33.

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Metí la cuchara dentro de aquella gelatina de color rojo, y me percaté que había pasado ya bastante tiempo jugando con ella y que ésta se había derretido.

La dejé de un lado y me giré hacia la ventana. 

El sol se ocultaba detrás de las nubes, haciendo ver al cielo gris. 

— Seol.

Me giré hacia la entrada de la habitación, y ahí me encontré a mis padres parados en el umbral, aún sin cruzar la puerta corrediza.

Solo me limité a mirarlos.

Mi madre me dedicó una sonrisa.

— ¿Podemos hablar? -Preguntó mi padre.

— ¿Quién los dejó entrar?

— Tu doctor dijo que te haría bien tener visitas. -Habló mi madre.

— Pues me basta con las de Yoongi. -Aparté la vista.

— Hija, por favor, hablemos... -Mi madre se acercó a mi cama, y tomó mi mano.

La miré de nuevo enojada y alejé mi mano con brusquedad.

— Seolhyun, somos tus padres. -Dijo mi padre con voz grave.

— ¿Lo son? ¿Y dónde estuvieron los últimos años? ¿Escondiendo sus rostros porque les daba vergüenza la enfermedad de su hija? Déjenme decirles algo, la única familia que nunca me abandonó fue Yoongi. Él se quedó a mi lado, y me apoyó mientras ustedes se avergonzaban de mí.

— Hija, nosotros nos equivocamos, no supimos cómo manejar la situación... Pero hemos aprendido de nuestros errores. Y por eso estamos aquí, para arreglar las cosas. Para ser una familia de nuevo.

— Nunca debieron abandonarme en primer lugar. Pudieron intentar entenderme, y no alejarse.

— Tienes razón, nuestro error fue alejarnos y no intentarlo. Entiendo que estés enojada, y herida. Esto ocurrió por nuestra culpa, porque nosotros no te cuidamos como debimos hacerlo. Te entiendo, Seolhyun, soy tu padre, y por eso tu madre y yo estamos aquí, para pedirte disculpas y una segunda oportunidad.

Apreté la mandíbula.

Quería gritar.

Les tenía rencor a mis padres. Ellos me habían abandonado en el manicomio, sin embargo, sabía que eso no había sido su culpa. Ellos no tenían la culpa de que yo necesitara ayuda profesional.

Como también, de cierta manera, podía entender que se sintieran avergonzados de mis acciones y no apoyaran a su hija la psicópata.

— Es difícil para mí ahora. No puedo simplemente perdonarlos como si no hubiera sucedido nada, fue una etapa complicada para mí y necesitaba su apoyo. -La voz se me quebró.- Los necesitaba, necesitaba que me dijeran que todo iba a estar bien, que yo iba a salir adelante. -Dejé de mirarlos de nuevo.- Sin embargo, acabo de perder a la persona que más he querido en el mundo, y no puedo perder a nadie más.

Mi mamá comenzó a llorar y me abrazó, mi padre imitó su acción. No pude resistirme más y yo también los abracé, mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

— Lo sentimos tanto, Seol. -Dijo mi madre entre lágrimas y sin soltarme.

— Ya no te volveremos a dejar sola. -Dijo mi padre.

Me aferré más a ellos.

Los había extrañado.

¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶

— Por tu sonrisa puedo deducir que mi plan funcionó. -Dijo Jimin entrando a mi habitación.

Lo miré y fruncí el ceño.

— Eres un odioso algunas veces.

— Puede que sí, pero ahora hiciste las paces con tus padres, y eso es bueno.

— Así parece.

Jimin sonrió y se sentó en el borde mi cama.

— ¿Qué te parece si vamos a caminar?

— ¿Lo dices en serio? -Pregunté, dudosa.

— Sí. -Sonrió.

— ¿A qué se debe ese buen humor? Nunca quieres dejarme salir.

— Sola. No te dejo salir sola, pero sí puedes salir, si estás conmigo.

— De acuerdo. -Asentí y me levanté de mi cama.

Salí de la habitación primero, y luego Jimin salió detrás de mí.

— En unos días me iré a Seúl. -Lo miré.- Un hospital me ofreció trabajo ahí, y es una oportunidad que no puedo desperdiciar.

— ¡Vaya! Eso es genial. ¿Y por qué no estás brincando de emoción?

— No lo sé. Estoy feliz por esto, pero siento que no puedo irme de aquí.

— Tal vez tienes miedo. Ya sabes, de conocer nuevas personas, es otra ciudad.

— Tienes razón, quizás es por eso. -Suspiró, no se veía muy confiado.

— Si no quieres ir, simplemente no lo hagas.

— No puedo desaprovechar una oportunidad así.

— ¡Entonces ve! ¿Por qué es tan difícil para ti decidir? Digo, Seúl es una gran ciudad, y sé que conocerás gente agradable. -Le mostré una ligera sonrisa.

— Pero no podía irme sin antes... darte el alta. -Me sonrió.

— ¿Hablas en serio?

— Así es.

Sonreí sin poder creer que finalmente podría irme y abracé a Jimin, aún manteniendo mi sonrisa. Él correspondió mi abrazo.

— ¡Gracias! -Exclamé feliz.

Solté a Jimin y él también me sonreía.

— No hay de que. Aunque tendrás que seguir tomando tus medicamentos y venir a chequeos mensuales. Pero básicamente al fin serás libre.

Sonreí de nuevo.

Por fin iba a dejar los hospitales atrás.

— ¿Qué harás en cuanto salgas? -Preguntó Jimin.

Lo pensé unos segundos.

— Tal vez escribir un libro. -Dije con una sonrisa pícara.

— Me encantaría leerlo.

— Te enviaré una copia cuando lo escriba.

Ambos reímos.

Estábamos a punto de cumplir nuestros sueños.

Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora