Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.

w h o i s h e ?

— No quiero que te vayas. -Formé un mohín y me aferré más a la espalda de Yoongi.

— Ya no se permiten las visitas, Seol. -Rió.

— Quédate conmigo.

— No puedo.

— Yoongi...

Me hizo soltarlo y tomó mi rostro en su manos. Mirándome a los ojos.

— Vendré más seguido, Seol. La próxima vez, te traeré un libro y mucho chocolate, ¿qué dices?

— Suena convincente, pero no tanto.

— Ya me tengo que ir. -Rió.

— Pero no quiero que te vayas. -Lo abracé.

Me correspondió el abrazo y besó mi frente.

— Trataré de venir lo más seguido posible, te voy a extrañar mucho Seol. Cuídate. Te quiero.

Volvió a besar mi frente para luego irse.
Las visitas se habían terminado, había pasado el día entero con mi hermano, el cual no veía desde hace ya unos meses.

— Yo también te quiero. -Susurré.

Decidida a volver a mi habitación, me di media vuelta y me encontré con aquellos ojitos castaños, que no lucían tan alegres como siempre.

— ¡Oh, Tae! -Me acerqué a él pero salió corriendo, evitándome.

Me quedé inmóvil ante tal acción, Tae nunca me evitaba, ciertamente no lo había visto en todo el día pero mi hermano, al cual no veía hace varios meses, era más importante que Taehyung en estos momentos, con Taehyung compartía todos mis días, con Yoongi no.

De seguro estaba algo sensible porque no estuve con él hoy.

Ya se le pasaría después.

O eso creía.

¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶ ¶

— ¡TaeTae! -Me senté a su lado derecho.

Taehyung ni siquiera me miró, siguió jugando con la hormiga que tenía andando en su mano izquierda.

— ¿Holaaa? ¡Llamando al mundo de Taehyung! -Hundí mi dedo en su mejilla.

— No me toques.

Fruncí el ceño confundida ante tal brusca y seca respuesta por parte de Taehyung.

— ¿Qué pasa?

No respondió.

— Tae, ¿qué ocurre?

Se levantó de la banca en la cual estábamos y se fue.
Ni siquiera me miró, solo se fue.

Y así estuvo dos semanas enteras, ignorándome, evitándome y lastimándome.
Porque me dolía perder a mi único amigo ahí.
Ni siquiera me miraba, cuando me acercaba a él se iba dejándome sola, y lo peor de todo, es que ni siquiera sabía el por qué de su comportamiento.

Necesitaba de sus chistes estúpidos, de sus idioteces, de sus temas de charla más aburridos que la clase de formación cívica y ética, y sobre todo de su compañía.

Me sentía sola, y no quería seguir sintiéndome así.
Así que después de dos malditas semanas con Taehyung ignorándome, decidí ir a su habitación a altas horas de la madrugada.

Abrí lentamente la puerta de la habitación de Taehyung y lo vi sentando en el rincón de la cama mirando a la nada.

Se giró hacia mí y me miró.
Taehyung no tenía la misma mirada alegre que siempre llevaba encima, ni aquella mirada triste que había visto cuando habló de Jimin, no parecía un niño como siempre, estaba completamente serio.

— ¿Qué haces aquí? Es tarde.

Su voz gruesa sonaba tan ruda, no parecía Taehyung.

— Lo sé. -Respondí entrando a la habitación y cerrando la puerta.

— ¿Entonces?

— ¿Por qué has estado evitándome?

— Y todavía lo preguntas. -Rió burlón.

— Lo pregunto porque no lo sé.

— Vete de aquí, Seolhyun.

— No me iré hasta que me respondas. ¿Qué cambió? Todo estaba tan bien entre nosotros, entonces ¿qué pasó?

— ¡Me mentiste!

— ¿De qué rayos hablas, Taehyung? No entiendo.

— Me mentiste como lo hizo Jimin... -Susurró.

Me acerqué a él algo temerosa y coloqué mi mano en su rostro.

— ¿Qué fue lo que hice?

— Dijiste que no tenías novio, y de la nada un chico te besa la frente y te abraza y me olvidas y te vas con él.

Tae estaba triste.

Le aterraba quedarse solo, como a mí.

— ¿Te refieres al chico pálido del otro día?

Asintió.

— ¿Quién es? -Preguntó con intriga.

— Es mi hermano. -Respondí mirándolo a los ojos.

Hubo un largo silencio, ninguno decía nada, y yo aún tenía mi mano sobre el rostro de Taehyung.

— Perdón. -Habló después de un rato.

— ¿Perdón por qué?

— Por ignorarte.

Y me abrazó.

Me envolvió en sus fuertes brazos y acurrucó su rostro en mi cuello.

— Me hacías falta Seol, no me gusta estar solo. Me aterra despertar y que ya no estés ahí. Que me abandones.

Enrollé mi mano derecha en la nuca de Tae y mi otra mano la llevé hacia su sedoso cabello.

— No te abandonaré, somos amigos. ¿Lo olvidas?