[21] Aquello que nos une

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A lo lejos se podía oír un sonido bastante irritante. Era un pitido como si alguien quisiera dar un aviso importante, como si alguien estuviera advirtiendo que no se olvidaran de las cosas. Perezosamente intentó no hacerle caso, pero el sonido era terriblemente molesto, otro sonido más y no pudo evitar alzar la mano y llegar hasta la mesa donde un objeto pequeño había sido causante de ese malestar auditivo. Sin embargo, la persona que estaba acostada en esa cómoda cama se levantó de una manera veloz, casi asustada se cayó de su lecho, pero logró ponerse de pie para ir corriendo hacia la cómoda que estaba al frente. Contuvo las ganas de gritar al darse cuenta de su propio aspecto, llevaba pijamas, había dormido en esa suave cama y estaba dentro de una habitación que claramente era la suya.

Su hogar antes de ir a aquel mundo.

El bullicio de la calle, el olor a humedad de la mañana y el pitillo de las alarmas de los autos hicieron que Alhena cayera de rodillas al suelo, sus ojos se abrieron de la sorpresa. ¿Qué había ocurrido? ¿Acaso era una especie de sueño?, sí, eso debía de ser, por ello no dudo en darse de bofetadas para despertar pues eso era lo que ella pensaba. Todo debía de ser un mal sueño.

—¿Acaso solo tuve un mal sueño? —se indagó muy temerosa, se quitó el pijama y se miró desnuda frente al espejo—. Yo no traía ropa, solo recuerdo que estaba frente a esa mujer y luego…

Cerró los ojos nuevamente. Su cabeza parecía querer explotarle, su mente se vio perturbada, así como su pequeño corazón. Volvió a darse una bofetada, luego otra y otra con el único fin de despertar, pero todo en cuanto pudo solo fue en vano. Había llegado a su verdadera realidad, su vida, su mundo, su existencia.

Y lloró amargamente porque no creía que todo eso se tratara de un sueño, de ninguna manera podía serlo dado que aun sentía ese malestar en el pecho, en definitiva, todo era parte de una horrible pesadilla. Pero no, no era nada más que una penosa realidad que ella misma veía.

—Solo fue un sueño. Ellos…, todo era parte de un sueño.

Se limpió las lágrimas conociéndose que era fantasiosa cuando se disponía a leer, y muy seguramente había perdido el juicio al soñar con su última lectura, la cual no recordaba con claridad. Alhena se puso de pie, miró el reloj y luego el almanaque para comprobar de que era sábado, su fin de semana para prepararse a salir de los deberes y empezar las vacaciones, eso equivalía a que debía de volver a casa junto a sus padres.

Sin embargo, en medio de su propio dilema personal, la chica se detuvo en lloriquear y martirizar su mente, pues algo dentro de ella estaba quemándole. Se tocó la garganta, tosió un poco, pero a la misma vez una fuerte comprensión en su abdomen no la dejaba respirar como si intentaran atravesarle el cuerpo con el único fin de matarla. Ante sus ojos, las cosas comenzaron a distorsionarse, a quemarse o hasta desvanecerse.

—¿Qué…me pasa?

Se desplomó sobre el suelo muy herida, su cuerpo comenzó a helar y con ello el perder sus propios sentidos.

Nuevamente todo quedó en una absoluta oscuridad. Su realidad se había alterado, se había dado cuenta de que estaba encerrada, tal vez, en sus propias pesadillas. Su cuerpo lo sintió más relajado como si estuviera acostada en un campo de bellas y fragantes flores, pudo sentir esa tranquilidad, pero también tuvo miedo.

“No vas a quedarte todo el día durmiendo ¿verdad?” oyó una voz en su mente, era bastante agradable un poco estricta pero agradable, al fin y al cabo. Alhena frunció el ceño, parpadeó y se vio sumida en otra realidad; el cielo oscuro decorado de infinitas estrellas provocaron que su corazón se relajara, no recordó cuando fue la última vez que vio algo tan bello como aquel precioso paisaje. Por un momento sintió tranquilidad mucho más al darse cuenta que la brisa fría era muy agradable, tanto que por un momento pensó en quedarse allí.

[Finalizado] Giro del Destino [Temporada 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora