Capítulo 25

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Historia de HeIsTaken

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Camila cerró sus ojos y se dejó seducir por las suaves caricias que las delicadas y experimentadas manos hacían en su cabello, siendo tocada relajantemente mientras su cabeza estaba apoyada en las piernas de la mujer que la acariciaba.

— ¿Sabes qué? Extrañé esta sensación.— murmuró alzando su cabeza hacia arriba. Mabel le regaló una maternal sonrisa como esas de las que se privó por años de regalar al no tenerla a su lado.

Camila había golpeado a su puerta esa misma tarde, la siguiente al juicio, con su rostro dócil y una mirada expresiva pidiendo su atención. Ella, congelada por breves instantes y con la emoción a flor de piel, aguantó solo cinco segundos de pie y se abalanzó para estrecharla entre sus brazos. Notándo lo fuerte y grande entre ellos. Ella le había dicho que quería hablar, ella la dejó pasar y ahora estaban juntas en el sofá poniéndose al día de tanto cariño que habían dejado de lado.

— Yo también, mi niña. Mucho.— respondió ella, entremetiendo sus dedos en su castaño y largo cabello.

— ¿Crees poder perdonarme algún día? — preguntó levantandose y mirándola de manera culpable.

Ella sólo le sonrió.— No hay nada que perdonar, cariño.

Camila negó suavemente con su cabeza.— Yo te traté muy mal en ese tiempo. Tú no lo merecías.

— Y tú no merecías aquello.— murmuró suavemente la mujer cogiendo su rostro y mirándolo tiernamente.— Nada de esto es nuestra culpa.

Camila asintió lentamente, dudando.

— Quiero pedirte algo, Mab.

Ella asintió, respondiendo un simple:

— Lo que sea.

Camila cogió las manos de la mujer entre las suyas y la miró directamente a los ojos. La mirada de ella reflejaba una paz interior muy grande, que no había estado ahí desde que Camila había "muerto" años atrás. Pero que ahora podía lucir transparentemente porque así se encontraba; en paz.

— Quiero que estés con Lauren.— musitó la castaña, hablando firmemente.— Si es posible, que la perdones.

Pudo sentir cómo la mujer quiso soltar sus manos de las suyas, pero ella no lo permitió.

— Has perdido el juicio, mi niña. Lo que Lauren hizo no tiene perdón de Dios.

Camila acarició sus manos para tranquilizarla y ella guardó silencio.— Puede que no, y puede que sí. Tú la quieres mucho y yo lo sé. Esto que pasó no logró que la odiaras, porque nunca podrías odiarla.— respondió ella, viéndolo en sus ojos.— Tú no eres así, Mab.

— Camila, yo...

— Ella te necesita. Y tú la necesitarás también.— dijo.

La mujer la observó algo asustada, no podía ser lo que estaba pensando.— ¿De qué hablas?

Camila suspiró.

— Yo regresé sólo para esto. Debo irme otra vez. Y esta vez no creo volver.

— ¿Qué? No, Camila, no puedes marcharte de nuevo.— pidió ella, apretando sus manos unidas. Camila negó ante aquello.

— Es necesario. En este pueblo nunca podré ser yo otra vez. Todo el mundo observándome de soslayo, murmurando cosas sin prudencia sobre mí, es imposible. Si me quieres realmente, me entenderás.— finiquitó.

Vendetta >CAMREN< (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora