Vendetta >CAMREN< (Editando)

Capítulo 4

Historia de HeIsTaken
---------------------------------------------------------

De una cosa estaba segura Lauren en la vida, y era que nunca podría olvidar ese rostro alguna vez.

Estaba allí. Camila estaba allí, en su restaurante.

Quiso hacerse creer que era una simple alucinación, que sus pesadillas ahora se habían transformado en espejismos de lo que ella realmente anhelaba ver, de lo que deseaba volver a sentir. Ese chica no podía ser Camila, Camila había muerto por su culpa, y era imposible que la chica que ahora estaba hablando con Lucy en su oficina fuera la pequeña.

Solo debía estar confundiéndola con alguien más, eso era muy posible y lo más lógico.

Porque una cosa era que su ser estuviera podrido y el remordimiento predominara en el cuerpo de lo que alguna vez fue Lauren Jauregui, y otra muy distinta era que estuviera enloqueciendo y que el recuerdo de Camila le atormentara hasta en su vida normal.

Había llegado temprano, como siempre, al restaurante. Mabel ya estaba preparando las órdenes de los clientes de la mañana, los meseros iban de acá para allá y Lucy había estado esperando que la chica a la que contrataría hiciera acto de presencia por allí.

Lauren se hizo cargo de unos pedidos que estaban siendo descargados en la parte trasera del restaurante, con ayuda de Normani, que por ahora no estaba sirviendo a los clientes como todos los demás. Ella firmaba y encargaba, Normani ayudaba a descargar las cajas del gran camión, mientras hablaba con el chico que lo conducía. Lucy debía estar con la nueva chica que quisiera el puesto de mesera, y una vez que termino de arreglar la documentación con el chico del camión, prefirió ayudar a la chica con su labor encomendada.

Pero todo se había volteado para ella cuando vislumbró a la chica sentada frente a ella. Era una mujer de cabello muy largo y castaño, su piel era morena clara, y su rostro estaba plasmando una expresión seria, asintiendo a algo que le estuviera diciendo Lucy.

El aliento dejó el cuerpo de Lauren, cuando se decidió por acercarse a hacer lo que tenía en mente; ayudar con la gestión; pero a medida que se acercaba más y más a esa chica, su corazón se encogía por centímetros, y su cerebro le decía que abortara la misión, que saliera de ahí cuanto antes.

Pero ignorando todo eso, sin razón aparente, llegó hasta el escritorio donde estaban ambas: empleador y empleada.

— ... Eso sería todo, Karla... ¡Oh Lauren! Mira, ella es Karla Estrabao, la nueva mesera.

La chica se percató de la tercera persona en la habitación, la que se llamaba Lauren, ella que no podía ser la misma de la que quería vengarse. Su respiración se detuvo en cuanto la vio. Estaba allí, siguiendo con su vida normal, como ella no pudo hacerlo. Estaba allí, más cambiada que nunca. El rostro pálido, como si estuviera viendo a un muerto (probablemente era por eso), su cabello estaba más largo, ahora se dejaba un poco el fleco, y sus ojos verdes, ahora apagados y sin brillo, eran sucedidos por unas ojeras marcadas.

— Uh, Karla, claro.— Lauren pareció salir de algún tipo de trance de indecisión, y estiró su mano, dubitativamente, en espera de que Karla se la estrechara.— Lauren Jauregui, la dueña del restaurante.

El corazón de Camila se detuvo en el momento que supo que tendría que tocar su mano, sentir su piel nuevamente, pero más fue su sorpresa al percatarse de la sensación que lo invadió terriblemente. Su cuerpo se paralizó al cien por ciento, y sus ojos se estaban aguando. No quería llorar. No quería tocarle, no quería ser débil otra vez.