ALEXA
Al ir a la heladería el camino se llenó de las historias de Alexa y lo sucedido en el jardín, me distraje viendo hacia la ventana y volvimos a pasar por aquella casa.
«Lo amo Alexa, Jona es lo mejor que pudo pasarme»
«No, su nombre es Alexa Bronx, hermana de Jona Bronx, la reconocería donde fuera»
Aquellas frases se volvieron a repetir una y otra vez en mi mente.
—¡Mamá!— el grito de Alexa me sustrajo de mis pensamientos.
—Lo siento cariño, ¿Decías?—
—Quiero empezar a hacer mi traje pronto— sonrió desde el asiento trasero.
—Lo empezaremos mañana cariño, iremos a la tienda…—
—No, tú me darás la lista de lo necesario y lo llevaré por ti a la casa— interrumpió Tyler.
—Pero papi, mi mami y yo…—
—Harán lo que les diga o se quedarán sin helado— agregó Tyler sin expresión.
Vi como Alexa hacía un pequeño puchero y sus ojitos se ponían rojos.
—Tyler ¿Qué sucede contigo?— pregunté seria.
—No quiero que vuelvas a cruzarte con ese tipo— afirmó.
—No fue más que una confusión, su esposa no dijo lo mismo que él, se confundió, ¿Es motivo para que me dejes encerrada y a tu hija también?— exclamé.
—Mami, no pelees con papi— suplicó Alexa.
—No peleamos mi amor, sólo estoy pidiendo a papi que nos deje salir a comprar todo para tu traje—
—Dije que yo lo traería—
—Y yo que saldría con nuestra hija, no soy tu propiedad Tyler— mascullé.
—Hablaremos al llegar a la casa— dijo dando por terminada la discusión.
—Ya no quiero helado— murmuró Alexa.
—Pues mejor, iremos a casa entonces— habló Tyler.
Con los nudillos blancos por la presión puesta en el volante supe que la discusión de esta noche sería una larga, pero la convicción la que lo enfrentó aquel hombre y dijo ese nombre, Alexa Bronx, lo único que recordaba cuando Tyler me salvó.
Llegamos a la casa y nuestra pequeña fue directamente a su cuarto, realmente la había hecho sentir mal. Vi como pasaba por mi lado y juntando el valor que tenía lo tomé del brazo.
—A mí puedes hacerme los desplantes que quieras, pero con los sueños de Alexa no te metas Tyler—
—¿Quieres ir a verlo a él o a su esposa?— gruñó.
—Quiero ir con mi hija a comprar lo necesario para su traje, dejar de estar encerrada, quiero trabajar y no me dejas, quiero ir a pasear y no podemos si tú no estás, ¿Qué diablos está sucediendo Tyler?—
—¿Desde cuándo cuestionas lo que hago?—
—Desde que te comportas como un completo neandertal Tyler, tú no eres así, ¿Qué sucede?—
—Volveremos a Italia, pediré mi pase nuevamente—
—No lo haré Tyler, no volveré a Italia por un simple capricho tuyo—
—¡Y no es capricho tuyo quedarte aquí!—
—¡Quiero vivir Tyler!—
—Pues vive tú sola porque Alexa y yo volveremos a Italia— sentenció.
—No te atrevas Tyler—
—Sabes que puedo hacerlo, estás bajo tratamiento y no estás en condiciones de mantenerla—
—Con mi hija no Trovato—
—Nuestra hija cariño— dijo acercándose.
Me tomó del rostro y me besó con furia y desenfreno, intenté alejarlo y sostuvo mis manos con fuerza, este no era el Tyler del que me enamoré, no puede serlo, una sensación de alerta invadió mi cuerpo y sentí mi cuerpo estremecerse cuando se alejó.
—Estaré en la biblioteca, cuando esté la cena me llamas— sentenció antes de salir de la cocina.
Lentamente fui llegando hasta la barra de la cocina y un mareo me golpeó de repente junto con una sensación de arcadas que me obligaron a correr hasta el pequeño sanitario de la planta baja, arrodillada junto al inodoro volví todo lo que tenía en mi estómago.
—¿Mami?— la voz de Alexa me sorprendió.
—Cariño…—
—¿Quieres que llame a papi?—
—No cariño, estoy bien, es sólo un malestar— expliqué.
Sentí sus pequeños pasos alejarse y me levanté con mucho esfuerzo ya que los mareos se volvían cada vez más fuertes, observé mi rostro en el espejo y la imagen que me devolvía no era la que esperaba.
—Esto no está bien— dije suspirando.
«Te amo Alexa»
«Cásate conmigo Alexa»
—¡Ya basta!— gruñí golpeando el espejo con mi mano.
El dolor punzante me hizo reaccionar y coloqué mi mano bajo el chorro de agua esperando que la sangre desapareciera.
—¿Eve?—
La puerta se abrió y los ojos de Tyler fueron a mis manos ensangrentadas, se acercó a mí y las envolvió en una toalla. Llamó a Alexa quién bajó corriendo y nos subió en el coche, y eso fue lo último que recordé de ese día.
Los pitidos se hacían más fuertes y poco a poco obligaba a mis ojos a abrirse, debían mostrarme la luz nuevamente, no podían dejarme a oscuras sólo porque a ellos así le parecía, un dolor punzante en la cabeza me recordaron la situación en la que me encontraba debido a mi enfermedad, pero continué forzando a mis ojos para que dejaran pasar la molesta luz que había fuera. Intenté mover mi mano pero la sentía tan pesada como piedras, al intentar mover mis piernas el sentimiento fue el mismo.
Esperé unos segundos y volví a intentar realizar algún movimiento, todo en vano, mi cuerpo se rehusaba a darme el placer de moverme y salir de este lugar, de cierto era que odiaba los hospitales y ahora aún más, quería acariciar mi vientre, tenía una sensación de vacío inmensa y comenzaba a desesperarme y agitarme. Sentí una mano sobre la mía lo que hizo que al fin pudiera abrir mis ojos por completo. Al hacerlo vi a una enfermera que me sonreía.
—Al fin Alex, te estábamos esperando— dijo controlando los monitores.
—Cálmate Alexa, no quiero tener que ponerte a dormir otra vez y preciso que estés lúcida un tiempo más— dijo tomando mis manos entre las suyas —Iré por Michael, ¿quieres verlo?— preguntó.
Que si quería verlo... era lo que más deseaba en ese momento, estar entre sus brazos y dejarme ir, despertar de esta pesadilla que se había instalado en mi vida, este dolor era tan grande que sólo a su lado sentía que podía salir adelante. Asentí con la cabeza apenas moviéndola y vi cómo se marchaba en su busca.
—¿Amor?— oí su voz y juraría que mi cuerpo se estremeció.
Lo busqué con la mirada y encontré aquellos ojos cristalinos que tanto extrañé. Me veían y había notado que estuvo llorando también, estaban rojos y cansados, podía distinguirlo aún a través del barbijo que cubría su rostro. Mis ojos se sentían también más cansados y las lágrimas volvían a mojar mis mejillas. Se acercó a mi rápidamente y me abrazó como si en ello se le fuera la vida.
—Te amo... sentí que moría sin ti a mi lado— sollozaba besando mi cuello —Perdóname mi amor por favor— dijo viéndome fijamente a los ojos.
—Mike— dije abriendo los ojos encontrándome sola en una habitación de hospital.
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VOLVER A VIVIR (Saga Vida #3)
Ficção GeralTras pasar años buscando y recordando a Alexa, Michael Brunet decide despegarse un tanto de sus recuerdos e ir de vacaciones a Argentina junto a Jona y su familia, lo que nunca sospechó era que en aquel aeropuerto encontraría lo que durante tanto ti...