[II Parte]
—Ya no me duele—dijo la menor tras mover con normalidad su pierna—. Muchas gracias, de verdad señor Aspros.
—Si ya puedes caminar entonces vamos a buscar a los demás.
La chica asintió. Había amanecido, la tormenta pasó, aunque la niebla aún perduraba en aquel lugar, pero por lo menos ella se sintió mucho mejor, claro que no recordó que fue lo que pasó antes de dormirse y quien había estado a su lado, algo que Aspros decidió quitarle ese recuerdo para su mejor seguridad.
—¿Qué estás haciendo? —cuestionó al ver que la chica se había agachado para meter algo en su bolso.
—Me incomoda llevar el abrigo así que lo estoy guardando—contestó sin dejar de cerrar su pequeño equipaje—, la de usted pues..., se la devolveré cuando la lave señor.
—No hace falta, para eso están las vestales—volvió a usar la misma voz seria, más cuando le quitó a la chica su abrigo y se lo puso—. No está mojado ni desastroso como el tuyo, ahora deja de perder el tiempo y vamos a buscar a Sísifo y a los demás.
Alhena asintió un poco animada, no supo porque se sentía de esa manera cuando ayer casi le iba a costar la vida. Se limpió un poco el desalineado vestido que por lo menos trajo uno de reserva, agradecía infinitamente la dedicación de Catalina, y siguió en sumo silencio al gran hombre, si bien no era como su amado Shion, por lo menos supo que no le pasaría nada malo si estaba a su lado siendo obediente y silenciosa, por lo menos él no iría ser tal estúpido para atacarla.
Fueron horas la caminata que hicieron, sin señales de la presencia de los caballeros faltantes, y eso preocupó a la chica pues en determinado momento no supo si estaban dando vueltas en el mismo lugar o simplemente habían caído en una ilusión. Sin embargo, la bruma fue aumentando, inconscientemente, la chica se acercó al peliazul dado que temía que algo los atacara, más al sentir que estaban siendo observados.
—Señor Aspros—musitó la chiquilla pegando su espalda contra la del hombre, claro que él era tan alto que apenas lograba estar a tu nivel.
—Malditas brujas, no se cansan de jugar—frunció el ceño, jaló a la menor de manera tosca—. Óyeme bien, trata de concentrarte, si vuelves a tener miedo no sé qué cosas saldrán de esos árboles.
—No señor, no tengo miedo—no lo tenía, pero..., no estaba segura hasta cuanto iba a durar su valentía.
—Recuerda que estoy aquí, pero si me sacas de mi paciencia ya verás tú como salir libre.
La muchacha asintió, trató de concentrarse, pensar en un momento feliz para así no causar más ataques. Empero, la poca probabilidad de sentirse segura estaba perturbándola de tal manera que no sabía si era buena idea confiar en Aspros, y él por su parte esperaba que esa tonta no se le ocurriera mostrarse débil. La sujetó de los hombros para controlarla por si perdía la razón.
Más lo esperado se dio. Aspros frunció el ceño al ver que una masa de niebla intentó provocarlo, ese era el espejismo que las pitonisas usaban para enloquecer a sus víctimas.
—Recuerda que tú solo tienes el poder de controlar tus propios pensamientos y miedos—pasó su mano por los ojos de la menor. Supo que esas locas iban por ella—. Dame un espacio para elevar mi cosmos.
Alhena estaba decidida a colaborar, demostrar que era una chica fuerte y que todo lo podía si sabía qué hacer exactamente. Crispó sus puños y vio varias sombras, un intenso poder era lo que sentía palpitar dentro de su corazón, algo dentro de sí le quemaba y como nunca supo que iba a emerger.
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[Finalizado] Giro del Destino [Temporada 1]
Fiksi Penggemar¿Te imaginas que un dia para otro tu vida cambie? Esta es la historia de una joven que fue transportada al mundo de Saint Seiya con el fin cambiar el destino de un mundo distinto al que conoció. Viajando tres siglos al pasado conocerá que la existen...