CAPITULO 16

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ALEXA

Ya después de tres largos días, de largos exámenes y entrevistas con sicólogos y oficiales de policía, al fin decidieron darme el alta médica y abandonar el hospital.

Mike no había vuelto a aparecer y aunque lo entendía, dolía, me desesperaba pero no me decepcionaba de él, no puedo culparlo por reaccionar de esta manera cuando ni siquiera yo me perdono el haberlo olvidado por tantos años.

-No vayas por ese camino hermana- dijo Jona ayudándome a bajar de la camilla.

-Es inevitable Jona, intento entender la reacción de Mike y lo hago pero el dolor está allí y no se va, está la desaparición de mi hija, la policía no tiene información alguna, intento conservar la calma pero es difícil- confesé suspirando.

-Han estado diez años separados, creo que no es por ser parcial hacia alguno de los dos pero creo que es Mike quien tiene más que asimilar toda esta locura- hizo una pausa tomando mi rostro entre sus manos -¿Te has puesto a pensar qué harías tú en su lugar? Él no te ha olvidado en estos diez años, no hubo día que no buscara una salida al laberinto que era su vida sin ti, le duele el hecho de que ni siquiera hubo un día en el que su recuerdo haya sido mayor y te haya hecho volver hasta él-

-No sé lo que han hecho con mi mente Jona, como han llegado a borrar o anular tanto en ella- susurré sintiendo un nudo en la garganta.

-No sabemos lo que Iris y Sam te hicieron, o que sí sabemos es lo que Trovato logró a base de drogas y supuestas terapias de recuperación para ti- dijo ayudándome a colocarme los zapatos.

-Es duro, pero no lo culpo, sé que necesita tiempo- me puse de pie y vi asomarse un hombre por la puerta de la habitación.

-Hola jefe- saludó llegando hasta él.

-Steve, ¿Cómo estás?- contestó él aceptando su mano.

-Señora Bronx- dijo con un movimiento de cabeza.

-Hola- susurré tomando mi bolso y acercándome a la puerta.

-¿Nos vamos?- dijo Jona sonriendo.

-Sí- contesté con una sonrisa.

Mi madre decidió regresar a New York y preparar todo para mi llegada, el viaje que nos esperaba era realmente largo pero serviría para poder poner en orden todos mis pensamientos.

El sonido del teléfono de Jona llamó mi atención y más aún al ver su rostro cambiar.

-Hermano...- dijo alejándose.

Me quedé mirando hacia donde mi hermano se alejaba lentamente, sabía quién era el único a quien él llamaba de esa manera. Al menos se mantenían en contacto, en cierta forma eso llenaba de esperanza a mi corazón.

-¿Alexa?- llamó Steve mi atención.

-¿Sí?- dije volviéndome hacia él.

-¿Su esposo dijo algo acerca de algún lugar al que ir con su hija?- aquello me sorprendió.

-Habló de Italia, pero llegué a dudar al dejarlo muy fácil para nosotros el encontrarlo-

-Italia, ¿Roma, Venecia, Sicilia? ¿Algún pueblo más pequeño?- volvió a insistir.

-Pues nosotros permanecimos mucho tiempo en Sicilia, él trabajaba en un hospital y Alexa ya estaba matriculada en un instituto-

-Pues sería muy fácil para él regresar como para nosotros encontrarlo- pensó en voz alta.

-Eso es lo que yo pensé, cuando estábamos aquí él tenía un piso en Chicago, por un momento se me pasó por la mente que lo usaría mientras nosotros nos desviábamos hacia Italia- expliqué seria.

-Podría...-

-Ya volví, lo siento hermana, debía atender...-

-Quiero verlo- dije seria.

Sus ojos se abrieron sorprendidos y trató de leer alguna duda en mi rostro pero no la hallaría, quería verlo, necesitaba verlo.

-No sé si sea conveniente ahora hermana, está confundido y dolido, no quiere cometer un error- dijo tratando de hacerme retractar.

-Por favor Jona, necesito hacerlo, necesito explicarle, al menos me merezco el intento- supliqué sintiendo mis ojos cristalizarse.

-No te garantizo nada hermana, te llevaré-

Un Camaro negro llamó mi atención mientras Steve hacía sonar la alarma del mismo. Giré sorprendida a verlo y sólo se encogió de hombros para abrir la puerta trasera.

-Pase usted- dijo serio.

-Gracias- contesté dejando el bolso a un lado.

Jona hizo lo propio subiendo al lugar del copiloto esperando por Steve mientras me observaba por el retrovisor.

-Tú mandas jefe- masculló encendiendo el coche.

-Iremos a este hotel- dijo enseñando su teléfono.

-Hecho- contestó sin replicar.

Durante el camino comencé a buscar todas las palabras posibles para tratar de explicar y convencer a Mike de que nos diéramos una nueva oportunidad. Eran demasiadas complicaciones las que aparecían día con día. Aún no sabía nada de mi hija y ya habían pasado cinco días desde que Trovato se la había llevado.

-Es aquí- dijo Jona sacándome de mis pensamientos.

No contesté, solo asentí y bajé del coche dirigiéndome a la recepción preguntando por su habitación, tras recibir la indicación de la recepcionista me dirigí hasta el ascensor, ya una vez dentro me apoyé en una de las paredes mientras sentía mi corazón latir más rápido con cada piso que avanzaba.

No sabía si Jona había puesto sobre aviso a Mike de mi visita por lo que al menos contaba con el factor sorpresa o eso quería creer. El sonido de llegada al piso y las puertas abriéndose hicieron que volviera a la realidad.

Caminé lentamente buscando el número de habitación, doscientos quince, cada vez más cerca, los brillantes números color plata llamaron mi atención, había llegado y aun así no me atrevía a levantar la mano y golpear la puerta.

-Vamos Alexa, ya estás aquí, sólo toca- me repetía dándome fuerzas.

El sonido de la puerta abriéndose hizo que mi respiración se cortara por completo. El rostro de Mike apareció detrás y no parecía sorprendido de verme.

-Jona- afirmé y el asintió dejándome camino libre para pasar – Gracias- susurré.

El desorden en la habitación era algo que llamó mi atención, Mike siempre había sido alguien bastante ordenado y meticuloso en su cuidado personal, ver su barba de varios días sin rasurar, su cabello no variaba mucho en su aspecto y la cama estaba rodeada de botellas de alguna que otra bebida alcohólica.

-También me cuesta creer que no tenga fuerzas de tirar todo a la basura- habló tras de mí.

Giré a encararlo y sus ojos eran distintos, aquel hermoso brillo que veía en ellos no estaba y el miedo comenzó a calarme tan hondo que dolía.

-Lo siento...- comencé a decir.

-¿Por qué?- preguntó.

Mi silencio lo hizo dibujar una mueca en sus labios y negar agachando la mirada.

-¿Por olvidarme, por no luchar, por formar una nueva familia, por enamorarte y seguir viviendo mientras yo perdía la cabeza buscándote durante años para poder volver a vivir?- comenzó hablar entre dientes.

Observé sus manos hechas puños a sus costados y las lágrimas brotaron ligeras de mis ojos al sentir el dolor del hombre que amaba, al darme cuenta de todo lo que él había sufrido mientras yo vivía.

-Por todo eso y más Michael, lo único que me queda por preguntarte es ¿Aún quieres volver a vivir?- susurré jugando mi última esperanza en esa pregunta.

VOLVER A VIVIR  (Saga Vida #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora