[Finalizado] Giro del Destino [Temporada 1]

[26] Desaparecido

Alzó los brazos muy convencida de que estaba lista para evadirlo, no había mejor manera de aprender a dotarse de sus propias habilidades después de una muy larga charla mental con Asmita de Virgo, desde luego que tuvo que salir corriendo de Aries a muy temprana hora, algo que odió mucho pues estar entre los brazos de Shion fue su mayor placer. Sin embargo, Catalina y Asmita le habían mandado muchas indirectas de su trato con el ariano, que no era buen momento para realizar acciones de ese calibre, más cuando en el Santuario se había lanzado una “bomba” de chismes, y de la cual Aspros y Sísifo la retarían después.

Seguramente era mejor recibir un reclamo por parte de ellos que ser presa de un dictamen por parte de Sage, ella sabía bien que existía cosas que no podía hacer, en especial ahora que estaba siendo convencida de que Athena la había escogido para dirigir una guerra.

—No, no puedes estar huyendo de los ataques, Alhena—Deuteros había masajeado sus manos al ver que la chica no hacía otra cosa que esconderse detrás de algunas rocas—. Matarte no es mi intención, solo tienes que enfrentar el temor, emana tu cosmos.

—Es tan fácil decirlo, apenas e intento controlarlo—crispó sus puños intentando evocar ese calor que sintió al tratar de salvar a los niños de morir—; no puedo liberarlo.

—¿Asmita?

El rubio asintió al estar sentado y observando el entrenamiento que la chica estaba llevando a cabo con el gemelo menor. Había pasado toda la mañana para tratar de “ver” a través del cosmos que existía dentro de Alhena, pero solo llegaba a un punto donde su propio poder lo obligaba a salir, se lo comentó a Shion con un intento de poder leer la mente de alguien tan peculiar como ella. La cual por cierto sintió vergüenza en que el carnero leyera sus pensamientos y recuerdos tan extravagantes, fragmentos de su mundo y del cual Asmita le pidió no retener pues necesitaban buscar el indicio del porque no podía evocar sus propios cosmos.

Sasha tuvo un problema similar, pero la diferencia es que ella no poseía ese obstáculo que se alojó en el espíritu como para frenar sus poderes. La joven Athena pudo emanar su cosmos cuando fue una niña…, y fue precisamente con uno de los caballeros que aun esperaba su turno para entrenar a la nueva diosa: Kardia de Escorpio.

—En resumen, diría que el problema en Alhena es que alguien ha sellado sus poderes—contestó Virgo manteniendo su posición de loto—, la pregunta es porque y quien lo ha hecho.

—¿No sería el enemigo? —cuestionó la chica con agotamiento, intentó golpear a Deuteros, aunque sea un poco—; si yo fuera el enemigo buscaría la manera de sellar los dones de mi rival ya que…—ella corrió como una maratonista solo para lanzarle una patada en el tobillo al peliazul logrando hacerle perder el equilibrio, rápidamente se lanzó sobre él y sacó una daga—. Yo gano.

Deuteros asintió pesadamente al sentirse derrotado, la chica era poco proactiva con su cosmos, pero no podía negar que poseía agilidad e inteligencia para realizar sus propias tácticas de batalla. Él puso sus manos sobre las piernas de la chica para poder levantarse, seguramente si Shion los viera de esa manera se crearía un drama muy sonado y martirizante.

—No sé si esto sirva, pero…—ella como siempre era bastante distraída para darse cuenta en qué posición estaba sobre el hombre, soltó la daga y miró al rubio—. ¿El enemigo podría sellar tus poderes con algún uso de técnica o alguna arma?

—Depende de quién sea el enemigo.

—Es que algo me dice que ese sujeto que me estaba cazando en mi mundo pudo hacer algo, es decir, me hirió con un arma y me dejó marca en el hombro—se llevó una mano hacia esa zona de su cuerpo para descubrirla frente a los dos hombres—. El señor Sage y Shion dijeron que llevaré esa marca por toda la vida.