Tres golpes sonaron en la puerta. Harry llegaba justo a tiempo.
Revisé mi maquillaje en el espejo, como si no lo hubiera hecho ya una docena de veces o más. Síp, mi cara seguía allí. Dejé escapar un profundo suspiro y traté de frenar mi corazón acelerado cuando abrí la puerta para nuestra cita del viernes por la noche.
La lenta sonrisa que se extendió por su rostro hizo que mi ritmo cardíaco volara de nuevo. —Hola.
Sus dientes se asomaron sobre su labio inferior un escaso segundo antes de que negara con la cabeza. —No puedes usar eso.
Auch. —¿No te gusta? —Miré a la falda corta y coqueta que Sam me había convencido de usar, junto con una licra y un suéter escotado. Esta era su idea de "ayudar" en la situación.
—Oh, no, me gusta. —Sus ojos se oscurecieron—. Te ves comible, Ember. Pero te vas a congelar ese lindo traserito tuyo si usas eso.
—¿Qué quieres que me ponga? —Pantalones.
Me eché a reír. —Estos son pantalones.
—Esas son glorificadas pantimedias. —Dio tres pasos, apoyándome contra la pared de entrada. Mi respiración se detuvo cuando él agarró mi pierna izquierda y la levantó, encrespando mi rodilla en su cintura. Un movimiento, y me tenía tan excitada que estaba dispuesta a renunciar a la cita y omitir hasta el beso de buenas noches, o más. O algo. Pasó la mano por mi tobillo expuesto hasta mi pantorrilla revestido por licra, a través de la parte posterior de mi rodilla y hasta mi muslo, parando donde comenzaba la falda. Apoyó su frente contra la mía.
—Puedo sentir cada curva debajo de estos, December, justo como si mi mano estuviera sobre tu piel desnuda.
Me arqueé hacia arriba para un beso y se echó hacia atrás, con los ojos oscuros de ese familiar deseo. —Si te beso ahora, no habrá cita.
—Estoy de acuerdo con eso.
Con un último golpe a mi pierna, la quitó de su cintura y suavemente la puso de nuevo en el suelo. Levantó las manos como si estuviera bajo arresto y se alejó lentamente.
—Pantalones. Ahora.
Me aparté de la pared y me dirigí a mi habitación para cambiarme con una sonrisa incontrolable en mi cara. Tuve a Harry Styles cerca de perder el control.
Gracias a Dios, por los estúpidos pantalones.
—No puedo creer que esta sea tu idea de una cita. —Miré hacia el techo del Honnen Ice Arena por quinta vez, ahora desde mi espalda. Había estado en el suelo tan a menudo que el frío se había filtrado a través de mi chaleco, camisa y en mi piel. Por lo menos había llevado guantes adicionales en mis dedos. Harry rió, tirándome hacia arriba una vez más.
—Creo que es una muy buena manera de ponerte de espalda.
—Ja. Ja. —Mis pies se deslizaron de debajo de mí, pero él tenía un agarre lo suficientemente firme para sostenerme en pie. Era la primera vez en sus brazos que no pensaba en quitar su ropa—. No puedo creer que encuentres esto divertido.
Me condujo hacia la meta y se aseguró de que me encontraba estable antes de patinar a mi alrededor. —Este es el lugar en el que vivo. Todo lo demás es solamente respirar para salir adelante.
—Así que, ¿básicamente me trajiste aquí para impresionarme?
Él patinó hacia atrás, lejos de mí, su sonrisa atrayéndome como ninguna otra cosa podría. —¿Funciona?
—Está haciendo doler mi trasero.
Su risa resonó por toda la sala vacía. Patiné unas cuantas yardas, olvidando mi posición precaria y me perdí observándolo. Se volvió tan rápidamente, que no podía creer que no se cayera, y partió de nuevo hacia mí. Era cierto: aquí es donde él vivía, no solo existía. Había una vitalidad en él que no existía en otro lugar que el hielo.
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Cambios
FanfictionTres golpes pueden cambiarlo todo... "Ella lo sabía. Ese es el por qué mamá no había abierto la puerta. Ella sabía que él estaba muerto." Veinte años como hija de un militar y Ember Howard también lo sabía. Los soldados en la puerta signifi...