Capítulo 7

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Prefería despertar en aquel lugar blanco en el que había visto mis marcas yokai por primera vez.

Odiaba tener que soñar y ver los escenarios más trágicos que mi mente me mostrara.

Y aún más si sabía que todo aquello corría el riesgo de volverse en realidad...

>>" Corría desesperadamente entre los arboles, lagrimas corrían por mis mejillas al escuchar familias enteras gritar piedad ante su enemigo, podía apreciar desesperación, tristeza y odio en cada voz.

Los gritos sonaban cada vez más cercanos a mi, sin embargo no podía ver nada que no fueran arboles y eso me hacía arder en impotencia.

"ayúdenos", "auxilio", "piedad, por favor piedad" 

Pronto comencé a visualizar llamas aferrarse a una aldea, mi corazón palpitó fuerte ante la ola de calor.

Desde que me había convertido todo lo que estuviera relacionado con el fuego y calor me llenaba de dolor.

Hacía a mi piel arder y a mi alma desfallecer.

Grité levemente dejando a mi cuerpo caer sobre el pasto.

Ni siquiera había entrado a la aldea y mi piel no podía soportar la intensidad de las llamas"

.... ....

Desperté con la respiración agitada, comenzaba a cansarme de tener sueños tan vagos y difusos. 

-Estúpidos sueños – susurré y cerré los ojos tratando de tranquilizarme, pero al abrirlos pude notar que no me encontraba en el mismo lugar que hace unos momentos, sino en una gigantesca cama.

Al voltear observé a un yokai con los ojos cerrados sentado en un sofá.

Me levanté y pude observar la habitación de una manera más clara; era hermosa.

Pero lo unico que pudo llamar mi atención en ese momento era el enorme balcón justo al lado de mi cama.

Observé a Sesshomaru dormir, pasando por su lado y entrando al gran balcón que me daba una perfecta imagen de la noche.

Observé a la luna y me recargué en el barandal, sabía que ella me escuchaba.

-No se qué hacer - volvi a suspirar y le sonreí, en realidad no tenia ni la menor idea de que hacer, era difícil tener esas pesadillas combinadas con otros tantos problemas, era un fiasco – ¿alguna idea? – baje un poco mi mirada y observe el paisaje, estábamos aproximadamente 5 pisos arriba y se veía un enorme jardín, y un limite que dividía ese jardín por nubes y mas nubes. Aún así; mi mente estaba totalmente concentrada en una respuesta que pudiera caer divinamente del cielo – ¿lo que sea?- mis esperanzas no cesaban, era imposible que la luna hablara ahí arriba.

-Pienso que no contestara –unos fuertes brazos me rodearon desde atrás en un cálido abrazo mientras yo me recargaba en el pecho de aquel poseedor de mis más hermosos sentimientos, le dedique una sonrisa, pero en un momento se borró. 

Voltee mi rostro hacía arriba, viendo su rostro desde abajo.

-¿No estabas dormido?- Hice un espacio y después proseguí. - este no es el castillo de la luna, es otro castillo – mi voz sonó un tanto triste, torpe y angustiada, en realidad no me agradaría que me hubiera escuchado.

-Te desmayaste, buscaba algo en ese castillo por lo cual llegamos a el primero, al momento de que te desmayaste te traje aquí, castillo del oeste. No creo que haya un problema con eso – tal vez no lo había, era cierto.

Las crónicas del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora