Capítulo 3

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Un mes luego de nuestra reconciliación, todo marchaba más que genial. Shawn me demostraba un cambio. Al principio sabía que le costaba, pero lo ayudé lo más que pude. Así que sí, ahora nos podíamos considerar una pareja como tal, y no podía creerlo. Me sentía orgullosa de aquel logro que hace algunos meses veía tan lejos, e imposible a la vez.

—Cielo.—sentí a Shawn llamarme, nos encontrábamos en la fila del almuerzo.—¿Quieres puré de patatas?

Asentí con una sonrisa.

—Por favor.—pedí mientras me perdía en la hermosa mirada de mi novio.

—¡Espera! Hay fideos de los que te gustan.—me advirtió antes de colocar una porción con el cucharón en mi plato. Lo miré sorprendida.

Consistían de unos fideos, pero no eran cualquier tipo de fideos, si no eran los mejores del planeta. Tenían una especie encima, la cual hasta el día de hoy no he podido decifrar cual es. Podría ser romero, orégano, eneldo... No tenía idea, pero eran lo más sabroso de este planeta.

—¡Si!—exclamé feliz.—Quiero una gran porción de ellos.

Shawn rió mientras depositaba mi ración en mi plato. Aplaudí contenta.

Avanzamos más en la fila hasta llegar a los acompañamientos.

—Mis papas felices serán acompañadas por un delicioso filete.—murmuró mientras lo depositaba en su plato. Reí mientras veía lo infantil que podía ser.—¿De qué te ríes?

—No puedo creer que tengas dieciocho y todavía pidas papas fritas que tengan una carita feliz.—respondí, mis carcajadas no podían ser detenidas. Shawn llevó una mano a su pecho, fingiendo estar ofendido. Imité a Shawn y coloqué otro filete pero ahora en mi propio plato.

—¿Qué me estás diciendo?—preguntó brusco, me asusté de inmediato.

—Y-yo...

Traté de articular algo, pero fue en vano. Mi novio comenzó a reír.

—Tranquila era una broma.

Reí falsamente, ya me veía con un nuevo golpe en la mejilla.

«Shawn ya no es el mismo de antes... Recuérdalo, Violet.»

Aquella frase me la repetía al ir a dormir y al despertar.

Shawn sacó un helado de postre y yo unas frutillas. Fuimos a la caja, donde la señora Cassidy Mcgraw se encontraba como siempre atendiendo a todos los estudiantes de manera amable.

—¡Violet, Shawn!—exclamó feliz.—¿Cómo han estado?

Sonreí levemente mientras dirigía mi mirada a mi novio y luego miraba a la señora.

—Hemos estado muy bien, a decir verdad.—confesé, y por primera vez en meses, sabía que esto era real.

—Bueno, déjenme ver que llevan y les cobraré.—rió levemente y examinó nuestras bandejas a medida que iba anotando.—Tu almuerzo, Shawn, sale seis dólares con noventa y cinco. Y el tuyo, Violet, cuesta cinco.

Saqué mi billetera mientras veía que Shawn me imitaba. Tomé su brazo y negué. Me miró confundido.

—Yo invito.

Saqué los once dólares y los noventa y cinco centavos y se los entregué rápidamente a Cassidy, quien nos sonrió de manera tierna. Me apresuré tanto, que Shawn no alcanzó a reaccionar.

—Muchas gracias, chicos. Que estén bien, ¡Hacen una muy linda pareja!—exclamó luego de que le agradecimos.

—Gracias, señora Mcgraw.—sonreí mientras me daba la vuelta con mi almuerzo en mano.

Sentí un pequeño toque en mi brazo, provenía de mi lado izquierdo.

—Se supone que yo soy el novio. Yo debería invitarte el almuerzo.—se quejó, pero no se veía enfadado, la sonrisa en su rostro lo descartaba.

—Deja los clichés y no seas tan anticuado. Disfruta de tu almuerzo.—reí mientras depositaba mi bandeja en una mesa disponible.

Tomé el tenedor y comencé a atacar mis fideos con ferocidad. Este platillo era igual que el vino, cada vez se ponía mejor.

—No te atragantes, Violet. No quiero tener que llevarte a la enfermería y darle una explicación a tu padre. Sabes que me da miedo.—me pidió algo nervioso. Fruncí el ceño.

Shawn tenía razón, él temía de mi padre. Y bueno, tenía justa razón en hacerlo, Michael Allen era un hombre con un gran corazón, pero podía transformarse en el mismo Hulk si alguien llegara a lastimar a su pequeña e indefensa Ranita. Si tan sólo supiera lo que Shawn me ha hecho, él estaría muerto.

—Lo siento, es que está delicioso.—mi acompañante rió mientras abría la lata de su Coca Cola y luego le daba un sorbo.

Sentimos a alguien sentarse al frente nuestro, Shawn suspiró.

—Hey, ésta mesa está llena, amigo.—sentenció fuertemente. Alcé la mirada y me encontré con Justin.

—Justin, queremos un tiempo a...

—¡No ahora, joder!—exclamó feliz. Fruncí el ceño.—El mes pasado, se escucharon gemidos del baño de chicas. ¡El director está furioso! Dijo que encontraría a los jóvenes propensos a intimar lo antes posible.

Shawn lanzó su tenedor en su plato. Rodé los ojos, molesta.

—¿En serio interrumpes nuestro almuerzo para contarnos que dos adolescentes calientes estaban tenido sexo en un baño?—bufé mientras cogía unos fideos y me los llevaba a los labios. Antes de comer, agregué.—Es una completa estupidez.

Mi novio carraspeó y se acomodó en su asiento.

—¿No... Saben quiénes son aún?—preguntó, se notaba preocupado, y no entendía porqué.—Es decir... Me refiero a que... ¿No hay sospechas?

Justin frunció el ceño y acomodó sus anteojos. Pronto se los cambiaría a unos lentes de contacto fijos.

—¿Por qué tantas preguntas, Mendes?—preguntó confundido nuestro amigo. Shawn se encogió de hombros.

—Solo curiosidad.

—Bueno, la verdad es que todos creen que es Amber. O Karen. Pero no se sabe quién es el chico.

Sentí a Shawn murmurar un leve mierda para sus adentros. No sabía qué le ocurría.

—Bueno, gracias por la información, Justin. Pero no la vamos a necesitar.

—Son unos aguafiestas. ¡Nunca nada interesante pasa en esta escuela! ¡Ésta es la maldita oportunidad!

Reí. Noté que me quedaba menos de la mitad de comida para finalizar. El momento más triste de todos, cuando lo mejor ya se está acabando.

¿Será que ésta etapa de Shawn y yo acabará al igual que mis fideos favoritos?

Tenía que averiguar porqué Shawn estaba tan nervioso con aquel tema...

Mendes, no te logro comprender a veces.

Who Says; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora