2.Te dije que no era buena idea

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La chica que trabaja me dijo que fuera a la sala para esperar mi avión. Habían japoneses, alemanas, chinos y al parecer europeos. Mis padres me habían metido a clases de italiano. Mi familia más bien hablaba francés. En mi familia nadie era de estatura baja (excepto yo que era la más baja, bueno y mis primos de primaria). Me puse los audífonos. Puse "Animals" de "Martin Garrix". Jeff estaba molestándome tocándome los cachetes.

-¡Juro que si no dejas de tocarme te golpearé tan fuerte que lamentarás haberme hecho enojar!

-Tranquila Bri.

-Mejor ve a comprar algo de comer. Muero de hambre.

  Jeff se paró. Fue a la tienda.

(...)

-Favor de pasar a abordar- dijo una chica por el autoparlante.

  Suspiré.

-Tranquila Bri. Ya verás que te agradará la escuela.

-¿Estás seguro de que podrás con esto?

  Jeff le tenía un miedo horrible a los aviones. Cuando era chico y le mencionaban un avión se escondía abajo de su cama.

-Tengo que hacerlo. No me gusta vivir con miedo.

  Agarramos nuestras maletas para acomodarnos.

(...)

Jeff y yo apartamos los asientos uno al lado del otro. La aeromosa nos dio un jugo y sabritas. Jeff pagó todo. Tomé la mano de Jeff.

-Espero no vomites.

-Ja ja que graciosa.

-Me amas.

-Eso piensas tú.

-Torpe.

  Volteé a ver a la ventana.

-No te enojes Bri. Sabes que te quiero.

(...)

El viaje había sido horrible, Jeff vomitando cada cinco minutos, un niño detrás de mí que no paraba de empujar mi asiento y la botana se había acabado. Lo único que me salvaron fueron mis audífonos. Una aeromosa se quedó con nosotras por Jeff. Cuando bajamos fuimos por nuestras maletas. Nos fuimos nuevamente al baño. Jeff terminó de vomitar. Esperé afuera del baño. Me puse a navegar en mi celular.

-Hola guapa ¿a quién esperas?- Dijo un chico.

  Alcé la mirada. Alcé una ceja. El chico era castaño, alto, ojos café, cuerpo bien trabajado, una camisa roja, unos jeans azul bajo, tez clara, cara perfilada y realmente guapo.

-Espero a...

-A mí- terminó Jeff.

-Exacto.

  Jeff me sacó del lugar.

-¡Ah! Cierto. Vendrán por nosotros un amigo de la fraternidad.

-¿Qué amigo?

-Ya verás.

  Jeff sonrió. Fruncí el ceño. Seguimos caminando hasta la salida. Un chico estaba apoyado en un auto amarillo viendo su celular.

>>¡Oh mira! Ya llegó.

  Sonreí. Seguimos caminando hasta él.

>>Si sigues con ese celular te quedarás ciego.

  El chico guardó su celular en su bolsillo. Era de tez clara, ojos verdes, pelo color caramelo con un flequillo que le llegaba arriba de las cejas, todo su cuerpo bien trabajado, camisa azul rey, más alto que yo y guapo.

-No pierdan el tiempo, pongan las maletas en la parte de atrás, que el camino será largo.

  Hicimos lo que nos dijo. Sinceramente no tenía ganas de pelear con nadie.

(...)

El amigo de Jeff estacionó su auto. Me quité los auriculares. La universidad se veía bastante limpia (aunque aburrida).

-Deja de quedarte viendo no sé que cosa y ayúdame con las maletas- dijo Jeff.

-Hazlo tú.

-Tu chica es la clara imagen de una niña rica- dijo su amigo.

  Volteé los ojos.

-Para empezar... -Dijo Jeff e hizo una cara de asco-. Ella no es mi chica, es mi mejor amiga, yo jamás andaría con alguien como ella.

-¡Oye!- Dije.

-Y lo segundo, no es tan presumida como parece, solo está molesta porque la obligaron a estudiar aquí.

-Ya veo... -Dijo su amigo y sonrió-. Si no hace lo que le dicen no tiene dinero. Ahora entiendo.

-¡Te equivocas! -Dije y cerré mis puños-. Puede que parezca que por el hecho de tener dinero sea presumida pero no es así.

-Entonces demuéstrame lo contrario.

  Sonreí. Jeff se puso enfrente de mí.

-Ya es hora de llevar las maletas. ¿No crees?

-Celoso.

-¿De ti? Siempre.

-No tienes porque estarlo. No eres mi novio.

-No pero tampoco quiero que te lastimen.

  Volteé los ojos. Saqué las demás maletas. Jeff me las quitó. Sonreí. Caminamos hasta una casa. Cuando entramos unos treinta chicos sin camisa estaban en el living. Había un cartel de "bienvenidos" que lo sostenían entre cinco chicos. Jeff era de mi edad pero lo habían adelantado un año gracias a que era muy inteligente. Jeff corrió a abrazarlos.

-Gracias chicos.

-No hay de que- dijo un chico.

-Pero... Mi amiga estará en otra fraternidad.

-Si lo sé. El director me lo informó. Sus padres ya dijeron la fraternidad a la que irá.

Acabo de llegar y ya deciden todo sobre mi vida.
¿Qué será siempre así?

  Me limité a sonreír.

-Debes de ser alguien para que el director te diga eso.

  Los chicos evitaron reírse. Se les veía que morían por reírse.

-Claro que sí preciosa. Soy presidente de ésta universidad y encargado de muchas otras cosas de la escuela.

-Pues no veo la hora de irme a mi fraternidad para ya no ver tu cara.

-Tendrás que verla seguido cariño. Eso no lo dudes.

-No me digas cariño. Si lo dices por Jeff entonces le hablaré cuando no esté contigo. Sinceramente tu ego me enferma y eso que no te conozco.

-Esta chica tiene agallas. Ya me gustó- dijo un chico.

  El presidente se enderezó.

-No sabes con quién te estas metiendo.

-No. Ni me interesa.

-¡Oh viejo! Eso debe doler- dijo un chico.

  Volteé los ojos.

-¿Ya me puedo ir?

-Sí. Ve con el director para que te diga en que fraternidad estarás- dijo el presidente.

-Gracias.

-¿Dijiste gracias?

-Sí.

  Sonrió.

No juegues conmigo ¡Idiota! (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora