Mi endemoniado amor - Cap 1.

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Ciudad Fortuna poblado por mucha gente y protegida por la Orden de la espada, la cuál le interrumpirá el paso y acabará con todo aquel demonio que desee poner un pie dentro de la ciudad. Gracias también a un joven que dejaba caer la cabellera blanca sobre sus ojos como del mismo color del mar siendo reflejado ante el sol. Llevaba puesto una gabardina azulada, a los lados de los brazos adornaba el logo de la orden, un chaleco rojo detallado, unos pantalones azulados y unas botas marrones que por cierto iban a prisas en el camino. Era de llamar la atención de las mujeres que lo observaban encantadas, un joven adolescente de cabellos blancos, ojos celestes, era salido de un cuento de hadas, pero este joven no tenía tiempo o atención para fijarse que piensan los demás de su apariencia, estaba realmente en apuros ¿A dónde se dirigía?
Se detuvo y levantó la cabeza apenas al observar un cartel con letras luminosas que decía "Devil May Cry" volvió el rostro hacia la puerta, tomó el picaporte y empujó hacia el otro lado.
-Dante-llamó entrando, observó que el hombre se hallaba recostado sobre su asiento con las piernas extendidas cómodamente sobre el escritorio y de adorno una revista sobre su rostro, Nero al ver esto dibujo una mueca. Sabía que lo encontraría de esta forma, es un milagro que lleguen muchos encargos al local, y sin precaución se acercó al escritorio.
-Dante-volvió a llamar esperando respuestas que nunca llegaron de parte del cazador, frunció el ceño soltando un suspiro al ser ignorado, transformó su mano izquierda en un puño y golpeó con fuerza el escritorio-¡Dante!-soltó con fuerza.
El propietario del nombre se sobresalto casi cayendo de su asiento, la revista que llevaba encima salió volado a un lado dejando a muestra el adormecido rostro de este.
-Nene-nombró llevando una mano sobre su cabeza-¿Por qué gritas?-se quejó rascándose la cabeza.
Nero lo maldijo entre dientes aguantándose todos los insultos que deseaba soltarle.
-¿Qué sucede? Es raro verte por aquí-comentó acomodándose en su asiento.
-Sabes por lo que he venido-gruñó el peliblanco menor.
-Si has venido por el dinero que te debo, aún no lo tengo. Deberás esperar-dijo Dante.
-Era de esperarse de ti-comentó irónico el otro-he venido por el trabajo de cazademonios-agregó por último, Dante se asombró por tales palabras.
-¿Tú? ¿Trabajar para mi?-preguntó confuso, Nero sabía que no era el indicado al cuál pedir trabajo pero lo necesitaba y esta era su única escapatoria.
-¿Tus hermanos lo saben?-preguntó Dante.
-¿A que viene esa pregunta?-alzó una albina ceja el menor.
-No quiero oír griterios de tu hermana cómo se llame-exclamó Dante.
-Se llama Kyrie, no le digas así-dijo Nero entre dientes con el ceño fruncido.
-Ya, ya como sea. Si tengo problemas con ella, no me vengas a chillar luego de lo que suceda-dijo el viejo alzando los hombros a lo que Nero achicó los ojos.
-¿A qué te refieres?-su tono de voz sonaba desconfiado.
-Lo sabrás en cuanto venga a encabronarme-respondió Dante soltando una sonrisa divertida.
Nero levantó su brazo demoníaco ante Dante y apunto con el dedo índice.
-No te atrevas a poner un dedo encima de ella Dante Sparda-advirtió.
El amenazado rió por la expresión del chico.
-Sólo es una broma ¿No tienes sentido del humor?.
-¿Me aceptas o no?-inquirió Nero irritado.
Dante se levanto de su asiento y extendió una mano hacia él.
-De acuerdo-asintió.
Nero observó la mano y luego hacia el rostro de Dante con una ceja levantada.
-¿Es necesario?-preguntó con cara sarcástica.
-Oh, cierto-respondió Dante apartando la mano-Bueno, primero a lo primero.
Fue en busca de una escoba que tenía en el rincón del local, la tomó en sus manos y lanzó hacia Nero quien la tomó en el aire.
-A limpiar tu lugar de trabajo-dijo Dante señalando toda la sala.
Era una agencia pero con toda la basura que cargaba era imposible diferenciarlo de un chiquero.
-¡Oh vamos!-se quejó el menor-¿Por qué debo hacerlo yo?-exclamó algo enojado.
-Como nuevo cazademonios en la agencia "Devil May Cry" lugar en el cual trabajaremos debe permanecer limpio, no sólo para nosotros, sino también para la clientela-informó el cazademonios.
-¿Y tú no ayudaras?
-No, tengo algo más importante que hacer-respondió tomando su gabardina.
-¿Cómo qué?-preguntó Nero alzando una ceja
-Ir a tomar un helado de fresa, por ejemplo-respondió dibujando una sonrisa.
Nero lo observó con el ceño fruncido, soltó la escoba y se cruzó de brazos.
-No haré esto sólo-dijo firme.
-Mentira, te ayudare-rió Dante depositando su gabardina sobre su asiento. Tomó un plumero que se hallaba por allí (si, tenia productos de limpieza pero el muy vago nunca se digna a limpiar) y comenzó con las telarañas-¿Contento?-preguntó hacia Nero quien sonreía con satisfacción.
-Si-respondió.
Prosiguió con su trabajo que era limpiar el local y sobre todo del cual le llevaría mucho tiempo.
-Demonios Dante-se quejó Nero-¿Cómo puedes vivir aquí dentro?-preguntó levantando las latas de cerveza y ropa sucia.
-La última vez la había limpiado pero en pocos días volvió a ensuciarse-se excusó el viejo.
-Si, habrá sido hace años-comentó irónico el otro.
-Auch, eso dolió-rió Dante quien sacaba las telarañas y polvillo, mientras Nero levantaba la basura del suelo.

Que porquería.

Pensó quejoso el menor, sabía que el viejo tenía un haz bajo la manga, mientras se quejaba por ello algo llamó su atención y en ese momento maldecía ser tan curioso.
-¡No jodas viejo!-gritó Nero con cara de disgusto-ya es el colmo que hasta dejes tus hijos por la agencia-agregó por último tomando la escoba, con la punta de ella lo tomó y levantó para meterlo dentro de la bolsa de basura.
-Necesito descargarme de alguna manera-comentó Dante alzando los hombros y las manos.
-¡Pero tienes un tacho de basura hombre! ¡No seas asqueroso!-ladró.
-¿Me vas a criticar con todas las cosas que encuentres?-inquirió Dante llevando las manos a los lados de la cintura imitando estar enojado.
-Pero esto es un basurero hombre como no criticar-respondió Nero observando la expresión de cachetes inflados de Dante.
Pasado las horas ambos albinos habían acabado con la limpieza y eso al menor lo aliviaba.
-Al fin hemos acabado-dijo entre suspiro Nero observando el lugar resplandeciendo de tan limpio que se encontraba.
-Mierda, está todo tan reluciente que no puedo ver-comentó Dante entre risas-Gracias nene-agradeció soltando una sonrisa.
-Esto me dará un aumento del sueldo ¿No?-preguntó observándolo mientras pestañeaba varias veces, Dante no pudo evitar soltar una gran carcajada.
-Para nada-negó.
Volvió a reír al ver la expresión de pocos amigos de Nero por tal respuesta.

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