Hermione y Harry regresaron a la casa, donde Draco platicaba con George y Ginny ayudaba a su mamá en la cocina. La chimenea de la casa se encendió en color verde y en ella apareció Bill con su pequeña Victoire y Fleur. Todos los saludaron y George presentó a Draco y él gustoso saludó a todos. Harry se fue por Teddy con su abuelita Andrómeda. Hermione ayudó en la cocina y Draco sirvió los platos. Los demás fueron llegando y la casa se llenó. Para buena suerte de Draco, Luna y Theo llegaron junto con otra pareja que él no conocía. Harry llegó con Teddy. El pequeño de cabello azul adoraba a Hermione, así que después de saludar a su abuelita Molly y los demás no se despegó de ella. Draco se acercó a Theo, que platicaba con la pareja con la que habían llegado.
-Theo necesito hablar contigo –interrumpió el rubio.
-Draco, no seas grosero... Ellos son Neville y Hanna, son amigos de mi querida Luna –besó a la rubia- él es Draco Malfoy.
-Mucho gusto –saludaron
-Mucho gusto -contestó
-Ahora si podemos hablar –le dio un pequeño beso a Luna- No tardo
Los dos se apartaron de todos, en un lugar donde no pudieran escucharlos.
-¿Qué pasó Draco? –Le dio un trago a su copa de vino- ¿Qué es tan urgente?
-No tomamos en cuenta la situación de la magia, yo no soy un ser mágico...
-¡Ya sabía que se me había olvidado algo! –Se palmeo la frente- pero no te preocupes Draquito, eso lo resolveremos mañana –le dio unos golpecitos en la espalda- yo tengo mi varita, mañana iremos a comprar la tuya
-¿Cómo es que tienes varita? –Preguntó sorprendido.- tú no tienes magia...
-Mira, las varitas escogen a los magos porque tienen algo especial, algo que los hace diferentes a los simples mortales, la magia en sí, la tiene ella. Entonces cuando nosotros vamos por una ella (la varita) nos escoge porque no somos iguales a los demás, somos "especiales"...
-¿Y cómo le haces para los hechizos?
-Le leo la mente a los demás y los aprendo... ¡Es fácil!
-Está bien, pero mañana la compraremos
-Claro... -Tomó más vino- Este vino está delicioso, deberías probarlo.
-Más tarde, iré con Hermione
-¿Qué pasó ayer? –preguntó Theo deteniéndolo
-No pude hacerlo, por si no te has dado cuenta –contestó molesto
-¿Por qué?
-El gemelo de George me dijo que no había necesidad de matarla
-Ah, ya, el ángel guardián...
-Sí él.
-¿Quién dijo que la tenías que matar? –Se acabó el vino- solo tienes que conseguir su sangre y ya. Ya sabes, con un pinchazo es suficiente... Creo
-Pero... ¿Y después que tengo que hacer?
-No lo sé, nunca me dieron ganas de intentarlo, deberías preguntarle al ángel guardián.
-Sí eso haré.
La reunión siguió y la hora de la comida llegó. Por cuestión de espacio, sacaron la mesa y las sillas al patio principal. Hermione cargaba a Teddy y Fleur –que estaba sentada a un lado de ella- cargaba a la pequeña Victoire, los dos pequeños jugaban con los cubiertos, entonces Harry tomó una copa y la golpeó suavemente con su cuchara.