-Hola nena...
La voz de su mejor amigo muggle sonó en el umbral de la puerta. Miró rápidamente a donde estaba y sonrió de oreja a oreja. Su cabello negro y sus ojos color café fueron lo primero que vio, hace años que no lo veía y se dio cuenta que el tiempo le había sentado bien. Prácticamente corrió y lo abrazó.
-¡Matt! ¡Cuánto tiempo sin verte!
-Hola Minie
-¡¿Qué estás haciendo aquí?! –Se separó de él- ¡¿Cómo supiste donde encontrarme?!
-Bueno, yo era el único "muggle" que sabía que eras una bruja, así que te busqué por mucho tiempo.
>>Cuando no te encontré, no me di por vencido, después en mi trabajo descubrí a unos de mis compañeros haciendo magia y cuando trató de borrarme la memoria le mencioné que sabía lo del mundo mágico. Le platiqué de ti y me dijo que eras una heroína y muy prestigiada bruja, así que le rogué que me trajera aquí y con tal de que yo no cotara su secreto me trajo
-¡Me alegra tanto verte!
Y así se pasó la tarde, intentando trabajar mientas platicaba con él. Cuando terminó el turno, él se fue a su hotel y ella prometió que lo buscaría al día siguiente.
Hermione se apareció en su casa. Todo estaba recogido y ordenado. Buscó a Luna, pero no estaba, así que supuso que estaba con Theo. Buscó a Draco y a Teddy pero no los encontró. Una extraña preocupación invadió su pecho, así que decidió que los llamaría. Marcó el celular de Draco, sonó una, dos, tres y cuatro veces, pero él no contestó, lo único que se escuchó fue el mensaje de voz, que era la de Teddy y decía: "Hola, somos Draco y Teddy, te regresaremos la llamada cuando podamos, si eres Hermione no estamos". Hermione rió, pero a la vez se enojo por el contestador.
Decidió que se daría una ducha y esperaría a que llegaran. Cuando salió aun no llegaban los chicos. Comenzó a vestirse, entonces escuchó la puerta. Las risas bajas de Draco y Teddy se escucharon a lo lejos, era obvio que pensaron que la castaña no estaba, caminaron a hurtadillas a la cocina y entre risas sacaron algo para cenar. Hermione salió en silencio y entró a la cocina. Teddy estaba sentado sobre la barra, vestido de un overol de trabajo pequeño y manchado de pintura azul brillante, su cara estaba pintada también, al igual que su cabello que seguía rubio. Draco preparaba unos emparedados y al igual que Teddy estaba vestido con un overol y todo manchado de pintura. Teddy volteó a la puerta y miró a Hermione.
-Oh oh...
-¿Qué pasa Teddy? –Draco volteó también- Teddy, ¡hemos sido descubiertos!, ¡acción evasiva numero dos!
Teddy saltó de la barra, gritó, comenzó a correr hacia la puerta y pasando por entre las piernas de la castaña logró escapar. Hermione dejó de verlo y miró a Draco, pero fue muy tarde y solo soltó un grito de sorpresa cuando Draco la cargó y empezó a correr con ella en su hombro. Teddy reía y Hermione gritaba.
-¡Bájame Draco! –pataleó
-¡Promete que no te enojarás! –Draco dio más vueltas
-¡Lo prometo! ¡Lo prometo! –Gritó- ¡Ahora bájame!
Draco paró en seco y la lanzó al sofá. Teddy seguía riendo como loco y cuando vio que Draco quedó libre se lanzó a sus brazos.
-¿Por qué están todos manchados de pintura? –preguntó Hermione
-¡Es un secreto! –Se apresuró a contestar Teddy- No podemos decirte.
Hermione torció la boca y le lanzó una mirada asesina a Draco, pero el solo simuló cerrar un candado en su boca.
-¿No me dirán? –preguntó de nuevo.
-Nop –contestó Teddy de nuevo
-Entonces tendré que hacerles cosquillas
-¡Noooo! –Teddy saltó de los brazos de Draco y corrió alrededor de la mesa, Draco lo siguió y juntos huyeron de la castaña enojada.
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-Tengo sueño –comentó Teddy mientras Hermione terminaba de secarlo con una toalla
-Ya te dormirás, solo te pongo tu pijama y ya. –le contestó sonriente.
En eso Draco salió del baño secándose el cabello y solo con los pantalones del pijama puestos. Teddy vio su abdomen y lo analizó curioso.
-¿Algún día tendré así mi pancita? –preguntó
-Algún día Teddy –contestó Draco.
-¿Ya nos dormiremos? -preguntó bostezando y tallándose los ojos.
-Sí mi amor –contestó Hermione
Terminó con su cabello y lo acostó en medio de los dos. Draco lo abrazó y Hermione también y así juntos se quedaron dormidos.
Hermione se levantó temprano esta vez, a la siete treinta, se arregló y se fue al trabajo, dejando a Draco con la mitad del cuerpo colgando de la cama y a Teddy ocupando la mayoría del lugar. Recordó que vería a Matt, así que decidió terminar temprano para poder buscarlo.
Draco y Teddy despertaron a las nueve y media, desayunaron y decidieron seguir con su misión.
El día pasó rápido y Hermione se vio con Matt en un restaurante del Londres muggle, donde platicaron de todo lo que se habían perdido. Él le comentó que era actor y abogado y que estaba soltero. Ella le platicó de todo lo que había pasado en su vida y de porque era la heroína del mundo mágico. Matt no comprendió nada hasta que la castaña puso de ejemplo la segunda guerra mundial, con Hitler al mando. Platicaron mucho tiempo en ese lugar hasta que el dueño pidió que se fueran pues eran las nueve y tenían que cerrar. Hermione acompañó a Matthew a su hotel y después se apareció en su casa, donde solo estaba Luna. Le preguntó donde estaban todos, pero ella no quiso contestar. A las diez,
Draco, Theo y Teddy llegaron a la casa, sonrientes y sucios.-¿Dónde estaban? –preguntó un poco molesta la castaña
-Si te digo tendría que matarte –Draco se acercó y la besó- mejor te lo enseñamos
-Pero hay que taparte los ojos, tía Mini –Teddy se acercó y le puso una venda en la mano a Draco
-¿Qué se traen?
-Shh, tú solo obedece –la calló Theo.
Hermione se resignó y se dejó vendar los ojos. Teddy la tomó de la mano y la guió mientras caminaban y no fue mucho, de pronto pararon y Teddy la soltó.
-Ya puedes quitarte la venda –dijo Draco.
Hermione hizo caso y se quitó la venda. Estaba en otra casa, igual a la que tenía con Luna, solo que de paredes color blanco, una sala muy elegante de piel color negra, comedor de igual color y alfombra. Hermione no sabía que significaba todo eso.
-Es tu casa Hermione –por fin dijo Draco.