Psychiatric. ➳ Kim Taehyung.

b r o t h e r

— ¿Kim Seolhyun? -La enfermera entró en mi habitación, irrumpiendo mi tranquilidad.

Asentí.

— Tienes una visita.

¿Una... visita?

Fruncí el ceño algo confundida, preguntándome quién venía a verme.
Los únicos que sabían de esto eran mis padres, Jungkook y Ji Soo.
¿Quién vendría a verme?

Me levanté algo insegura de mi cama y salí de la habitación justo al lado de la enfermera.

— ¿Quién viene a... verme?

— ¡Seolhyun!

Y sin siquiera voltear para ver de dónde provenía aquella voz, supe de quién era. A quién pertenecía.

Me quedé como piedra parada ahí, sin poder moverme o tan siquiera respirar.
La respiración se me cortó y sentí que me moriría ahí, y las lágrimas no tardaron en hacerse presentes sobre mis mejillas ahora húmedas.
Ni siquiera noté cuando la enfermera se fue.

— Sigues siendo una bebé llorona.

— Yoongi...

Se acercó a abrazarme y rodeó mi cintura, escondió su rostro en mi cuello y lo tomé por la nuca.

— Te extrañé. -Sollocé.

— Yo también, Seol.

— ¿Sabías que te odio?

— ¿Sabías que te odio mucho más?

Nos separamos con una sonrisa impregnada en las bocas de ambos.
Había extrañado a este chico.
Había extrañado a mi hermano.

— ¿Cómo has estado? -Pregunté sorbiéndome los mocos que había acumulado al llorar.

— Muy bien. ¿Qué hay de ti, perra?

— Pues ya ves morro, estoy aquí. ¿Cuán bien podría estar estando aquí?

— Estar estando. -Se echó a reír.- ¿Acabas de escuchar la estupidez que dijiste?

— ¿Te has mirado al espejo? Estás más feo que antes, no sé.

— ¿Te has escuchado? Cada vez que te escucho me doy cuenta de que tienes voz de pito.

— ¡Te odio! -Reí.

— ¡Yo más!

Pasó su brazo por mis hombros y caminamos hacia los mesa bancos del patio.
Yoongi se sentó enfrente de mí. Y me miró serio.

Yo ya sabía qué significaba aquella mirada cargada de seriedad y duda.

— ¿Y bien?

— ¿Y bien?...

— ¿Por qué no me dijiste?

— ¿Decirte qué?

— Que estabas aquí.

A pesar de que ya sabía qué era lo que quería saber, me puse nerviosa e intranquila.
Yoongi era alguien difícil de engañar, lo conocía desde los 8 años. Había vivido 15 años con aquel chico frío, que era a la vez cálido, que también era un estúpido idiota sin sentimientos más que por su novio.
No podía mentirle, sabía cuando mentía, había sido mi cómplice para escaparme varias veces de casa, confiaba en Yoongi más que en cualquier otra persona, aunque no fuéramos hermanos de sangre; porque yo era adoptada; aunque confiara ciegamente en Yoongi, tenía miedo.
Miedo de decirle lo que hice y que no me acepte como lo hicieron mis propios padres, que realmente eran los padres de Yoongi, tenía miedo de que la única persona a la que en verdad quería me dejase como todos lo habían hecho.

— Me enteré por Jungkook. Papá y mamá todo el tiempo evadieron el tema. Por eso vine a verte, para que me contaras la verdad, Seol, sabes que yo siempre te creería a ti antes que a nadie, eres mi hermanita menor. -Me sonrió comprensivo.

Yoongi sabía la obsesión que tenía por el chico llamado Jeon Jungkook, se había hecho su amigo para que Jungkook y yo fuésemos algo; cosa que no pasó, claramente.
Tenía dos opciones: decirle lo que había pasado con Jungkook, o mentirle acerca del por qué estaba ahí.
Al final, opté por la primera opción.

Le conté.

Me volví especial de nuevo con él al contarle mi secreto.

Y solté todo lo que llevaba dentro; el odio, la rabia y el dolor, que llevaban atormentándome hacía ya varios meses.

— Y lo peor de todo, Yoongi, es que no me arrepiento de haberlo hecho.
Sé que pudo morir y todo eso, pero realmente lo quise y verlo con alguien más... simplemente... me destrozó.

— Te entiendo Seol, tranquila.

— ¿Ya no me quieres como a una hermana menor? -Inconscientemente formé un mohín.

— ¿Pero qué dices? Claro que te quiero, no me importa lo que hayas hecho, sigues siendo mi hermana menor que llora por todo.

— No sé si quererte u odiarte. -Reí.

— Yo te quiero.

— Lo sé, idiota.

Me sonrió.

— Antes de que se me olvide, te traje chocolate!

— ¿¡En serio!?

— En serio.

Dejó varias barritas de chocolate sobre la mesa y las tomé de inmediato.

— Una, dos, tre-

— Son cinco.

— ¡Son cinco!

— Son cinco. -Rió.

— Oye... -Hablé después de unos cortos segundos.- ¿Puedo hacerte una pregunta? -Abrí la envoltura del chocolate.

— Claro.

— ¿Cómo ha estado Jungkook? ¿Sigue con Ji Soo? ¿Y su hermano? ¿Cómo está su hermano? ¿Qué hay de su madre, está bien?