Me encontraba abrazada a Villamil. Él dormía profundamente con Yoru y Akage al lado. Estábamos en mi piso, reinaba la soledad. Me gustaba la situación. Me gustaba la cara de Villamil dormido. Incluso me gustaba no pensar tanto en Isa.
Villamil abrió lentamente sus ojos verdosos a una lentitud digna de un caracol. Me miró y sonrió vagamente.
-Buenos días.- Dijo abrazándome.
-Son las 17:00.- Respondí acariciando a Yoru.
Alguien llamó a la puerta: Los chicos tenían hambre.
-Hola perros.- Saludó Isaza.
Me separé de Villamil antes de que Isaza se fijara en nuestra postura. Villa frunció el ceño. Estuvimos hablando mientras comíamos.
-Pues dentro de poco toca vuestra foto sin camisa.- Les eché en cara.
-¿Cuándo caducó el reto?- Preguntó Marto.
-Ayer.- Sonreí.
-Pero...- Intentó excusarse Isaza.
-De pero nada. Habéis perdido.- Solté con una maliciosa mirada.
Después de un rato de discursiones llegaron a la conclusión que habían perdido y se fueron ha hacer la foto. Todos metieron barriga y hicieron fuerza en el abdomen.
-¿Enserio?- Me burlé mientras los chicos aguantaban la respiración.
Y... ¡Click! La foto estaba subida al Instagram y Twitter de Morat. Miles de likes, me gusta's, retweets y comentarios de fans. Todos estaban rojos de vergüenza. Villa y yo fuimos a la terraza mientras los demás se quedaban lloriqueando por el error que habian cometido.
-¿Qué le pasó antes?- Me preguntó sorprendido.
-Nada.- Respondí sin saber a ciencia cierta a qué se refería.
-¿Tiene miedo de enamorarse de Isaza otra vez?- Preguntó preocupado.
-Tengo miedo de perderte.- Respondí abrazándole.
-Usted no me va a perder nunca.- Soltó acariciándome la mejilla.
Nos besamos alegremente. Me gustaba tener una relación sin celos ni mentiras. Decidimos ir a comer fuera para que Isaza no nos sacara la pizza a todos. Alguien llamó la puerta. Al abrir la puerta me encontré a una chica de pelo rubio, rizado y corto, piel blanca y ojos verdosos.
-¿María?- Pregunté.
-Hola, Laura.- Saludó ella sonriendo.
-¿Quién es?- Preguntó Martín acercándose a la puerta.
Al verse ambos se quedaron en trance: precía que hablasen por telepatía. De repente, al mismo tiempo, corrieron a besarse. Villamil me agarró de la mano. Después de que todos saludásemos a María y le preguntásemos por su vida el estómago de Isaza empezó a rugir cual león.
-¿Nos vamos?- Preguntó Isaza.
-¿A dónde?- Dijo María.
-Cenaremos fuera.- Anunció Simón.
María se unió a la cena. Y, todos juntos de nuevo, fuimos a cenar.
-Te queda bien el pelo así.- Le piropée a María.
-Gracias. Y lo siento por lo ocurrido.- Respondió ella.
-¿Lo ocurrido?- Preguntó Simón.
-Por irme tan rápido.- Soltó Mireia bajando la cabeza.
-Lo importante es que estás ya aquí.- Contestó Marto.
Ambos sonrieron. María nos miró a Isaza y a mi sorprendida.
-¿Qué tal vosotros dos?- Preguntó señalándonos.
Ambos nos miramos. Isa sonrió dulcemente. Yo negué con la cabeza.
-No somos nada.- Corregí mirando a Villamil.
Isaza cambió su rostro a una mezcla de seriedad y tristeza, mientras que Villamil sonreía felizmente.
-María... ¿Volverá usted a huir?- Preguntó Simón algo preocupado.
-Espero que no, os he echado mucho de menos.- Respondió ella.
Llegó la comida. Todos nos peleamos por la comida. Pero, ¿adivinad quién ganó? Un gigante llamado Isaza.
-No es justo, eres demasiado alto.- Me quejé frunciendo el ceño.
-O usted muy pequeña.- Se burló posando su mano en mi cabeza.
Le saqué la lengua en forma burlona. María sonrió pícaramente.
-Vosotros sois pareja.- Aseguró ella nuevamente.
Volví a negar con la cabeza.
-Yo ya tengo novio.- Solté seriamente.
Todos (menos Villamil) me miraron sorprendidos.
-¿Usted? Si no sale de casa.- Se burló Simón.
Se giraron hacia Villamil.
-Villito...- Dijo Marto buscando una explicación.
Ambos nos miramos y nos sonrojamos.
-No puede ser...- Dijo Isaza mientras su piel blanquecía rápidamente.
Isa se levantó de la mesa a la velocidad de la luz. Le seguí hasta la salida preocupada. Ya afuera nos quedamos frente a frente.
-¿No he sido nada para usted?- Me preguntó.
-Has sido demasiado. Pero si sigo así acabaré mal.- Respondí abrazándole.
Él me abrazó por la cintura.
-Que sea usted muy feliz con él.- Me dijo con voz cortante y ojos llorosos.
-Lo siento muchísimo.- Me disculpé.
Nos apartamos el uno del otro. Isa miró hacia la puerta.
-Voy con los demás.- Anunció mientras se encaminaba hacia el local.
Le agarré de la mano.
-Que sepas que te he querido mucho.- Le aseguré.
Él me ignoró y siguió su paso. Volvimos con los demás. Al sentarme al lado de mi novio pude sentir una gran tranquilidad.
-Te quiero.- Me susurró sin que nadie se diese cuenta.
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Enamorada de ambos
FanfictionLau, una chica de 19 años, y su amiga María, de su misma edad, deciden irse a vivir a Madrid una temporada para aclarar ideas. Pero no pueden aclarar mucho ya que sus vecinos de arriba son músicos y hacen bastante ruido.