Mi endemoniado amor - Cap 4.

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Ese mismo día el peliplata se había quedado en su cuarto, no deseaba salir y tampoco encontrarse en su camino a Dante quien lo observaría de mala manera.
Habrán pasado las horas, observó el despertador posado sobre la mesa de noche que marcaban las 00:09 pm. Volvió los ojos hacia la vista que daba su ventana, la luna brillaba de pleno con las estrellas lejanas y brillantes cómo pequeños cristales en el cielo sin nubes. En lo único que podía pensar en ese momento era en él, en.

Dante...

Resonó aquel nombre en su mente. En su figura delgada de musculatura plana, en sus cabellos blancos, esas facciones tan delicadas, su nariz recta y en sus labios deseables esculpidos delicadamente. El hombre perfecto salido de un cuento de hadas.
-Esto es ridículo-rió con amargura posando la almohada sobre el rostro.
Oyó que se abría la rechinante puerta del cuarto de Dante y luego pasos. Su corazón comenzó a latir a gran velocidad al sentir aquellos pasos acercarse a su cuarto pero estos siguieron de largo.
Soltó un suspiro calmando su acelerado corazón, abandonó el cuarto y penetró el pasillo de puntillas para no ser oído, se asomó por las escaleras y pudo ver que Dante se ponía la gabardina y abandonaba la agencia, Nero aprovechó aquella oportunidad y fue a la cocina en busca de comida.
En ese momento Dante estaba en el bar bebiendo algunos tragos tranquilamente cuando derepente imágenes titiritaban en su cabeza, veía a Nero con el rostro sonrojado, sus bajos pero dulces jadeos, sus labios nombrarlo.

Dante....

Oyó su dulce voz retumbar c9mo eco en su cabeza, cerró los ojos soltando un suspiro odiandose a si mismo por haber hecho tal locura.

No puedo creer que he llegado a ese punto.

Se dijo así mismo torciendo el gesto.

No deseo que Nero piense en mi de esta forma, no quiero que se enamore de mi pero....

Abrió los ojos y observó su vaso lleno de whisky.

¿Por qué me siento de esta manera al pensar en esto? Acaso.....

-No-dijo negando con la cabeza-no puedes, has hecho una promesa.
-Vergil-musitó hundiéndose de hombros.
Mientras el peliplata de Nero estaba comiendo el último trozo de pizza que había dejado Dante en la nevera, al menos se apiado de él.
-Dante me matará por comerle el último trozo de pizza-comentó hundiéndose de hombros.

¿Por qué sigo pensando en él?. Dante, Dante. Cada vez que digo su nombre siento cosquilleo en mi estómago.

Se frustró y soltó un quejido bebiendo de la lata de gaseosa.
Oyó la puerta de la entrada abrirse, por el asombro se ahogó con la gaseosa y cubrió con una mano su boca para evitar toser, trató de audizar sus oídos y pudo  oír la rasposa voz de Dante y de alguien más, parece ser de una mujer.

Otra vez.

Se dijo a si mismo rodeando los ojos, tragó la gaseosa y acercó a la puerta observando que se dirigían escaleras arriba.
-Estúpido-insultó frunciendo el ceño.
Subió las escaleras y entró a su cuarto cerrando de un gran golpe la puerta, se tiró en la cama y cubrió por completo con las sábanas todo su cuerpo, no lo había oído pero la puerta de su cuarto se abrió.
-Hey-llamó Dante.
-¿Qué quieres?-inquirió Nero despojando las sábanas del rostro para observarlo.
-Deja de hacer tanto ruido mocoso, estoy por tener sexo con una sexy mujer-dijo mostrando esa sonrisa de zorro viejo, la cólera de Nero aumentó.
-¡Haré todo el ruido que quiera!-ladró incorporándose.
-¿Estás de niño caprichoso ahora?-frunció el ceño Dante.
-¿Te importa?
El mayor se acercó a la cama, lo tomó de la muñeca y jaló hacia él.
-No deseas verme enfadado ¿Cierto?
Nero observó con el ceño fruncido sin apartar la mirada.
-Suéltame ahora mismo, maldito cerdo-gruñó entre dientes.
Lo lanzó contra la cama, por suerte impacto en algo blando, si hubiera sido la pared terminaría lastimado por el impacto.
-Mocoso malcriado-maldijo cerrando la puerta de un gran golpe.
-Ojala que no se te pare viejo puto-maldijo entre dientes.
La mañana llegó, Nero se levantó observando su muñeca roja, lo había tomado con bastante fuerza.
-Maldito idiota-maldijo entre dientes.
Se vistió y abandonó el cuarto para dirigirse al baño, observó que Dante salía de su cuarto llevando solo bóxer, iba en dirección contraria a él.
Cruzaron sus caminos apenas rozándose, un roce muy frío. Ninguno de los dos iba a renunciar a su orgullo.
Esa misma tarde Nero decidió ir a tomar un poco de aire.
-Hola Nero-saludó Kyrie sentada desde una banca del parque, Nero alzó los ojos hacia ella y regaló una sonrisa-¿Cómo has estado?-preguntó invitándolo a sentar.
-Bien-respondió sentándose a su laeo-¿Y tú?
-Bien-respondió-¿Cómo te esta yendo en el local?

Mal, deseo golpear a ese maldito vejestorio.

Pensó furioso.
-Muy bien-respondió forzando una sonrisa.
-Me alegra oirlo, espero que Dante no se pase de la raya contigo-tomó las manos de Nero-eres muy importante para mi-agregó por último llevando las manos hacia su pecho, Nero se asombró por la acción de ella.
-Nero-llamó-hay algo que deseo decirte-agregó por último desviando los ojos hacia un lado.
-¿Si Kyrie?-preguntó, volvió los ojos hacia él con un suave brillo.
-Yo....
Trataba de hablar pero al parecer se hallaba muy nerviosa y sonrojada, solo cerró sus ojos y depositó los labios sobre los de Nero quien se tensó por la acción repentina.
-Kyrie-nombró al apartarse de sus labios a la vez que la sostenía de los brazos.
-Nero te he querido decir esto hace tiempo. Realmente me gustas, me gustas mucho-confesó contemplando los ojos celestes del contrario, Nero de su parte ahora mismo tenía un carrucel en su cabeza y el cual no iba a detenerse aunque quisiera.
-Se que dirás que siempre me has tenido como una hermana pero....yo no lo siento así. Desde el primer día que llegaste a la vida de Credo, a la mía, sentíamos que debíamos protegerte. Al principio te sentí como un hermano, pero con el paso de los años al protegerme, al observarme, regalarme sonrisas sentí...sentí que te amaba.
Él solo se mantenía observándolo en silencio. 
-Esto es confuso, lo sé. Dejaré que lo pienses, tómate tu tiempo si es necesario-y  soltó sus manos-adiós Nero-se despidió depositando un beso sobre su frente.
Después de ese momento y varias horas volvió a la agencia todavía pensando en lo sucedido.

¿Kyrie enamorada de mi? Pero....¿Cómo no me he dado cuenta de ello?.

Pensó chocándose con alguien, alzó los ojos y observó que era Dante.
-Fíjate por dónde caminas-gruñó Dante de mala manera.
-Jódete idiota-gruñó Nero empujándolo con el hombro para seguir su camino, el cazador no se la iba a dejar pasar tán fácilmente así que lo tomó por el brazo y obligó a voltear.
-Suéltame ahora mismo-advirtió Nero entre dientes.
-No lo haré, estoy muy enojado contigo.
-¡Él único que debería estar enojado aquí soy yo por muchas razones estúpidas creadas de tu parte!-ladró Nero.
-¡Cierra la boca antes de que...

¡Te la coma a besos!

Pensó.
-¡¿Antes de qué?!-inquirió Nero-¿Crees que te temo?
Dante no respondió solo desvió los ojos hacia los labios rosas de Nero.
-¡Me desesperas mocoso!-ladró un furioso y desesperado Dante y soltó a Nero para ir en dirección a la cocina.

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