[15] Séptimo Sentido

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Caminó muy serio y preocupado. El hombre de cabellera rubia oscura se preocupó más de lo que imaginó pues habían librado una batalla con guerreros tan peculiares, no se defendieron ellos por lo que supuso de qué estaban burlándose de su ejército a mando.

No se quitó su sapuris pero estaba siendo incomodo que esa niña lo siguiera, o más bien intentara ejecutar acciones peligrosas como si fuera una guerrera. Apenas era una criatura, pero tal vez era culpa de Kagaho por no cuidar de sus propias mascotas.

—El maestro Hades debe de enterarse ¿no es así, señor? —aún le costaba aprenderse el nombre de uno de los jueces del Inframundo.

—Estamos siendo atacados, las fronteras deben tener mayor resguardo—Radamanthys caminaba por los pasillos oscuros del castillo de su señor, detrás no dejaba de seguirle la niña, quien no había dejado el casco que recogió en ese lugar de lucha—; el maestro Hades te reprenderá por husmear en lugares peligrosos. ¿Acaso no te lo han dicho las monjas oscuras?

—Solo quería observar, es que…—la niña se detuvo, algo no andaba bien y eso le incomodaba. El juez rubio se detuvo para mirar a la diminuta mujer—. Sentí como si me hubieran llamado, no lo sé, no sabría cómo definirlo, y pensé por un momento que era el señor Kagaho—la niña estiró las manos para entregarle el casco—. Me disculparé con el señor Hades, lo siento.

—Mavis, si tienes algo por decir, es mejor que comiences hacerlo.

—Temo que algo malo está por ocurrir, señor Radamanthys.

La niña se frotó los ojos, algo andaba mal con ella por lo que no pudo contener en quedarse de pie. La cabeza comenzó a darle vueltas como si hubiera dado círculos corriendo. El juez del Wyvern sujetó a la niña, un poco de preocupación se asomó por su rostro por lo que no dudó en llevarla consigo hasta el estrado de Hades.

Donde lamentablemente no se hallaba el dios.

—Se halla en los Elíseos—la voz femenina de la bella dama detuvo al rubio—. ¿Qué ha pasado con Mavis?

—Es lo que desearía saber, señorita Pandora—el hombre le entregó el frágil cuerpo de la niña, y luego se postró sobre el piso—; fue mi descuido, ella se presentó en el momento de un ataque, hemos tenido visita de seres que aún no hemos descifrado.

—Me preocupa que a pesar de tener al señor Hades, enemigos quieran cruzar nuestras fronteras.

—La niña dijo que alguien la había llamado, no sé a lo que se refería.

—Mavis es un oráculo, no tiene control de su poder pues no ha tenido entrenamiento—la bella Pandora cargó con suavidad a la niña, con mucha estima y cuidado—; sin embargo, lo que has dicho me preocupa, sigo sin entender porque el señor Hades sigue callado y encerrado en los Elíseos.

Radamanthys asintió también. No quería aceptarlo, pero ese nuevo contenedor de su dios no parecía otorgarle la seguridad y la tranquilidad que esperaba, parecía más amable y desinteresado en lo que ocurría, de alguna manera u otra no estaba siendo tan digno de un dios. Especialmente cuando en esos días las fronteras parecían decaer, pues era sabido que, desde la era del mito, el poder de Hades resguardaba todo su reino y territorios por lo que era un poco absurdo que, al tener a su dios con ellos, las cosas determinaban como si no fuera así.

—Señorita…

—Lo sé, es como si el viejo recuerdo del humano Alone estuviera volviendo—ella estaba nerviosa, de hecho, ya quería salir de allí y renunciar a todo eso—. Pero no tenemos más opción, es mejor estar aquí a ser visitados por esos seres.

[Finalizado] Giro del Destino [Temporada 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora