CAPITULO 12

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ALEXA

El tiempo parecía no pasar, veía mis manos, tomaba mis cabellos entre ellas, la desesperación se hacía cada vez mayor, necesitaba saber de ella, necesitaba verla, tenerla en mis brazos.

-Señora Trovato...- escuché llamar al oficial.

-¡Bronx! Demonios, es Bronx, es la verdad, en lugar de verme como victimaria debe de buscar al maldito que se llevó a mi hija sin mi consentimiento levantando falsos en mi contra- grité golpeando la cama.

-No funciona de ese modo señora, entienda por favor-

-¿Acaso entienden ustedes la situación en la que me encuentro? Se han llevado a mi hija, no sé dónde pueda llegar a estar, tiene cinco años por favor- volví a repetir la misma historia.

-¿Tiene alguna referencia de dónde pudo haberla llevado?-

-Luego del encuentro con Michael en el aeropuerto comencé a sospechar y fue cuando decidí no tomar las pastillas que él me suministraba, al llegar aquí comenzó a actuar aún más extraño con episodios de violencia incluidos. En el instituto dónde inscribimos a mi hija nos encontramos con un hombre, su nombre es James y era compañero de mi hermano Jona, él me reconoció y tuvo un altercado con mi esposo por ello, él insistía en que yo era Alexa Bronx y no Eve Trovato, discutimos en el coche y al llegar a la casa fue cuando sugirió la idea de volver a Italia, que es dónde vivíamos antes de aquí, no acepté la idea, volvimos al tema del hombre del aeropuerto que hasta ese momento no recordaba por completo quien era y me negué a ir con él y fue entonces cuando amenazó con llevarse a Alexa con él justamente alegando mi mal estado sicológico- expliqué detalladamente.

-Entonces Italia cree usted que...-

-No...- dije cortándolo – Lo conozco y sé que no dejará que la halle tan fácilmente, lo de Italia ha sido sólo una distracción, el verdadero destino será otro, pero realmente no tengo idea de cuál sea- dije soltando un suspiro.

El sonido de un par de golpes en la puerta hizo que nos desviáramos hacia ella, una joven con traje se acercó al oficial diciendo algo en su oído, a lo que él simplemente asintió diciendo que iría en un momento.

-Señora... Bronx- dijo sonriendo.

-¿Ahora me cree?- pregunté confundida.

-Su primer testigo acaba de llegar- afirmó abandonando la habitación.

"Primer testigo"

-Michael- gemí llevando mis manos a mi rostro.

La ansiedad se hizo presente en mi sistema, el sudor, respiración agitada, no Alexa, cálmate, debes salir y buscar a tu hija.

-Es todo lo que importa ahora, mi hija- sentencié firme.

Luego de un par de minutos vi la puerta de la habitación abrirse y el rostro de Mike asomar a un lado. Diez años, diez años sin verlo y mi corazón dio el mismo vuelco que cada vez que lo veía hace años atrás. Sus ojos marrones en los que me perdía, su sonrisa, sus brazos que tanto necesité, ¡Cómo demonios pude olvidarlo tanto tiempo!

-Mike...- susurré.

-Alexa...- dijo comenzando a moverse.

-Te extrañé tanto- abrí mis brazos y sólo deseaba sentir su calor.

-No más que yo mi vida, mi Alexa, mi amor- dijo rodeándome con sus brazos.

Y podría quedarme así por el resto de mi vida, sólo entre sus brazos.

-¿Cómo te sientes?-

-Como si tocara el cielo con las manos ahora- susurré sin apartar mi rostro de su pecho.

-Alexa...- dijo separándose lentamente.

Su mirada bajó a mis labios, su pulgar delineó la línea de mi rostro lentamente deteniéndose en mis labios. Lo vi clavar su mirada en la mía y acercarse temeroso, algo que a pesar de la situación me hizo sonreír, habíamos compartido más que eso en el pasado, su timidez era realmente tierna.

-Mike...- susurré.

-¿Sí?-

-¿Puedes hacerlo de una vez? Por favor...-

-Como ordene mi señora- dijo sonriendo.

Sus labios sabían igual de dulces, ese sabor mentolado, su movimiento lento y delicioso, ¿Cómo pude sobrevivir sin ellos tanto tiempo? Sin dudarlo rodeé su cuello con mis brazos dejándome llevar por el mar de sensaciones que mi cuerpo experimentaba.

Sentía mi corazón latir como si fuera la primera vez, como aquel primer beso que nos dimos y cada uno de los recuerdos que tanto había buscado volvían a mi mente, ese beso fue el detonante de todo.

-Alexa...- susurró apoyando su frente en la mía.

-¿Cómo pude sobrevivir sin ti?- dije sincera.

Las lágrimas se agolparon en mis ojos y no pude contenerlas más. El llanto se hizo presente haciéndome estremecer en sus brazos.

-Ya estoy aquí y no volveré a dejarte, jamás- dijo abrazándome fuerte.

Sus manos recorriendo mi espalda intentando calmarme fue lo más hermoso que pude experimentar en todo este tiempo, no quería separarme, no podía dejar de llorar, cómo pude dejarme manipular de esta forma, cómo pude ser tan frágil y tonta.

-Perdóname, por favor, perdóname- comencé a decir entrecortadamente.

-Tranquila, volverás a colapsar y no quiero verte entre estas paredes, hay mucho que hacer allá afuera Alexa-

Besó mis cabellos y se separó lentamente de mí.

-¿Mi hija?- pregunté temerosa.

Su rostro cambió por un momento a uno de decepción que supo ocultar bien en un segundo. Tenía miedo a su reacción respecto a este tema. Había jurado amarlo y ahora tenía un esposo y una hija, una familia lejos de él.

-He hablado con Jona al respecto y Steve un amigo de él que fue quien te encontró ya está trabajando en ello- dijo serio.

-Mike yo...-

-Luego Alexa, tenemos tiempo de hablar de ello- sentenció serio.

Asentí levemente y guardé silencio, tenía miedo, no quería perderlo y entendería que él quisiera alejarse, es más, ni siquiera sabía de su vida, quizá y él también había rehecho su vida lejos de mí, o acaso...

-Mike, tú...-

-Debo llamar a Jona, ya regreso-

Se levantó de la camilla de golpe y el frío de su ausencia caló tan profundo que sentí que lo perdía.

-Michael- susurré sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas.

No tenía derecho alguno a reprochar, diez años, diez años de sentimientos encontrados pero, tampoco era mi culpa, siquiera sé cómo fue que llegué a manos de Trovato, sólo recuerdo haber ido por el vestido de novia con Miranda y después nada, es un maldito blanco en mi mente hasta que volvía verlo en el aeropuerto.

-Te busqué, juro que te busqué Mike- sollozaba fuerte.

Mi pecado fue confiar en la persona equivocada, un pecado ajeno que estoy comenzando a pagar con creces.

-¡No es mi culpa!- comencé a gritar desesperada golpeando mi cabeza con la almohada repetidamente.

No es mi culpa, no quiero perder a nadie más, mi hija, el amor de mi vida, no quiero seguir perdiendo, no quiero, estoy cansada.

No podía detenerme y con el escándalo aparecieron en la habitación Mike acompañado del oficial y dos enfermeros. Intentaron sostenerme pero los espasmos que azotaban mi cuerpo eran mayores, no quería que me tocaran.

-Debe calmarse o la pondremos a dormir señora Bronx- dijo la enfermera.

No quería dormir, mi hija, Mike. Levanté la mirada buscándolo y lo vi junto a la puerta de la habitación, veía la confusión en sus ojos, el dolor, la decepción, el enojo y no podía soportarlo, después de todo, yo no pedí nada de esto en mi vida.

VOLVER A VIVIR  (Saga Vida #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora