Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.

r o s e s

Después de esa charla entre Tae y yo aquella noche, nos volvimos más unidos que nunca.
Algo así como mejores amigos.

Y es que Tae después de esa noche volvió a hacer el mismo niño que siempre había sido.
Y yo la misma chica amargada.
Al final, ambos nos queríamos así de locos. Por algo la razón de nuestra estadía ahí, ¿no?

De igual forma, ninguno de los dos volvió a tocar el tema de Ji Soo y lo que hizo Tae y por qué estaba ahí.
Como también no volvimos a hablar acerca del por qué de mis lágrimas esa noche.

Después de hacer esas promesas, ambos volvimos a nuestras habitaciones.
Yo por mi parte no dormí, me quedé pensando un poco acerca de Ji Soo, pero supongo que por su parte, Tae sí durmió, puesto que se la pasó todo el camino a nuestras respectivas habitaciones diciendo que estaba cansado y tenía sueño.

— ¡Seol!

— ¿Mh? -Miré a Tae, quien tenía su cabeza sobre mis piernas.

— ¿Recuerdas la flor de la que te hablé hace 2 meses? 

2 meses habían transcurrido desde que estaba en el hospital psiquiátrico, el tiempo había pasado demasiado rápido. Ya me había acostumbrado a aquel lugar sin vida y lleno de locos sin alma. A excepción de uno, Kim Taehyung.

— ¿El tulipán?

— ¡Sí, sí, ese!

— ¿Qué pasa con la flor?

— Ha florecido. Y no sólo una, ¡hay muchas!

— Ya veo, tal vez deberíamos ir a verlas después. -Sonreí.

— ¿Por qué no ahora?

— Porque me da pereza, Tae.

— ¡Vamos Seol, sólo caminaremos un poquito!

— No lo sé... está muy lejos.

Formó un mohín con sus labios y levantó su cabeza de mis piernas para mirarme con el ceño fruncido.

— Vale, vamos. -Reí.

Me sonrió y seguidamente se levantó del piso, me tendió la mano, la tomé y comenzamos a caminar.

— Espera Seol. -Se puso enfrente de mí, deteniéndome el paso.

— ¿Qué ocurre, Tae?

— Cierra los ojos.

— ¿Para qué? ¿Y si me caigo?

— Confía en mí.

No respondí, solo me limité a mirarlo.

— ¿No confías en mí? -Formó un mohín.

— Claro que sí, solo no me dejes caer. -Esbocé una ligera sonrisa.

— Entendido capitana. -Dijo, devolviéndome la sonrisa. 

Tae se colocó detrás de mí y cubrió mis ojos con sus dos manos.

— Confía en mí. -Me susurró al oído.

— Confío en ti. -Murmuré.

Comenzamos a caminar lento, sin ninguna prisa. Al fin y al cabo, teníamos todo el tiempo del mundo.

Después de caminar por un rato a paso de tortuga, Tae se detuvo aún sin quitar sus manos de mis ojos.

— Cuando diga tres, abrirás tus ojos.

— Está bien. -Reí.

— Uno. -Movió ligeramente su mano.- Dos. -Podía ver algo verde al final, supongo eran las plantas.- Tres. 

Tae removió por completo sus manos de mis ojos, y una fresca brisa revolvió mi cabello, una mariposa voló justo sobre mi hombro y vi aquellos tulipanes que habían florecido muy bien.
Era un muy bonito paisaje, como para sacarle una fotografía, enmarcarla y guardarla por siempre.

— Esto es muy bonito... -Le dije a Tae mirando los tulipanes.

— Lo sé, por eso quería mostrártelo. - Me sonrió.

— Gracias. -Lo miré.

— ¿Por qué?

— Por mostrarme el mejor paisaje que pude a ver visto en mis 23 años de vida en un lugar tan horrible. -Le sonreí.

— Yo ya vi el mejor paisaje de mi vida.

— ¿Ah sí?

— Sí, y fuiste tú.