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Thomas

-Pues si así lo deseas no hay nada que objetar, llévate a ese niño. Dijo molesto Máximo.

Sonreí triunfante justo al momento en el cual Mike aparecia por la puerta. Salí de la cama y fuí a abrazarlo con todas las fuerzas en agradecimiento de todo lo que él había hecho por Matheo durante todos estos años.
-Gracias, amigo. Susurre cerca de su oído mientras una lágrima rebelde se me escapaba.

-¿Qué sucedió? Habló Max al verme.

Ariel tambié se acercó a mi y me analizó de arriba a abajo con la mirada para luego abrazarme.

-¡Seras idiota! Casí me muero de un susto. Decía bastante alterado, ya que al ser la conección más fuerte con él, lograba sentir todo lo que yo sentía si yo me descontrolaba.

-Vuelvo a preguntar, ¿qué te paso? Dijo de nuevo Max, empujando a Ariel para pararse frente mio y observarme detenidamente.

-¿Puedo hacer algo? Cuestioné a lo que él un poco dudoso aceptó. Me concentre en los orbes esmeraldas de sus ojos y conecté mi energia con su mente. Estube así unos minutos hasta que aparte la mirada decepcionado.

-Lo suponía. Fué lo único que dije para caminar nuevamente a la cama donde habia dejado dormir a Matheo.

-Alfa, yo, Portador de la Estrella del Norte y su Guardián, lanzó sobre todos los miembros de esta manada está sentencia. Desde este mísmo momento, todo hombre, mujer y niño será juzgado según su corazón humano y de lobo. Prevaleciendo el más puro, bondadoso y amable. Ya no podrán transformarse ni usar sus habilidades si su mitades son distintas, tenéis que igualar la ira y la paz. Escuchadme bien, desde hoy en esta manada no existirá Alfa, ni Beta, Delta u Omega, pues solo los que el juicio de la Estrella hallan pasado podrán transformarse.

Al terminar de decir ésto levanté mi mano y energía salió de ésta y del collar para dirigirse a todas y cada unas de las personas que vivían en la manada.

El papá de Max junto con él me veían con horror por lo que acababa de hacer, pero luego de buscar en los recuerdos de Max no halle buenas acciones de parte de la mayoría de las personas. Y simplemente lo hice y ya. Nació de lo más profundo de mi ser. Hace unas semanas conocí lo que son mas personas, lo que es convivir con otros y los alcances de éstas.

-¡¿Qué has hecho maldito mocoso?! Me gritó el padre de Max a todo pulmón.

-Intenta hacerle un solo rasguño a mi hijo y veras como te hago trizas,y no creo que tu cuerpo aguante. Le advirtió Arturo interponiendose entre el señor Máximo y yo.

-Thomas, ¿qué acabas de hacer? Preguntó Max un poco descolocado.

Poco a poco todo me empezó a dar vueltas y las grandes manos de Arturo me sujetaron antes de que caiga al suelo.

-Ariel, lleva al niño y a Mike a casa. Le ordenó su padre para después teletransportarse aún conmigo en brazos. Sin poder resistir más el uso excesivo de energía al cual mi cuerpo no estaba acostumbrado, caí rendido en los brazos de morfeo.

Ariel

Max y su padre aún seguían sin poder creer lo que habia hecho Thomas, ni yo mismo lo creía, pero luego de sentir ese cambio tan brusco de sentimientos en él no me pareció tan desquiciado.

Me acerque a Mike y lo tomé de la mano para arrastrarlo hacia la cama y tocar al niño y teletransportarnos a mi nueva casa.

Aparecimos en el cuarto del fondo de la casa, el que pertenecía a Thomas, quién estaba dormido en su cama. Papá estaba sentado en una silla junto a él mientras lo miraba con preocupación.

-¿Sucede algo? Cuestioné a lo que giró notando mi presencia.

-Temo que lo descubrieron. Me dijo con un tono que heló cada célula de mi piel.

Tragué duro, esto no podía estar pasando, dieciséis años huyendo de ellos y ocultandolo para que ahora lo descubran.

-¿Qué haremos? Le dije con bastante enojo.

-Luchar. Respondió secamente y con amargura.

-¿De qué hablan? Cuestionó Mike mirándonos a ambos.

-Pá, deja al niño en mi cama y yo hablaré con Mike. Le pedí a lo que él solo asintió y se acercó a cargar al niño que se había mantenido dormido y flotando gracias a mi magia para salir de la pieza.

Invité con la mirada a Mike que me siga a hacía fuera de la habitación donde dejé a Thomas dormir, para luego guiarlo escaleras abajo rumbo al living donde tomamos haciento uno junto al otro. Mike era musculoso y hermoso, con esos ojos azules siempre me veían con alegría y un distintivo brillo.

Debía de admitir que era bastante atractivo y una persona muy distinta a mí. Siempre parecía sereno y era muy inteligente mientras yo a veces llegaba a ser muy impulsivo he idiota.
Pero no podía enamorarme de él, tenía una misión que cumplir y sabía que eso me podía costar la vida, sería muy injusto y cruel enamorarlo para después dejarlo. Tenía que pensar con claridad.

-¿Sucede algo Ariel? Dijó él tomando delicadamente mi mano entre las suyas para tratar de trasmitirme paz en mi tormento mental. Suspire y lo mire a esos azulados ojos como el mismísimo mar, en los cuales quería lanzarme y sumergirme en ellos por siempre.

-Tengo que contarte un secreto- dije tomando un poco de aire y valor para lo que diría -Hace diecisiete años atrás, existió una sacerdotisa y casadora muy hermosa, ella era muy bondadosa y buena, tenía varios dones los cuales eran semejantes a la magia pero mucho más puros. Tenía el don de la naturaleza, el de las lenguas, el de la inteligencia. Sin embargo, siempre procuró usar todo lo que tenía para ayudar a los demás. También tenía una habilidad que no tenía cualquier bruja, el don de ver todo lo que quisiera ver en el tiempo, gracias a eso fué perseguida por un brujo muy poderoso que tenía la Estrella del Norte. Él luchó con ella luego de haberla hecho luchar por días y la violó. Gracias a la madre de ese malvado brujo, quién era buena, ellas lograron huir robándose el collar. Nueve meses después nació un niño igual a su madre, pero este era un Diós. Él brujo al saber de su nacimiento intentó matarlo, pero logró escapar junto a su abuela, mientras su madre le entregaba el collar de la Estrella del Norte con un sello de protección, pasaría para todos siempre como un simple humano, escondiendo su poder divino. Élla se sacrificó en ese amanecer para que su hijo viviera felíz y así a sido hasta hace unas horas. Ése niño es Thomas.

Forever© (Edición Y Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora