniforme y pidió la cuenta.

Yo me levanté de la mesa y me adelanté a salir, esperé a Jimin en la puerta. Este llegó después de unos minutos y ambos salimos del lugar. Me abrazaba a mí misma tapando con mis manos los moretones de mis brazos. Jimin rodeó mi cintura y me acercó a él.

—¿que tienes?—preguntó después de unos minutos que salimos del restaurante.

—nada, no tengo nada.

—¿dije algo?

—no, Jimin. No eres tú

—¿entonces quien?

—es que...no quiero que estés preocupado por mí, no tengo nada. Y también...una anciana te vio con desprecio. De seguro pensó que tú...me habías golpeado.

—no le hagas caso. Y, ten en la cabeza que yo nunca haría eso. Nunca.

—te quiero—lo abracé.

—yo más.

[.....]

Jimin desabrochó mi sostén y lo aventó. Comenzó a pasar sus manos por mi espalda mientras yo reposaba mi cabeza en su hombro y abrazaba su torso. Dejó una de sus manos en mi espalda, tentaba algo, no sé que.

—¿Dae, que es esto?—preguntó preocupado.

—¿que es qué?

Se separó de mí, fue a encender la luz y volvió a sentarse frente a mí.

—date la vuelta—obedecí. Me di la vuelta y él volvió a posar sus manos en mi espalda—son como ronchas. Pequeñas ampollas.

—me di la vuelta a verlo—. Jimin.

—¿que te está pasando, Dae? Me preocupas demasiado.

—no me pasa nada, amor. Tú continúa con lo que estabas haciendo.

[.....]

Me desperté, tallé mis ojos y pasé una mano por mi cabello.
Varios cabellos se quedaron en mi mano. Fruncí el ceño y volví a pasar una mano por mi cabeza. Esta vez, una cantidad más grande quedó entre mis dedos. Abrí mis ojos como platos, me giré hacia mi almohada y esta, tenía varios cabellos en ella.

—¡JIMIN!








Editado: 20 / 07 / 2019

Enfermedad Se Escribe Con C | P.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora