Historia de HeIsTaken
---------------------------------------------------------El día comenzaba como cualquier otro esa mañana. Tuvo que levantarse temprano, ducharse, vestirse y sin querer probar bocado alguno, pues su estómago se había cerrado, partir hacia el restaurante como rutinariamente lo hacía. El tráfico era el mismo, las personas en la calle también, los negocios continuaban abriendo normalmente. Nada allá afuera se había detenido después de lo sucedido anoche. Solo ella y su corazón eran conscientes de lo difícil que estaba siendo continuar como si nada después de eso.
Justo ahora, sentada frente a su escritorio con una taza de café frío en él, después de haber esquivado las preguntas preocupadas de Mabel y Lucy al llegar, estaba intentado hacer el papeleo que hacía normalmente a diario, hacer llamados y encargos para distraerse, pero su mente no estaba puesta en ello, y sentía como todo el peso de sus actos caía sobre su espalda y nada, ni siquiera llorar, le alivianaba un poco la carga.
Su teléfono vibró encima del escritorio, su pecho inflándose en ansias de pensar que tal vez ella la estaba llamando, que aún quería hablarle a pesar de todo.
Tras unos segundos la pantalla se iluminó con el nombre de Clary en ella. Sus comisuras luchando por estirarse en una sonrisa, que terminó saliendo como una vil parodia.
"Mami, ¿qué pasó? No enviaste los saludos anoche :("
Lauren soltó un suspiro pesado. ¿Qué le diría a su hija ahora? ¿Qué todo estaba arruinado? ¿Qué, como siempre, ella había jodido todo lo que le importaba? ¿Qué ya no recibiría el saludo que le había prometido de Karla, porque ni siquiera ella sabía si volvería a verla?
"Lo olvidé completamente, amor. Lo siento :("
Solo recibió como respuesta una serie de emojis divertidos y un sticker de un osito lanzando un beso, cuando la puerta de su oficina fue abierta y Lucy se asomó a medias por ella.
- Lauren, te necesitan aquí afuera.- Anunció nerviosa la castaña de pie en el umbral de la puerta. La ojiverde apartó la vista de su teléfono y levantó la cabeza, mostrando su rostro cansado y con rastros de haber llorado por horas.
- No estoy para nadie.
Ella lo observó y asintió.- Se nota.- comentó. - Pero es la policía. Creo que... deberías ver que está pasando.
Lauren asintió y murmurando un "enseguida voy" a regañadientes, se puso de pie, y dejando su móvil en la mesa, se dirigió al salón principal. La policía era lo último que esperaba y necesitaba.
Dos uniformados se encontraban de pie afuera de la puerta de la cocina, Mabel se hallaba hablando con ellos privadamente de algo que ella no alcanzaba realmente a oír.
-¿Jauregui? ¿Lauren Jauregui? - preguntó el primer oficial, el que resultaba ser más intimidante de ambos, al verlo acercarse a paso lento hacia ellos.
- Soy yo. -dijo, estirando su mano, ofreciendo un saludo que nunca llegó, pues el oficial nunca llegó a estrechar su mano. Dejó caer la suya, confundida por aquel acto tan hostil.- ¿Qué necesita, oficial?
El primero le lanzó una mirada profesional al otro, y éste procedió a sacar unas esposas de su cinturón.
- Hemos venido por usted, señora.- dijo él, observando la confusión en el rostro de la acusada. -Queda detenida bajo los cargos de violación sexual y haber sido uno de los autores intelectuales de la propia muerte de la joven Camila Cabello en el 2007.
Todos en el lugar dejaron escapar una exclamación de sorpresa. Lucy cubrió su boca con sus manos al haber sido todo tan inesperado. El pecho de Mabel se encogió al oír el incidente de Camila, y sus ojos observaban desde el oficial hasta Lauren reiteradas veces. Los comensales fingían que estaban en lo suyo y no oían, pero siendo sinceros, no iban a perderse tal notición por nada. Otros de los empleados, los que entraban y salían de la cocina a cada rato, entendían a medias lo que estaba pasando, pero se aguantaban sus ganas de saberlo todo, pues debían continuar trabajando. Todos, absolutamente todos, estaban sorprendidos e intrigados con lo dicho por el oficial, menos ella misma... y Lauren.
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Vendetta >CAMREN< (Editando)
FanficCamila Cabello, ahora con 22 años, decide volver al pequeño pueblo en el que nació y creció, y el que también conoció su humillación años atrás. Todo, o al menos la mayoría, continuaba igual. Sólo unos pequeños cambios aquí y allá eran visibles en l...