18.- Meses después.

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  Hermione vivía más que feliz con Draco y Teddy. Eran toda una familia ejemplar, aunque no estuvieran casados y Teddy no fuera su hijo. Draco y Harry se habían vuelto muy buenos amigos y siempre salían juntos, hasta el día de la boda del azabache, cinco meses después de la propuesta. Ron había sido el padrino y Hermione la madrina. Lavander ya tenía siete meses de embarazo y se había enterado que sería un niño que nacería a mediados de enero.

Después Harry y Ginny se fueron de luna de miel a México, donde Ginny le confesaría que estaba embarazada.

Draco había entrado a trabajar con Theo en San Mungo y Teddy se la pasaba con su abuelita Molly o Luna. Draco se había convertido en el jefe de emergencias y se había dado cuenta que esa carrera le gustaba mucho.

Los meses siguieron pasando y llegó el momento del parto de Lavander. Theo era el encargado de todo eso, así que Draco no se dio ni la vuelta por el piso de maternidad, pues ahí estaba Ron y no era su mejor amigo. Ginny había vuelto al trabajo, también en emergencias, con una pequeña pancita de cuatro meses, así que el rubio y ella se habían vuelto mejores amigos y colegas de trabajo.
El trabajo de parto de Lavander se complicó y aunque el bebé nació sano, ella enfermó gravemente. Con cuidados de Theo y una ayuda de Draco, se recuperó. Dos meses después del parto, ella y Ron se casaron y se mudaron a una casa cerca a la madriguera.

Hermione había logrado leyes nuevas a favor de las criaturas mágicas y se había vuelto una heroína para más de uno.
Ese día se había quedado hasta tarde y le había dicho a Draco que no pasara por ella, que se iría por red Flu. Acomodó todos sus papeles, archivó lo que tenía que archivar y firmó lo que le faltaba. Eran las diez cuando salió de su oficina. Caminó hasta donde estaban las chimeneas cuando alguien tocó su hombro. Era Ron.

-Hola Hermione –la saludó el pelirrojo

-Hola Ron –contestó cordialmente- ¿Cómo has estado?

-Bien ¿Y tú?

-Excelente, ¿Cómo están Lavander y Hugo?

-Ellos están muy bien.

Los dos se quedaron en silencio, uno muy incómodo.

-¿Ya te vas? –preguntó Ron

-Sí, tengo que llegar a mi casa, Draco y Teddy me esperan –contestó.

-Te llevo

-No, iré en chimenea

-Vamos Minie, somos amigos, yo te puedo llevar
Hermione lo dudó un momento, pero al final accedió.

Caminaron por la calles, platicando cosas de los viejos tiempos. Se aparecieron en el Londres Muggle, donde Ron tenía su auto. Le comentó a la castaña que iría a un bar cercano antes de ir a casa y le preguntó si quería acompañarlo. Ella se negó, pero Ron insistió tanto que terminó aceptando.

Llegaron al bar y platicaron un poco más, pero había algo en la actitud nerviosa de Ron que no le daba buena espina. Se disculpó y fue al baño, donde llamó a Draco, pero él no le contestó.

Seguramente estaba bañando a Teddy o algo similar, pero supuso que le regresaría la llamada. Regresó a la mesa con Ron y se terminó su Whisky.

-Hay que irnos Hermione –dijo Ron con una sonrisa despreocupada en su rostro.

Ella asintió y se levantó, pero al instante se mareó. Ron la agarró y prácticamente la arrastró a la salida, la subió a la parte trasera del coche y se la llevó. Ron la había drogado, le había puesto algo en la bebida cuando ella se había ido a llamar a Draco. Se sentía mareada y no sabía dónde estaba. El carro se detuvo y Ron subió a la parte de atrás con ella.

Ángel CaídoWhere stories live. Discover now