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Thomas

El sonido del canto de un gallo interrumpe mi hermoso sueño, lentamente me siento en la cama y trato que mi vista se acople a la escasa luz que entra por la ventana ya que apenas está saliendo el sol. Son las cinco de la mañana. Antes, cuando vivía al pie de la montaña con mi abuela me gustava salir a trotar por los alrededores muy temprano.
Al instituto entro a las ocho de la mañana, así que aún tenía tiempo. Fuí hasta el baño he hice uso de éste para luego vestirme con ropa deportiva para salir a trotar.

Salí a la calle despues de cerrar la puerta y haber tomado un aperitivo ligero y comence los ejercicios de estiramiento para calentar y luego así empezar a trotar. Una vez comencé a hacer mi rutina seguí por una hora, tratando siempre de recordar las calles por donde había pasado y tratando de no alejarme mucho de mi nueva casa.

El barrio donde residía era hermoso, era un poco apartado de lo podría llamar la zona centro pero tranquilo, las casas no estaban ni muy juntas ni mucho menos muy separadas, y por sobre todas las cosas se apreciaba mucho como conservaban la naturaleza, tenian jardines muy bien cuidados y con plantas con flores bonitas e incluso algunas muy llamativas.
Es simplemente precioso.

Cuando terminé mi rutina, regresé para poder desayunar como es debido y luego ducharme para luego vestirme y bajar a dejar los últimos detalles de ir al Instituto listos.
Estoy nervioso, siento un nudo en mi garganta y como sudan mis manos.
Mire mi reloj de mano y vi la hora, las siete y cuarto. Decidí cerrar la gran casa y caminar hasta el instituto.

Llegué un poco rápido ya que estoy ansioso, nunca antes había estado con tanta gente alrededor mío y eso me aterraba un poco. No se como me tratarían o si serían amables, pero yo tenía que estar seguro, le prometí a mi abuela que se sentiria orgullosa de mi y así sería.

Caminé hasta la recepción dónde una señora muy seria me atendió y me dió todo los papeles que tenía que tener como así el de mi aula.

--Clase 3-B. Leí en voz baja para mi mismo, el edificio donde estudiaría de hoy en adelante está en la tercer planta por lo visto por lo que decidí irme hacia allá. Apenas llegué, noté que habia muchos asientos vacios, eso era normal ya que mirando mi reloj noté que aún era temprano. No sabía donde sentarme ya que, vale la redundancia, núnca estuve en un instituto, siempre fuí yo solo y no sabia si los puestos ya habían sido ocupados por otros.

Decidí sentarme al frente cerca de la puerta para no molestar a nadie y cuando tocara el timbre ser el primero en salir.
Tomé mi cámara que colgaba en mi pecho ya que casí siempre la tengo conmigo y la llevo a todos lados por siempre tener algo que me recuerde de dónde vengo y comencé a mirar las fotografias que tomé el día de ayer.

Pasando de foto en foto, los minutos pasaron y no llegué a notar cuando el aula se lleno de otros estudiantes, escuche murmuros detrás mio y pensé que eran de algo que habran hecho y no preste atención.

--¡¿Quién te dió permiso de sentarte en mi lugar!? Me gritó alguién a todo pulmón de manera exageradamente molesta para mi gusto una voz masculina, provocando que todos se callaran y nos prestaran atención.

Levanté la mirada de la cámara para encontrarme cara a cara con un chico pelirrojo, de ojos cafes, que me miraba muy molesto mientras apretaba sus manos que estaba en un puño. Cosa la cuál ni me preocupo ni tampoco intimido.

--Con un: "disculpa, ese es mi puesto" te habría escuchado y me hubiera cambiado de lugar sin problema y sin escandalo, insolente. Le dije de una manera tranquila y fría mientras tomaba mis cosas y me iba lejos de ese psicópata.

De encerio tan difícil era pedir algo de buena manera y mucho más a un extraño el cual no te ha hecho nada, puede ser que no haya socializado con muchas personas pero ese sujeto es un completo patán.

--¿Quién te creés si quiera para contestarme? ¡Idiota! Me gritó para luego tratar de darme una piña a la cara. A pesar de él tener más musculos que yo, era lento. Aproveche eso y usando una técnica que aprendí con mi antiguo profesor, me moví rapido esquivando su puño agachandome brevemente a gran velocidad para luego girar por debajo de su brazo extendido para toquar un nervio de su nuca, provocando que al instante se desmaye y la clase estallara en risas y exclamaciones de asombro.

Me sentí mal por aquél chico ya que no era lindo ser el centro de atención de las burlas, pero el fué muy grosero sin razón conmigo, y yo no hice nada para que él me tratara así.

--¡¿Qué pasó aquí?! Gritó el profesor entrando al aula y mirando furioso a todos. ¿Acaso hoy todos tienen que gritar?
Todo los demás expectadores solo me apuntaron a mi con el dedo.

Diós, que gran comienzo de clases, no quiero ni imaginarme como terminare el año.

--Usted, a la dirección ahora mismo. Me ordenó furioso el profesor.

Yo sólo asentí y salí al pasillo para caminar rumbo a la dirección. Nunca antes había peleado de verdad y núnca pense que seria con un compañero, pero yo solo me senté en un asiento vacío, no era tan grave como para que reaccionara así.

--¿Serán todos tan temperamentales por acá? Me pregunte a mi mismo en voz alta.

Después me disculparía con él si él se disculpa por gritarme. No creó que sea tan complicado ni mucho menos imposible.

Paré en seco cuándo la puerta de la dirección fue abierta de golpe y casí me da de lleno en el rostro.
--Usted--me señaló el director--, adentro ahora mismo. Me exigió molesto mientras me analizaba con la mirada.

Yo solo obedecí y me sente en una de las sillas de cuero que se hallaban justo al frente del escritorio del director.

--¿Qué le hizo a su compañero? Me cuestiono teniendo un porte muy serio.

--Pues llegué al salón y me he sentado en su puesto sin saberlo y luego me ha atacado por ello. Yo solo me defendí de su ataque dejándolo inconciente director, y antes que piense que lo he lastimado no es asi ya que solo dura dos minutos el efecto y era en total defensa propia. Le dije seguro y apenado jugando con mis manos y agachando la cabeza.

--Puede ser que solo se defendió, Lucio es un chico bastante problematico, pero para evitarle problemas a usted y a mí es mejor que no vuelva a hacer eso, se quedara hoy a guardar todas las cosas del equipo de fútbol como castigo, eso es todo. Me dijo para luego pararse.

Salió en silencio mientras lo seguia y me acompaño hasta la puerta del salón y hablar con el profesor. Las siguientes horas de clase pasaron normal, aunque todos me miraban raro, entre asustados y con lástima. Como no entendía la razón del por qué me miraban de aquella manera simplemente no presté atención y no le di más vueltas al asunto.

Él timbre de la hora del almuerzo sonó y todos se dirigían a la cafetería. Yo junte mis cosas y mi cámara y también fui allá. Apenas entre todos posaron su mirada en mí.

Dios, salvame y sacame de aquí y llevame con Arturo y Ariel. Ésto no podria ser peor.

Forever© (Edición Y Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora