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Max

Desperté temprano esta mañana, quería ver a Thomas y hablar con él un rato, pasar un rato con él.
Estaba orgulloso de que mi pareja tenga el collar de la Estrella del Norte. Soy él mejor y siempre tendría lo mejor, siempre ha sido así.

En la cocina Paulina ya me había servido el desayuno a mí. Estaba delicioso y lo comí apresuradamente. Salí de la casa buscando el aroma de mi mate y lo allé bastante apartado de la mansión, caminando llegué hasta una cabaña muy hermosa y sorprendentemente bien decorada y cuidada. Debía admitir que era muy lujosa y hermosa. Pensé a quién pertenecia y recorde que era del huérfano omega de la manada. Toqué la puerta para ver si como Sara me había dicho anoche, él se habia quedado a pasar la noche aquí.

El niño omega abrió la puerta con cara de sueño y frotándose un ojo. Apenas me vió inclinó su cabeza para hacer una reverencia a lo que yo lo miré altivo.

Sin pedir permiso pasé y me dirigí a donde estaba mi pareja, el niño me siguió de cerca y entró a la habitación después de mi.

En la cama estaba Thomas en pijama mirando el techo mientras pensaba. Sus ojos azules me atraparon en un instante y su lacio y perfecto cabello negro azabache me envolvió.

-Buenos días. Saludé a lo que él bajo la mirada y se sorprendió de mi presencia.

-Buenos días Max. Me respondió el saludo.

El niño que estaba detrás mio se acercó a la cama y se acostó con él. Yo lo miré muy mal cuando abrazó a mi mate impregnandolo de su desagradable olor a omega y no pude evitar hacer un gesto de desagrado.

-¿Sucede algo? Me cuestionó analizandome con la mirada.

-No me parece correcto que mi pareja pase tanto tiempo con un omega y que este lo llene de su desagradable aroma. Dije poniendo cara de asco. Él niño ofendido y sin valor para contestar solo agacho la mirada.

Thomas me miró de forma molesta. -Llamá a tu padre. Me ¿ordenó?

Luego lo ví sacar su móvil que yo le había comprado y teclear rápidamente.

Sin más que decir me encamine hacia afuera para ir al despacho al lado de la mansión en busca de mi padre.

Thomas

Me hirvió la sangre al escuchar a Max menospreciar a un niño solo por ser un hibrido.
Había mandado un mensaje a Arturo para que venga de inmediato junto a Ariel a la cabaña. Mientras Matheo seguía abrazado a mí acariciaba su espalda. De pronto se me ocurrió hacer algo pero tenía que pedir su autorización para hacerlo.

-Matheo, ¿confías en mí?- le pregunté a lo que él solo asintió -¿Puedo indagar en tu memoria?. Le cuestioné inquietante, el pareció pensarlo un poco y luego de unos minutos agacho la mirada y volvió a asentir.
Con mis manos levanté su pequeña cabeza y lo miré a los ojos, conecté mis ojos con lo suyos y mi energía a travez de esta conección indagó en su mente.

Flash Back

-Miren, miren, ahí viene el huerfano, jajajajaja. Un niño se burlaba de él mientras lo apuntaba.

-Dicen que sus padres lo abandonaron por ser una verguenza, por ser un omega. Susurraba una niña con asco a otra.

-Él único omega de está manada, tiene suerte que no lo hallan matado. Decía otro niño con asco he irritado.

-Nadie lo quiere. Dijo un hombre mayor.

De repente fué abofeteado por un hombre mayor que lo miraba muy molesto.

-¡Aléjate de mis hijos! Tienes prohibido acercarteles.

-¿Mami? ¿dónde estás mami?  Decía Matheo mientras buscaba en el bosque de noche y con frío a su madre.

-Papi, mami, ¿dónde estan?  No me dejen solo, tengo miedo. ¡Mami! ¡Papi!

Seguía gritando mientras que con sus pequeños pies buscaba a sus padres desesperado y con frío.

-Paulina, ¿por qué no me quieren? Decía llorando Matheo mientras se secaba las lágrimas que salían de sus ojos.

-Ellos no saben lo grandioso que eres mi niño. Decía ella mientras lo acariciaba.

-Eso es cierto pequeñín, ellos no saben ver lo génial que eres. Hablaba Mike mientras trataba de curar las heridas que le habían provocado a golpes por pedir un poco de comida cuando Paulina y Mike no estaban.

Fin del Flash Back

Esos y más desgarradores recuerdos pasaban por mi mente y se repetían una y otra vez, "¿qué hice mal?" , oyó la pregunta de Matheo a si mismo, como muchas veces se hacia en las noches, sintió el hambre, el frío, el despreció y el odio hacía el siendo tan jóven. La falta y el vacío que dejaron sus padres, solo muy pocos recuerdos alegres y lindo habían en su mente y todos gracias a Paulina y Mike.

Aparte mi energía de la suya y deje de revisar su mente. Lo miré a sus ojos y de estos salian lágrimas. Lo abrace mientras sentía lagrimas también salir de mis ojos.

Ariel y Arturo aparecieron de golpe y apenas me vieron corrieron hacía la cama y nos abrazaron tratando de consolarnos.

Me pregunté que hubiera sido mi vida sin mi abuela y ellos dos. Pesé a la ausencia de mis padres ellos siempre estuvieron para mí, hicieron cada uno de los dieciséis años de mi vida una persona completamente felíz.

-Ya no llores Mat, ya no estaras sólo, te lo prometo. Le dije mirandolo de nuevo a los ojos y tratando de que no vuelva a llorar.

-¿De verdad? Dijo mientras me miraba con un brillo de emoción en los ojos.

-Te lo juro por mi vida que es verdad. Dije justo cuando Max y su padre pasaban por la puerta y entraban al cuarto. De un rápido movimiento besé a Matheo para que duerma con el hechizo de sueño que siempre me hacia Ariel.

-Me mandaste llamar, asi que, ¿en qué puedo ayudarte? Me preguntó con su pose de Alfa.

-Arturo- le hablé a travez de la conección -adoptaras a Matheo. Le ordené a lo que él me miró y solo asintió.

-Adoptaremos a Matheo. Dije a lo que ví como Max y su padre abrían sus ojos para mirarme asombrado.

-No es posible que hagas eso. Me habló Max de manera altanera.

-Es un hombre lobo, no lo puedes adoptar. Explicó el Alfa.

-También es un brujo, y núnca se los pregunté, lo haré y punto. Dije de manera molesta.

Forever© (Edición Y Redacción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora