El Plan de Mabel

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El bosque se hacía más bello a medida que la noche avanzaba, las luciérnagas se encargaban de dar más brillo al lugar, las estrellas acompañaban a la luna como en todas las noches, un increíble lugar; todo esto no les parecía importar al par que se movía a paso ligero por el bosque.

Después de un larga caminata por los senderos del bosque, el par logró llegar sanos y salvos a las afueras de la ciudad, durante el trayecto se limitaron a hablar para guardar las pocas energías que les quedaban, pero ya en la plaza del pueblo pudieron sentirse más relajados. El chico soltó un suspiro y salió de la cubierta de tela que Candy compartía con él.

-Eso si fue intenso, sentí que me perdía en aquella intersección con las rocas- después de estirar sus brazos esperó a que la chica dijera algo.

La chica cubrió su pecho con las telas que dejó el castaño pero no dijo nada, ya que su cabeza aún seguía sugestiona y aterrada con lo que pasó en su pesadilla <<¿Qué demonios pasó allá?, no puedo creer que todo eso haya pasado en mi sueño, Bill Cipher es muy peligroso, no puedo imaginarme de que sería capaz si gobernará este mundo. Sólo me queda aguardar para contarle todo a Dipper, tal vez pueda hacer algo, siempre lo hace, pero no me siento en condiciones de decírselo ahora. Solo espero llegar a casa sana y salva>>. Pasó un rato y Candy no le había contestado al joven Pines lo que provocó que este se preocupe.

-Tierra llamando a Candy, ¿Me copia?... ¿Candy, está bien?, ¿Candy?, ¿Candy?, ¡¿Candy?!- al no recibir una respuesta el chico gritó muy fuerte para que volviera en si.

-Oh...*moviendo la cabeza a todos lados* lo siento, no te escuchaba, estaba perdida en mis pensamientos- la pelinegro empezó a moverse para llegar cuanto antes a su casa.

-Entiendo... pero si te sientes mal solo dímelo- Dipper alcanzó a Candy quien iba en dirección a su casa. Ella asintió para después no decir nada.

Cuando llegaron a su casa solo faltaban cinco minutos para que fueran las doce de la noche, ambos ambos chicos se miraron mutuamente para pensar en una excusa que justificara su gran tardanza.

-Ahora que le diré a mis padres- Candy vio al castaño con mucha preocupación.

-Se me ocurrió algo, le diremos a tus padres que Mabel nos invitó a ver una maratón de películas en la cabaña, por eso se te hizo tarde- la mentira que propuso Dipper no terminó de convencer a la chica.

-Bueno... de todas formas, tal vez funcione- con una gesto intranquilo, Candy tocó la puerta de su casa.

De inmediatamente una pareja salió de la casa, un hombre de unos treinta y cinco años, cabellos negros, peinado corto, ojos marrones rasgados, tes blanca, no muy alto, usaba un par de anteojos y vestía una pijama simple de color azul, con sombrero de duende incluído; y una mujer que aparentaba tener la misma edad que su acompañante, cabello largo color negro, ojos grises, tes blanca, un poco más alta que el de su costado y vestía una pijama de color celeste. La pareja fue directamente a abrazar a Candy con mucho amor, dejándola boquiabierta.

-Mamá, papá, ¿qué están haciendo?- la pelinegro se sonrojo mucho, al grado de parecer un tomate maduro.

-Uy lo siento, cariño, no queríamos avergonzarte delante de tu novio- la señora Chiu dejó de abrazar a su hija.

-También lo siento, cariño, creo que olvidamos que es la primera vez que vienes con un chico a la casa- también dejó de abrazar a su hija.

-¡Mamá!, ¡Papá!, ¡Basta!, es solo un amigo- aún con el rostro enrojecido intentó corregir a sus padres, pero sólo lo empeoraba. Candy volteó para pedir auxilio al castaño.

El misterio de tu amor (Gravity Falls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora