Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.

j e l l y

— Disculpe... -Dije, llamando a la chica encargada de servir la comida.

— ¿Qué pasa, linda? -Respondió, con una cálida sonrisa.

— ¿Podría darme dos gelatinas? Es que una es para mi amigo... se lo llevaron hace un rato, y a él le gusta mucho la gelatina, ¿ cree que por favorcito podría darme dos?

La chica me sonrió y me dio las dos gelatinas que le había pedido.

— Que las disfruten.

— Gracias. -Le sonreí.

Salí de la cafetería y caminé hasta llegar a la habitación de Tae, una vez ahí, me acerqué al guardia que estaba fuera de la habitación y me paré frente a él.

Levanté un poco la mirada, pues el guardia era más alto que yo.

— ¿Podría entregarle esto a Tae? Es que le gustan mucho, y no quería que se la perdiera.

— Tal vez más tarde, señorita.

— Pero más tarde se derretirá. Por favor, solo será un ratito. -Le golpeé con mi codo levemente, de manera amistosa.

— Aún no se ha tranquilizado del todo, podría ser peligroso para usted.

—  ¿Peligroso? -Reí.- Taehyung es un osito totalmente inofensivo, incapaz de matar una hormiga. Aparte, soy su amiga, Tae nunca me haría nada. Por favor, señor guardia, solo un ratito, ¿sí?

El guardia dudó un poco ya que entrecerró sus castaños ojos, pero segundos después, asintió y me abrió la puerta a la habitación de Tae.

Y después de pasar por esa blanca puerta, el corazón se me rompió en mil pedacitos.

Me destrozó ver a Taehyung en un rincón con los brazos y piernas encogidos sobre el pecho y la cabeza sobre sus manos. 

Inmediatamente, se levantó en cuanto me vio y se acercó a mí.

— Seol... y-yo... no me... no me tengas miedo, por favor.

— Claro que no, Tae. No tengo por qué temer, ¿verdad?

Negó repetidas veces con la cabeza.

Asentí y me acerqué a su cama, me senté y Tae hizo lo mismo después a mi lado.

— Te traje una gelatina.

Le acerqué la gelatina y vi cómo sus ojitos tristes de nuevo se iluminaban con solo ver la gelatina en mis manos.

— ¿Pa-para mí?

— Para ti. -Sonreí.

Tomó con mucho cuidado la gelatina y le quitó el envoltorio de plástico que tenía.

— ¡Rayos! Olvidé traer cucharas. -Dije con un poco de frustración.

Tae rió.

— Está bien, podemos esperar a que se derrita y tomarlo. -Sugirió.

— ¿Y qué haremos mientras esperamos?

— No lo sé.

Suspiré y me acerqué un poco más a Tae.

— Tae...

— ¿Qué pasa?

— ¿Estás bien?

— Lo sabía... me... me tienes miedo ahora. -Dijo, con voz temblorosa.

— No, no, no, no es eso, yo no me refería a lo que pasó... hace rato. Yo me refería a Jimin.