MIKE
Era imposible no querer saber de ella, me mantenía entre el sentimiento y el pensamiento, sentir o hacer.
— ¡Demonios!— grité golpeando la fría pared de la ducha.
No podía seguir así, debía decidir de una vez lo que haría, si era correcto o no, ya el tiempo lo diría.
—Sólo estoy cansado de vivir así— dije cerrando el grifo de la ducha.
Me envolví en la toalla y salí del baño dirigiéndome hacia el bar de la habitación, era mi sitio favorito los últimos días, tomé la primera botella que encontré, qué era, no importaba, el efecto que hacía en mí era lo único que buscaba todos aquellos días.
Luego de servirme un trago y tomarlo de una vez, volví a tirarme a la cama y fijar mi vista al techo como cada noche y pensar una y otra vez en todo lo que sucedía a mi alrededor.
—Alexa— susurré su nombre.
El sonido del teléfono llamó mi atención, era bastante tarde y nadie solía llamar a esa hora.
— ¿Mike?—
— ¿Scarlet?—
— ¿Cómo estás hijo?—
—Para ser honesto, no tengo la menor idea de cómo me siento—
—Te entiendo hijo, aunque no lo creas lo hago, conozco el dolor de la decepción y un corazón roto, fue lo que me hizo llegar tan lejos con mis hijos—
— ¿Scarlet...?—
—Déjame hablar por favor, ni siquiera sé el motivo de que quiera, no, deseo tanto decirte todo esto...— dijo haciendo una pausa.
—Te escucho Scarlet—
—Sé por lo que estás pasando, entiendo tu dolor, yo lo sufrí en carne propia y sé lo difícil por no decir imposible que parece todo lo que sucedió alrededor de ambos, también me cuesta creer el hecho de tener una nieta perdida en algún lugar con el psicópata que tiene por padre—
—Yo no sé qué decir Scarlet, no entiendo cómo pudo llegar a trastornarse tanto su mente para terminar creando una identidad y una vida completamente diferente a la que llevaba a mi lado, ¿Cómo demonios pudo olvidarme?—
—No lo sé hijo, no lo sé, pero ese psiquiatra realmente utilizó las drogas más potentes para hacerlo, Alexa no te habría olvidado tan fácil, ese médico ayudado por Iris y tu hermano, han hecho un trabajo excelente quebrantando su mente y alma—
—Eres su madre, ¿Cómo haces para ser imparcial?—
—Porque sé lo que viviste, lo que sufriste, lo que luchaste por volver a ella, por eso Mike mi único consejo es dejar que el tiempo te sane, si no te sientes listo de volver a ella, no lo hagas por obligación o por un amor que sentiste pero ya no está, déjalo pasar, déjalo estar y luego si tu corazón te dice que regreses hazlo—
—Scarlet, no...—
—Tiempo Michael, es lo que necesitas y ella te lo dará si no quiere perderte por completo—
—Eres como mi segunda madre Scarlet, tomaré en cuenta tu consejo pero no aseguro nada para un futuro—
—Con eso me doy por más que satisfecha Michael, confía en mí, te quiero hijo— susurró terminando la llamada.
Dejé el teléfono en la mesa de noche y volví a tomar una botella del bar bebiéndola de un trago, dejándome llevar nuevamente por la bruma que producía en mi mente el alcohol.
Y nuevamente como cada día de la última semana el dolor de cabeza por las mañanas me recordaba que la realidad tocaba una vez más a mi puerta. El sonido del timbre del teléfono era lo más molesto que había oído.
-¡Quién!- gruñí cerrando los ojos.
-Oye hermano, ¿Estás bien?-
-Lo bien que se pueda estar- dije cortante.
-Entiendo, iré directo al grano, ella quiere verte-
Aquello me tomó por sorpresa, no supe que decir al instante pero era algo inevitable para nuestra historia, nos debíamos esta charla.
-Está bien, conoces el lugar, tráela-
-¿Seguro?-
-Sí-
-Está bien, en veinte minutos llegará-
-Adiós-
No intentaba sonar tan desagradable pero la situación y el alcohol me estaban volviendo realmente un ermitaño irritable. Miré a mi alrededor y la habitación era un asco, no hice mayor intento de mejorarlo, simplemente entré a refrescarme el rostro e intentar lucir presentable.
El sonido de unos pasos deteniéndose frente a mi puerta me indicó que el momento de la verdad había llegado y quizá sería nuestra última conversación.
—Jona— susurró al verme esperándola.
No dije palabra, no podía articular nada, el nudo en la garganta y el dolor en el pecho se hacían insoportables.
– Gracias— susurró al entrar a la habitación.
Al igual que yo dirigió su vista hacia el desorden y botellas esparcidas.
—También me cuesta creer que no tenga fuerzas de tirar todo a la basura—
Giró hacia mí y me sorprendí al no sentir mis latidos acelerarse, mi respiración hacerse forzosa y mi piel cosquillear por sentir la de ella y eso, eso era malo.
—Lo siento...— comenzó a decir.
— ¿Por qué?— pregunté.
Su silencio hizo que todo lo que había contenido en mi interior en ese momento explotara y saliera de manera errónea.
— ¿Por olvidarme, por no luchar, por formar una nueva familia, por enamorarte y seguir viviendo mientras yo perdía la cabeza buscándote durante años para poder volver a vivir?— mascullé entre dientes.
Mis manos se volvieron puños, no me entendía, cómo podía hablarle de esa manera pero no podía hacerlo de otra manera, estaba destruido.
—Por todo eso y más Michael, lo único que me queda por preguntarte es ¿Aún quieres volver a vivir?—susurró.
—No pudiste ver mis ojos aquella vez— susurré triste.
Si tan solo supiera que en ese momento el nudo en la garganta no me permitía hacer otra cosa que no sea ahogarme con mi dolor.
—La tenías a ella, en tus brazos, tu hija— mi voz salió más quebrada de lo que creía.
— ¡Pero no recordaba nada!— cayó con fuerza sobre el sofá de la habitación del hotel.
— ¿Ahora lo recuerdas?— su vista se clavó en la mía y vi la duda instalarse en ella.
— ¡Lo perdí todo Michael! Viví por años creando alguien nuevo para poder soportar el dolor de no saber quién fui alguna vez—
Podía percibir el dolor y la ira en su voz, ella creyó en él, confió tanto o más de lo que había confiado en mí, se dio la oportunidad de amarlo, ¡Con un demonio! Tiene una hija con él y eso era más de lo que podía soportar.
— ¿Te preguntaste alguna vez cuánto luché por encontrarte? ¿Cuánto dolor traigo aquí dentro desde que te perdí? ¡Eras mi vida Alexa!—
Sus ojos se abrieron con sorpresa al oír mis últimas palabras y es que ni siquiera yo caí en la cuenta de lo que había dicho. En realidad ¿Ella tan solo es parte de mi pasado ahora?
—Lo siento mucho, no debí de haber venido, tenía tantas preguntas pero, creo que con lo que has dicho me es suficiente. Adiós Michael— susurró lo último con apenas un hilo de voz.
El sonido de sus pasos alejándose en el pasillo del hotel fue lo último que oí aquella noche antes de nublar mi mente y mi vida bebiendo una vez todo el alcohol que tenía a mi alcance, era lo único que podía calmar el dolor de saberla perdida nuevamente.
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VOLVER A VIVIR (Saga Vida #3)
Ficción GeneralTras pasar años buscando y recordando a Alexa, Michael Brunet decide despegarse un tanto de sus recuerdos e ir de vacaciones a Argentina junto a Jona y su familia, lo que nunca sospechó era que en aquel aeropuerto encontraría lo que durante tanto ti...