Sorpresas no muy agradables

159 16 4
                                    

Ya hacía semanas desde la despedida de los chicos. Y aunque hablábamos cada día me dolía saber que no podía tocarles ni escuchar su música taladrándome los oídos a las 3 de la mañana. Me planteé seriamente volver a Barcelona. Pero ahí todo eran problemas. María tenía razón: No se me quedó nada en Barcelona. Pero, en ese momento, tampoco se que quedaba nada en Madrid. Lo que amaba estaba en Bogotá. Y se me encendió la bombilla. ¿Y si iba a Bogotá dentro de unas semanas a verles? Después de todo, me moría de ganas de robarle el sombrero a Isaza, peinar a Martín, probarme las gafas de Simón y abrazar a Villa. Antes de que pudiese acabar con mi sueño de ir a verlos me sonó el teléfono: Era María.

-Hey,  ¿nos vamos a Bogotá?- Preguntó nada más descolgar.

-Iba a decirte lo mismo.

-Ya tengo billetes. El problema es que sale dentro de hora y media.

-Me da igual.- Dije mientras sacaba mi maleta del armario.

Puse toda mi ropa en la maleta, cepillo de dientes, hilo dental, peine, gomas de pelo y poco más. Estaba más que preparada para ir a Bogotá. Fuimos al aeropuerto y nos subimos al avión.

Rumbo a Bogotá, Colombia. Abróchense los cinturones. Llegaremos a nuestro destino dentro de 8 horas aproximadamente.

-¿¡8 Horas!?- Dije sorprendida.

-¿No te lo dije?- Preguntó María.

Gracias a las películas del avión y las horas de sueño atrasadas pude pasar un gran viaje. Llegamos a las 17:00 a Bogotá. Hacía mucha calor comparado con Madrid. Al salir del avión les enviamos un Whatsapp a los chicos para que nos viniesen a buscar, cosa que les sorprendió. Salimos del aeropuerto y nos encontramos a Isaza, Villamil, Martín y Simón apoyados en su furgoneta esperándonos. Fui a abrazar a Isaza y a Villamil. Pero dos chicas me pararon el paso. Una era rubia y otra morena. Ambas de pelo largo y ojos castaños. Se acercaron a Isaza y Villamil y les besaron. ¿Qué pasaba? ¿Tenían novia? Me subí a la furgoneta diciendo un simple y frío "Hola". No podía creer que ambos hubiesen jugado con mis sentimientos de esa manera. Pero prefería aparentar como si no pasara nada. Simplemente quería pasar una vacaciones en Bogotá tranquilas y sin novias celosas ni amores imposibles.

-¿Qué tal habeis estado en Madrid?- Preguntó Villa intentando romper el silencio que reinaba en la furgoneta.

-Yo bien. Laura no tanto...- Respondió María mirándome de reojo.

-Cállate. He estado perfectamente.

-No te lo crees ni tú.- Sonrió Martín. 

-No necesito novio para ser feliz, no como otras.- Dije enfadada.

-Laura, ¿estás bien?- Preguntó María.

-¿Para qué hemos venido? 

-Querías hacerle una sorpresa a Isaza y Villamil.- Respondió mi compañera.

-La sorpresa me la he llevado yo.- Dije mirando a las dos chicas que se sentaron al lado de sus respectivos novios.

-¿No lo sabías?- Preguntó Martín.

-¿Cómo lo iba a saber?

-Laura, yo...- Dijo Villa con un tono triste.

-Déjalo. Estoy bien.- Le corté.- Cambiando de tema, ¿dónde está nuestro hotel?

-Pues... No tenemos.- Sonrió María.

Enamorada de ambosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora