[5] Marcado

5K 323 86
                                    


—No creo que en alguna próxima vez, su Santidad se quede de brazos cruzados.

Era agotador. Molesto tal vez. Recibir un sermón tan largo como la que Shion le dio desde la mañana por lo ocurrido aquella noche en que Leo y ella se habían escapado de la cena, aunque para Alhena fue tranquilizante que Regulus no hablara de lo ocurrido con el señor Aspros, tal vez para bien de ellos o para evitar un problema entre la autoridad máxima y un guerrero de élite. Felizmente desde esa noche no lo volvió a ver, y eso fue hace unos tres días con exactitud.

—¿Cómo crees que deba comportarse la nieta del mejor amigo del señor Sage? —preguntó ella dejando regar las flores que según le había dicho el Patriarca pertenecía al lugar donde la diosa Athena visitaba constantemente, pues estaba a un lado de su templo.

—Con lo que haces es un ejemplo.

—Me siento aburrida, las flores no es lo mío—bostezó bajo la fría brisa aunque no pudo negar que desde ese punto tenía una vista maravillosa de todo el Santuario—. Por cierto, hace unos días quería preguntarte algo—Aries asintió—, ¿qué hay en ese lugar?

El dedo delgado de la chica señalo a un enorme pináculo de piedra que tal vez estaba a una distancia muy prudente desde la Cámara del Patriarca.

—Es el Star Hill—contestó el joven de cabellos verdosos—, aunque desconozco relativamente que hay allí, solo sé que es el lugar privado del Patriarca, ningún otro puede ingresar.

—Se ve escalofriante—se frotó los brazos sin dejar de mirar dicho pináculo—, pero a la vez sorprendente. Este tiempo alberga cosas muy bonitas, es una lástima que en mi época todo esto solo sean simples ruinas

—¿Los extrañas?

—Más de lo que crees—musitó la menor dejando la regadera en el suelo—. Sigo creyendo que todo esto es nada más que una fantasía, que estoy delirando, o un sueño, o tal vez tuve un accidente y estoy en un proceso de coma. No lo sé.

—No me agrada verte así—el chico se sentó a lado de ella, ambos podían ver desde ese punto tan alto el hermoso paisaje de la diosa Athena—; ¿existe algo que podría hacer para ayudarte?, claro que, como devolverte a tu tiempo no es algo que este en mis manos, y si pudiera lo hubiese hecho.

Alhena miró a Shion regalándole una tierna sonrisa. Él era muy gentil con ella, tal vez el único amigo cercano que estaba muy atento a su persona aunque había algo que le estuvo molestando ese día en que casi vio la muerte pasar por sus ojos, ese hombre que la miró como si de verdad fuera alguien desagradable y por consiguiente la iba a lastimar.

No pudo ocultarlo. Ese hombre le generó cierto miedo.

—Me hace sentir bien teniendo a alguien con quien platicar aunque de cierta manera no me gustaría interferir en tus labores—contestó, se frotó la frente—. Eres un caballero, debes tener muchas tareas que hacer ¿no es así?

—Me agrada estar contigo, por eso me doy mi tiempo.

Alhena se sonrojó aunque intentó ocultarlo, había leído en muchos libros que los hombres de esa época eran tímidos y bellos con sus palabras a la hora de cortejar a una dama, algo muy diferente al mundo actual donde la elegancia, caballerosidad y fidelidad se vio opacada.

Sin embargo, Shion se dio cuenta que no estaban solos como creía dado que sintió el cosmos del hermano gemelo de su maestro, por ello se puso de pie y miró hacia la entrada del templo. La chica hizo lo mismo cuando notó el cambio de postura del joven.

—Shion de Aries, sabes que todos los caballeros tienen prohibido estar en este lugar.

—Lo siento su excelencia—se postró al suelo intentando mermar esa mirada fría y seria—; en seguida volveré a mis deberes.

[Finalizado] Giro del Destino [Temporada 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora