El beso delatador

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Rompí aquel beso de pura pasión y amor. No esperaba verla aquel día. Fue un verdadero placer encontrarla frente la catedral. Pero por dejarme llevar por el impulso del momento, delaté con aquel beso, nuestra hermosa relación que en aquel momento era secreta. Amanda y Enrique quedaron petrificados en la distancia observando cómo una mujer hecha y derecha besaba a su pequeña. Recuerdo la mirada horrorizada de Noa cuando descubrió a sus padres mirándonos. Yo no sabía qué hacer, había comprometido a mi peque por no controlar mis impulsos.
Media hora más tarde estaba sentada en el sofá de la casa de Noa con ella a mi lado y sus padres delante.
-Amanda, cariño. Si son felices da igual su género. -argumentó Enrique. Finalmente la hizo entrar en razón y el género dejó de ser un problema rápido, pero no la edad. Se escandalizaron al saber que le llevaba casi 7 años a su hija, sobretodo Amanda que me echó de su casa al grito de pedófila ordenándome que me alejase de su pequeña. Pasaron semanas sin saber nada de ella. Dejé de comer, dejé de dormir hasta que caí gravemente enferma y me dieron la baja. Dani, mi mejor amigo, vino a cuidarme en cuanto se enteró. Estuvo a mi lado cada tarde cuando salía del trabajo, dormía conmigo y se preocupaba por mi alimentación. Dos semanas después volví al trabajo incapaz de tener tanto tiempo libre. Fue cuando me encontré a Enrique esperando en mi consulta. Venía a hacerse unas pruebas y no sabía que yo era la doctora.
-¿Cuándo conociste a Noa?-preguntó cuando ya le había dado los resultados.
-El primer día de agosto, en la piscina. Trabajo de socorrista en mis vacaciones para mantenerme ocupada y sacar dinero extra.
-¿No te pagan bien en el hospital?-se extrañó.
-Sí, pero el dinero que no necesito para mis gastos lo invierto en asociaciones. Además, tengo un niño apadrinado en África. Le pago sus estudios.
La mirada de Enrique brilló cuando me escuchó.
-Mi padre tenía 10 años más que mi madre. Y fueron muy felices, salieron adelante siempre, juntos. Hablaré con mi mujer, Noa está muy mal desde que no os veis. -me confesó. - es injusto que vuestro amor se rompa por prejuicios estúpidos bien sea por vuestra edad o porque sois lesbianas.

En realidad yo era y soy bisexual pero decidí no darle importancia en ese momento. Tenía que recuperar a mi princesa.
-Gracias- susurré.
Se despidió con una sonrisa y se fue.

Mi oscuro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora