6

5.1K 528 49
                                    

Thomas


Me punsa la cabeza y el costado de mi pecho. No quiero abrir los ojos, no recuerdo qué me pasó. Trato de hacer memoria y empiezo a recordar haber llegado del instituto y por el calor que hacía ir de nuevo a aquél arroyo que había encontrado para nadar un rato. Llevé mi cámara y fuí, me desnudé y nadé un rato, luego ví un colibrí volar cerca y quise salir rápido del agua para tomar mi cámara y poder tomar varias fotografías, pero resbalé y me caí contra unas rocas.

Abrí mis ojos lentamente para comprobar si no estaba muerto adaptandome a la luz que había. Al parecer no, me encontraba en una habitación enorme para mí, en una cama igual de enorme y muy cómoda. Mire con más atención y divise cuatro puertas, una de un armario, otra a un balcón, una del baño y otra seguramente al pasillo. Había un gran televisor de plasma frente a la cama en la pared, un escritorio con una laptop y un estante con libros de historias y otros temas así, pero estos estaban desordenados. Todo el cuarto estaba un tanto desordenado.

Miré hacia abajo para comprobar que aún tenía puesto mi collar y para mi suerte así era, observandome mejor ví que estaba tapado hasta mi cintura mientras unas vendas cubrían mi pecho y también mi cabeza, me pregunto ¿Quién me habrá salvado?

Escucho sonidos que provienen del pasillo y se acercaban a donde me hallaba.
De pronto la puerta mayor que daba al pasillo se abre y por ella pasa una mujer vestida muy elegante, lleva el cabello perfectamente recogido y sus ojos esmeralda hacen que mi mente recordar a alguién pero no se exactamente a quién.
El hombre que entro con ella es intimidante y me mira de forma seria con sus ojos que también son verdes pero varios tonos mas claros.

-Veo que ya despertaste, nos tenias preocupados. Habló la mujer mientras se relajada. Ella tenia una sonrisa amable dirigida a mí.

-Disculpe señora por haberle causado problemas, es un placer conocerla y lamento causarle molestias. Dije bastante apenado.

-No es nada, no sabías lo loco que se pusó pensando que algo malo te podía pasar. Dijo soltando una risa y yo la miré dudoso a no entender de quién estaba hablando.

-¿Cómo te llamas muchacho? Me preguntó el hombre que hasta ahora se había mantenido callado junto a lo que parecía, según mi percepción, su esposa.

-Thomas Morph, señor. Respondí. A lo que él solo asintió.
De pronto se escucho pasos apresurados venir del pasillo para luego yo lograr ver entrar a un chico rubio corriendo y detrás de él un pelirrojo que reconocí al instante.

-¡Ustedes dos!- grité mientras los señalaba y me levantaba de la cama furioso por recordar lo que me habían hecho el primer día de clases, estaba parado frente a ellos dos olvidando el dolor que sentí. -¡Ustedes dos me dejaron encerrado por seis horas!

El rubio agacho la cabeza ante mi  apenado y hasta incluso ¿dolido?, no, no creo, seguro que avergonzado.

-Nosotros... Quizo hablar pero lo corté.

-Ustedes nada, me dejaron encerrado por una estupidez, siendo de tú-, señalé al pelirrojo que estaba detras del rubio igual de cohibido -pudiste pedirme tu puesto en el salón con un poco de educación y no querer atacarme de manera tan altanera, y tú- dije señalando al rubio-, lo ayudaste en todo, siendo que no te conozco y no hice nada en contra tuya.

Todos los presentes quedaron mudos y yo solo quería irme de aquí ya que me sentiría intimidado si iba a estar con estos dos sujetos cerca mío.
Miré hacia abajo y sentí mi rostro con un poco de rubor al notar que tenía solo un boxer puesto. Dirigí mi vista hasta una silla en donde al parecer estaban mis cosas y me dirigí allí para comenzar a vestirme enfrente de todos e ignorando el dolor que me causaba moverme mucho.

Forever© (Edición Y Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora