MIKE
Y allí estaba, una vez más confundido y agobiado, comprar regalos para el par de demonios que tenía por sobrinos era realmente cansador, no más cansador que todos estos años tratando de hallar a Alexa por lo que opté por dejar todo en manos de Evan y largarme a Argentina a pasar una temporada rodeada de esos torbellinos que estaba seguro y lograrían desviar mi mente de cualquier recuerdo.
El aeropuerto estaba atestado de gente, era temporada alta por lo que la mayoría de las familias lograban ir y disfrutar sus ya de seguras y bien merecidas vacaciones. Al final del pasillo alcancé a divisar un puesto donde un pequeño Winnie Pooh parecía llamarme, con una sonrisa tonta me acerqué hasta él y al tomarlo pero antes de poder acercarme una pequeña manita se me adelantó.
Un jadeo involuntario salió de mi boca al verla, sus pequeños rizos castaños, ojitos marrones brillantes y su tez morena, era verla a ella de pequeña, lo que sucedió después hizo que el maldito tiempo se detuviera luego de tantos años.
— ¡Alexa cariño!— su voz agitada y nerviosa llegó hasta mis oídos –Cariño, no tienes que correr así de mamá y papá, pudimos perderte—
La veía acariciar y aferrarse a la niña con desespero, la vi allí siendo una madre, seguía tan hermosa como siempre, sólo sus cabellos llevaban un tinte rubio esta vez, pero sus ojos, aquellos ojos en los que siempre me perdía con facilidad no se volvían a mirarme ahora, es como si fuera nadie para ella y dolía, con un demonio que dolía.
—Mami, Winnie Pooh, quiero Winnie— canturreó la niña.
¿Mami? Es ¿Su hija? Aquello terminó por devastarme, no pude verla a los ojos otra vez, quise girarme y huir de allí, no podía ser ella, no mi Alexa, ella no pudo haber llegado a olvidar todo lo que vivimos, esa niña...su hija.
—Está bien, vamos por papá y lo compraremos— explicó a la niña.
¿Vamos por papá? Papá, no puede ser, en verdad y rehízo su vida tan fácilmente mientras yo seguía muriendo en vida por tenerla lejos, un huracán de emociones comenzó a formarse en mi interior y no pude hacer más que alejarme de allí.
—El señor también quiere a Winnie mamá— oí decir con dulce voz a la pequeña.
— ¿Qué señor cariño?— preguntó ella.
—Puedes quedártelo pequeña— dije con un intento de sonrisa.
Al oír mi voz Alexa volvió su atención hacia mí, por un momento me pareció ver desconcierto en su mirada, su mirada fija en la mía pareció cristalizarse ¿Acaso y me reconocería?
— ¿Mami?— habló la niña tratando de tener su atención.
—Sí cariño— balbuceó.
— ¿Vamos a buscar a papi?— dijo sonriendo.
—Sí... lo siento mucho ¿señor?— preguntó tendiendo su mano hacia la mía.
—Michael... Brunet— estreché su mano.
Y allí estaba, el tacto que extrañé durante tantos años, el que deseé sentir tantas noches y rogué e imploré al cielo que me lo devolviera. Allí estaba, frente a mí, y maldita sea mi suerte de no poder abrazarla y besarla como quería hacerlo, ella no me recordaba, su mirada parecía buscar algo en la mía y nos vimos envueltos en una burbuja por un momento.
— ¿Eve?— habló una voz masculina.
Rompimos el contacto visual al volverse hacia el castaño que estaba tras ella, la niña al verlo dejó de abrazar a Alexa y corrió hacia el hombre llamándolo "papi", era él, a quién mi Alexa había elegido para formar una familia olvidándome.
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VOLVER A VIVIR (Saga Vida #3)
Ficción GeneralTras pasar años buscando y recordando a Alexa, Michael Brunet decide despegarse un tanto de sus recuerdos e ir de vacaciones a Argentina junto a Jona y su familia, lo que nunca sospechó era que en aquel aeropuerto encontraría lo que durante tanto ti...