Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.

t h i n g s j u s t t h i n g s

Desperté con un dolor de estómago horrible. Esos que te dan en la mañana por el hambre.
Me levanté y fui hacia el baño a lavarme la cara, después bajé a desayunar.

Sólo estaba Yoongi en la mesa con su móvil en manos y un plato de cereal.

— ¿Dónde están mamá y papá? -Pregunté.

— Tenían una conferencia en Seúl, dijeron que era importante y se fueron muy temprano en la mañana.

— Ya veo.

— Haré una fiesta hoy, ¿no quieres quedarte en casa de una amiga o algo así?

— ¿Una fiesta? -Pregunté con el ceño fruncido.

— Mamá y papá no vuelven hasta dentro de tres días.

— Me quedaré aquí.

— ¿Segura? Habrá mucho ruido y sé que no te gusta eso.

— Sólo me encerraré en mi habitación.

— Si tú quieres.

Volvió la vista a su móvil y continuó con su cereal.

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Comía unas galletas con Yoongi mientras veíamos Netflix y tocaron el timbre.
Él se levantó del sillón en el que estábamos y fue a abrir.

Unos pocos minutos después volvió con Ji Hoo.

— Hola, Seolhyun. ¿Cómo has estado? -Saludó Ji Hoo.

— Bien. ¿Y tú? ¿Tratas bien a mi hermano?

— ¿A qué te refieres?

— ¿Son novios, no?

— ¿Ella sabe? -Le preguntó a Yoongi.

— Nos vio ayer y se enteró.

— Ya entiendo. -Respondió Ji Hoo.

— Seol, iremos a mi habitación. Sube el volumen de la televisión al máximo si no quieres oír ruidos. -Sonrió pícaro.

— Háganlo tranquilos, como si yo no estuviera.

— Si quieres. -Alzó sus hombros, sonriendo divertido y tomó de la mano a Ji Hoo y subieron las escaleras corriendo.

Suspiré.

De nuevo terminaba la película sola.

Después de un rato de ver la televisión me aburrió la película y apagué la televisión, tomé un post it y lo pegué en la puerta del frigorífico dejándole una nota a Yoongi.
Tomé un suéter de Yoongi que me encantaba por lo cálido que era y salí de casa.
Caminaría un rato.
Fui hacia un parque que me encontré después de caminar un largo rato y me senté en una de las bancas que había ahí.

Había ruido, porque claro, era un parque y en un parque hay ruido. Pero no había tanto ruido como en una fiesta o en una disco. Al fin y al cabo, era relajante.

Cerré los ojos.

Escuchaba niños gritando y jugando, padres persiguiendo a sus niños, pájaros andando en parbada dirigiéndose a algún árbol para dormir, los típicos chicos fitness que salían a correr de noche y eso es todo. Nada más.

— ¿Seolhyun?

Abrí los ojos y me encontré a un ricitos de oro frente a mí.

— ¿Me recuerdas? Soy Park Jimin, del orfanato.

— ¿Jimin? -Funcí el ceño.- ¡Oh! ¡Jimin! Ya te recuerdo. -Sonreí.

— ¿Me recuerdas entonces? -Se sentó a mi lado.

— Sip, te recuerdo, al igual que a tu amigo, Taehyung.

— ¿Te caía bien TaeTae?

— ¡Claro! Era un niño muy lindo. Supongo ahora también debe serlo.

— De seguro sí. -Suspiró.

— ¿No lo has vuelto a ver desde que salimos del orfanato?

— No, perdí contacto con él hace unos años.

— Qué mal. Lo siento, Jimin.

— Sólo supe que se mudó a Daeggu con su nueva familia.

— ¿Se mudó a Daeggu?

— Sí, un año después de nosotros. Después de eso, nada. No supe nada.

— Estoy segura que está bien, Jimin. No te preocupes. -Sonreí.

— Gracias, Seolhyun. -Sonrió también.

Después de estar platicando un largo rato con Jimin, se hizo tarde y necesitaba volver a casa.

— ¿Te veo mañana, Seolhyun?

— Dime Seol. Y sí, mañana te veo aquí. -Sonreí.

— Bien. -Sonrió también.- ¿Te acompaño a casa?

— Es tarde. Mejor vete.

— ¿Estarás bien?

— No vivo muy lejos.

— De acuerdo, cuídate.

Asentí y me despedí de Jimin con la mano, me di la vuelta y comencé a caminar a casa.
Bien, ciertamente quedarme hasta tarde en el parque no había sido tan buena idea.
Por donde vivía, las luces alumbraban poco y algunas ni siquiera funcionaban. Y, después de todo, el parque no quedaba tan cerca de casa. Creo que al final sí había caminado demasiado.

Me pareció ver una sombra detrás de mí, pero hice caso omiso ya que creí que mi mente lo estaba haciendo, porque tenía sueño y sólo quería volver a casa y dormir.
Caminé un tramo más y entonces la sombra apareció de nuevo. Comencé a caminar más rápido y aquella sombra también.

Entré en pánico. Y comencé a correr. Y la sombra también.

Había entrado en una calle oscura, como un callejón, y no veía nada. Pero la sombra ya no estaba.
Me detuve un momento en la pared y aspiré aire.
Comencé a caminar lento, mirando al suelo, aún intentando recuperar el aire.

Y entonces alguien me empujó hacia la pared, haciéndome caer.

Me cubrió los labios y golpeó mi cabeza contra la pared, comencé a ver borroso.

Grité y forcejeé pero de repente todo se volvió negro.